TRAS LAS ELECCIONES

Rajoy achaca la derrota de Montilla a la "impostura" de jugar a ser "pseudonacionalista"

Los populares consideran que Zapatero es el máximo responsable de la derrota y se congratulan del trasvase de votos del PSOE al PP.

Rosas rojas en Génova. Toda una metáfora previa a la intervención de Mariano Rajoy ante el comité nacional del PP, en la que analizó los "históricos" resultados que obtuvo su partido en las elecciones catalanas y que, a su juicio, se debieron en parte al trasvase de votos del PSOE al PP. El ramo, obviamente, fue para Alicia Sánchez-Camacho, que recibió el elogio unánime de la cúpula popular.


Para Rajoy, el culpable de la debacle de los socialistas en Cataluña es José Luis Rodríguez Zapatero. El líder del PP responsabilizó al presidente del Gobierno de ir contra los propios votantes socialistas al "disfrazarse" de "pseudonacionalista o de nacionalista", un gesto que "no demandaban" los votantes del PSOE. Además, Rajoy acusó a Montilla y a Zapatero de "renegar" de todo lo que habían hecho en Cataluña en los últimos años. "Las imposturas se pagan en la vida, y también en política", remachó.


Aprovechó esta reflexión para insistir, una vez más, en la necesidad de adelantar las elecciones generales. Empleó un argumento conocido, "el hartazgo de los ciudadanos" de las políticas socialistas, pero aderezado con los datos de las urnas. "Los ciudadanos castigan, y hacen muy bien, a los malos gobiernos y el tripartito no fue bueno para los intereses de Cataluña".


El líder opositor tradujo en clave de política nacional el flamante éxito en Cataluña. Enfatizó, por ejemplo, que el PP se quedó a seis puntos del PSOE, mientras que hace cuatro años la distancia fue de 19 puntos. En este punto, Rajoy declaró abiertas de par en par las puertas de su partido. "Aquí caben todos los que quieran", acotó, y para negar que exista una desafección del ciudadano hacia la política en general.


Candidatos jóvenes

Además de todas estas consideraciones, los resultados en Cataluña sirvieron a Rajoy para afianzar la decisión que tomó de "centrar" y de rejuvenecer al partido en sus cuadros de mando, sobre todo en aquellas autonomías donde sus dirigentes ya se sentían cómodos en la derrota. Este paso, criticado desde algunos sectores populares en el convulso congreso de Valencia de 2008, se afianza con el avance de Alicia Sánchez-Camacho, la mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijoo en Galicia y el papel determinante de Antonio Basagoiti en el País Vasco. "Ha quedado demostrado que los cambios que se plantearon -en alusión al cónclave valenciano- eran unos cambios que han sido útiles".


No todos piensan igual. Esperanza Aguirre, antes de la reunión, se preguntó qué tenían que ver los resultados de Cataluña con el congreso de Valencia.