La profética lección del pastor de Andorra

La profética lección del pastor de Andorra
La profética lección del pastor de Andorra
GRAÑENA

Cuando desaparece el polvo de la batalla electoral, lo que procuro es no perderme el respeto a mí mismo y a la gente". Así respondía Manuel Pizarro, en una entrevista publicada en este diario en agosto pasado, a la pregunta de si había dilapidado su prestigio en el mundo económico al saltar a la política. Añadía que, en este tiempo, "no he insultado nunca. No me arrepiento de nada de lo que he dicho en política hasta ahora, y eso es muy importante. Y cuando no te pierdes el respeto a ti mismo, no te lo pierden los demás. Yo respeto al adversario y el adversario me respeta a mí".

Poco más de dos años después de llegar a la política, el turolense de mayor proyección nacional, el fichaje más sonado del PP en las elecciones generales de 2008, deja la política, aunque no el carné del partido. Y se va sin dar un portazo, en su línea, aunque su marcha era la crónica de una salida anunciada desde hace meses, para algunos desde el día siguiente a las elecciones generales en las que volvió a ganar el PSOE.

Manuel Pizarro, nacido en Teruel en 1951, estudió Derecho en las universidades de Zaragoza y la Complutense de Madrid y aprobó las oposiciones de abogado del Estado en 1978. Como funcionario público trabajó en Tarragona, Teruel y en la DGA. Con el Gobierno del PSOE, le encargaron los aspectos legales de la expropiación de Rumasa.

En 1987 aprobó las oposiciones de agente de Cambio y Bolsa, y creó Ibersecurities, que vendió en el año 2000. En una operación de consenso, fue elegido presidente de Ibercaja en 1995, donde sustituyó a José Luis Martínez Candial. En 1998 fue elegido presidente de la CECA y poco después pasó a presidir Endesa.

Defendió a la mayor eléctrica española de una opa hostil de Gas Natural y, finalmente, en 2007, se retiró exitosamente tras triunfar la opa de Acciona y Enel. Poco después, Mariano Rajoy le ofreció ir como número dos en la lista del PP por Madrid para las elecciones de 2008. El paso del ex presidente de Endesa por el PP se puede glosar en un ramillete de frases deportivas que él mismo pronunció. "Vengo a sudar la camiseta", dijo nada más llegar.

Tras quedar claro, al consumarse el fiasco electoral del PP, que Rajoy le retiraba su confianza, Manuel Pizarro comentó: "Soy muy disciplinado; si quieren, que me saquen al campo, y si no, no". Abundó en el símil futbolístico con otra perla: "No soy de los que piden el balón porque sé que no tengo carrera política por delante; ni la tengo ni la quiero".

El ganado se desparrama

Pero fue meridianamente claro sobre la situación de su partido en octubre pasado cuando, a raíz de las guerras internas del PP, Manuel Pizarro afirmó que en todo grupo humano tiene que haber un "líder" que va por delante seguido de un secretario general que "ponga orden", porque de lo contrario "el ganado se desparrama".

Así se manifestó cuando le preguntaron si en su partido existía una sensación de descomposición y falta de liderazgo. El entonces todavía diputado recordó un consejo que recibió del pastor de Andorra, José Iranzo: "El pastor es muy importante, pero tiene que haber un perro que muerda".

"En cualquier grupo humano es un líder el que va delante y si la procesión no le sigue, usted se va porque entonces no es líder. El líder tiene que ir delante, llevar un secretario general que ponga orden en lo que pase y un motor muy claro que son los principios, los valores y las ideas con los que intente imantar a la sociedad".

Tal vez ahora, tras comprobar que Mariano Rajoy no sigue los consejos del pastor de Andorra, ha considerado oportuno abandonar el rebaño.