Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

ASESINATO

La niña de Arriate fue golpeada en la cabeza con una piedra

Los indicios apuntan a que la menor, hallada muerta el jueves, no sufrió abusos sexuales.

La Guardia Civil inspeccionó el lugar donde fue hallada
Encuentran el cadáver de una niña desaparecida en Málaga
EFE

La investigación en torno al crimen de María Esther Jiménez Villegas, la niña de 13 años hallada muerta el jueves en Arriate (Málaga), ha empezado a despejar algunas incógnitas. Las pesquisas han confirmado que fue golpeada con una piedra en el rostro, lo que le ocasionó una fractura craneal, y no han hallado indicios de abusos sexuales. Sin embargo, su pista se pierde la noche del miércoles, cuando un testigo la vio subida en un vehículo. Nadie volvió a verla hasta que, al día siguiente, apareció su cadáver.


La investigación se centró ayer en la caseta donde fue encontrado el cuerpo. La puerta del habitáculo había sido forzada para entrar y posteriormente, tras dejar el cuerpo dentro, cerraron por fuera con un pestillo. Respecto al objeto empleado para golpear a la pequeña, los investigadores hallaron también la piedra que habrían utilizado en la agresión, del tamaño de un balón de rugby. La menor presentaba una segunda herida en la parte posterior de la cabeza, aunque podría habérsela hecho al caer de espaldas tras el primer golpe.


La víctima estaba completamente vestida. Según las fuentes consultadas por este periódico, ni en el escenario del suceso ni en la investigación posterior se han hallado indicios de que hubiese sido agredida sexualmente, aunque para descartar del todo este extremo hay que esperar los resultados de los análisis de las muestras biológicas recabadas durante la necropsia, lo que lleva a la segunda pata de la investigación.


Durante la jornada de ayer fue practicada la autopsia al cadáver durante casi cinco horas. Las pesquisas confirmaron la hipótesis de una muerte violenta como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico. Según informó ayer el subdelegado del Gobierno, Hilario López Luna, se han encontrado “numerosas pistas”, sin especificar cuáles, que pueden ayudar a resolver el caso con celeridad.


Veintena de testigos

Respecto a los testigos, los agentes están recabando información en el municipio, donde tienen previsto interrogar a más de una veintena de personas, desde amigos hasta conocidos o vecinos de Arriate, un pueblo de 4.000 habitantes. La Guardia Civil investiga una de estas declaraciones con especial celo. Según las fuentes, se trata de una persona que habría visto a la menor el miércoles por la noche a bordo de un vehículo conducido por un hombre. Sería la última pista que se tendría de la niña.


Los investigadores también han tratado de reconstruir las horas previas al crimen. Al parecer, después de comer estuvo en el instituto para asistir a unas clases de apoyo. Luego fue a su casa a merendar y sobre las 17.00 acudió a la parada del autobús situada frente al Ciber Águila, punto habitual de reunión de jóvenes del municipio. Allí estuvo en compañía de otros amigos hasta las nueve, cuando el resto se marchó. A su madre le extrañó que María Esther no estuviera en casa a las diez, hora a la que empezaba uno de sus programas preferidos en la tele. A las once, la mujer se echó a la calle.


Tras una noche en vela, los padres acudieron a primeras horas de la mañana al instituto, donde la niña no apareció, por lo que fueron al cuartel de la Guardia Civil para denunciar su desaparición. Juan y Carmen no acertaban ayer a comprender cómo alguien ha podido arrebatarles a su hija.

“Nos la han quitado. Solo nos queda pedir justicia, que quien haya matado a mi niña lo pague y que luego no salga a los tres años por buena conducta para que pueda volverlo a hacer”, afirmaba Juan, de 36 años, con una entereza que apenas le duró unos minutos.