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Los 'populares' creen que Rajoy va a adelgazar la cúpula del PP

El reparto de cargos en el grupo parlamentario hace pensar a los dirigentes que su líder proyecta una dirección más reducida.

Mariano Rajoy cambiará el modelo organizativo de la cúpula 'popular' en el próximo congreso y establecerá una dirección completamente distinta a la que existió en la pasada legislatura y diferente de la que planteó José María Aznar en el congreso de Sevilla en 1990. Los dirigentes 'populares' creen que el líder adelgazará el peso político, la envergadura y la organización del equipo de la calle Génova (sede central del PP) para que el protagonismo y toda la fuerza de la oposición residan en el grupo parlamentario.


Los distintos parlamentarios consultados deducen que el reparto de cargos en el grupo parlamentario es el primer síntoma de que "se va hacia un partido pequeño". La dualidad que se dio en los últimos cuatro años, con portavoces sectoriales casi siempre distintos en el partido y el Congreso, vino obligada por la necesidad de colocar a los numerosos pesos pesados del gobierno saliente, pero causó numerosos conflictos. Eduardo Zaplana se quejó siempre de esta mecánica de contrapoderes entre Génova y la carrera de San Jerónimo e incluso insistió en denunciar públicamente el error inmediatamente después de la derrota electoral, el 13 de marzo, cuando anunció su retirada de la primera fila de la política activa.


Con los nombramientos del pasado martes, Rajoy situó a todos los secretarios ejecutivos y secretarios de área - que integraban hasta ahora la cúpula del partido- en portavocías y puestos en las presidencias de las comisiones parlamentarias. "Les ha dado premios de consolación porque no van a repetir en sus puestos en el partido", dicen en los despachos del Congreso. "Es una decisión que le permite tener manos libres para hacer un nuevo equipo de dirección sin compromisos con nadie", apunta uno de los agraciados con el puesto que había solicitado. "Va a hacer lo contrario de lo que hizo en 2004 y que tantos problemas nos acarreó, ahora el protagonismo estará en el grupo parlamentario y la dirección del partido se encargará de asuntos internos", añade.


Han pasado más de cuatro años desde que Mariano Rajoy lidera el Partido Popular y sus dirigentes siguen sin saber interpretar con certeza muchas de sus decisiones. Es lo que ha ocurrido también con la atribución de responsabilidades parlamentarias que acaba de conocerse en el Congreso. Más allá de adelantar el cambio de modelo en el diseño de la dirección, los 'populares' piensan que "los nombramientos no obedecen a una lógica común".


Consideran que se ha castigado a los 'zaplanistas', pero no a todos (Vicente Martínez-Pujalte será portavoz de Presupuestos); los jóvenes han pasado a primera línea, aunque algunos se han quedado sin nada; y se ha hecho una renovación generacional, pero no ha sido total porque a ciertos veteranos se les han dado puestos de relumbrón en las presidencias e incluso algunas portavocías. Con mayor claridad, los diputados identifican el intento de Soraya Sáenz de Santamaría de pacificar a su grupo situando a los parlamentarios más revoltosos (Arístegui, Ballesteros, Hernando, Echaniz) en buenas posiciones. "Así se desactiva el peligro", apunta un experimentado dirigente aunque reconoce que no todos están satisfechos.

Los descartes


Pocos dirigentes 'populares' se atreven a adelantar acontecimientos sobre los planes que alberga el líder del partido para los políticos que han sido descartados en este reparto porque se han quedado sin nada o con puestos de poca relevancia.


"Da la impresión de que ha dejado libres de responsabilidades de peso o en puestos que exigen muy poca dedicación a Esteban González Pons, José María Michavila, Ana Mato, Jorge Moragas, Jaime García Legaz o Juan Manuel Moreno porque quiere contar con ellos para el partido", afirma uno de los consultados.


En el diseño de una dirección más reducida cobra fuerza la idea de que González Pons se convertirá en la nueva cara del partido como portavoz y ariete contra el PSOE, función que ya está desempeñando de facto desde que tomó posesión como diputado en el Congreso. Si Rajoy no se atreve a nombrarlo número dos en la secretaría general, González Pons trabajaría mano a mano con un secretario general más volcado en tareas de organización interna, perfil que coincide con el del actual portavoz en el Senado, Pío García Escudero, al que une una antigua amistad con el parlamentario valenciano.


Más difícil encaje en el aparato organizativo tienen Juan Costa o Manuel Pizarro, que sólo pueden estar en el segundo nivel de autoridad del partido puesto que fueron apuestas personales que asumió el líder del PP en previsión de su éxito electoral.


El ex jefe de gabinete de José María Aznar y parlamentario por Madrid, Carlos Aragonés, es otro caso singular que se ha quedado sin nada habiendo sido mucho en el PP. Sin previo aviso, fue sustituido por Miguel Arias Cañete como presidente de la comisión para las relaciones con la Unión Europea pero, a cambio, tampoco se le ha ofrecido destino alguno. En medios cercanos a la dirección popular aseguran que Aragonés ha pasado a ser diputado raso porque mantiene una manifiesta discrepancia con la forma en que Rajoy gobierna el partido.