ELECCIONES EN CATALUÑA

¿En quién se apoyará Artur Mas tras el 28-N?

El enigma electoral es saber sobre quién se apoyará Artur Mas para lograr el poder. Sánchez Camacho y Puigcercós tratarán de evitar una mayoría absoluta convergente.

Artur Mas en Barcelona.
¿En quién se apoyará Artur Mas tras el 28-N?
A. G./EFE

Las torres humanas constituyen una de las muestras más palpitantes del folclore catalán. Contemplar cómo desde la 'pinya' -el bloque inferior- se erige un rascacielos de piernas y brazos que tiemblan por el esfuerzo supone un espectáculo infinitamente más vivificante que la pausada y contenida sardana. Esta manifestación colectiva encierra una lectura arquitectónica y social de cierto interés: los elementos sustentantes y los sustentados conforman una misma unidad. Notable mensaje en tiempos del individualismo globalizado.

El punto culminante de cualquier torre se produce con la coronación por parte de la 'enxaneta'. Se trata de un momento especialmente peligroso: una niña de entre cinco y diez años remata, desde una altura de varios pisos, una inestable construcción formada por más de un centenar de personas.

La demoscopia está repartiendo estos días los papeles de ese gran 'castell' político que, bajo la apariencia de comicios autonómicos, se levantará dentro de dos domingos en Cataluña.

Artur Mas, el heredero de Jordi Pujol en la hegemónica Convergència i Unió, parece destinado a coronar una vez más la torre: ya lo hizo en 2003 y 2006 pero no consiguió mantenerse. Dos batacazos después, la 'enxaneta' nacionalista prefiere no descartar ninguna espalda para trepar hasta la cima.

Han pasado 18 años desde que las urnas catalanas concedieran, por última vez, la mayoría absoluta a una sola formación. A partir de aquellas elecciones olímpicas de 1992 Jordi Pujol ganó otras dos autonómicas, pero siempre necesitó el apoyo del Partido Popular para ser investido.

Y tras la retirada del tótem catalanista, CiU ha seguido amasando mayorías simples. Únicamente los acuerdos a tres bandas PSC-ERC-Iniciativa han logrado descabalgar a Mas de la punta de la torre.

Riesgos de peso

Pero cualquier estudiante de arquitectura conoce los riesgos de acumular demasiado peso en la cúspide de una construcción endeble. El derrumbe del tripartito, sancionado por dos de sus tres socios (PSC y ERC renuncian a una tercera entrega) y ratificado por las encuestas (es la coalición menos deseada por el electorado), abre la posibilidad de nuevas fórmulas de sustentación parlamentaria. Y ahí entra en juego la importancia del levantador.

En el mundo de los 'castells', la figura de los levantadores es definitoria. Ha de facilitar el acceso hasta la cima de la 'enxeneta' y después sostenerla para que la torre se considere completada. El levantador tiene que ser ligero y ágil para subir, al tiempo que suficientemente robusto como para soportar el peso de la punta.

La identidad del levantador de Artur Mas constituye el gran enigma de estas elecciones autonómicas catalanas: ¿sobre qué espalda se apoyará el convergente llegado el caso?

Como reflejo de su propia formación, Mas es una suma ambigua de sensibilidades políticas. CiU no es un partido unificado, sino una federación. Su alma conservadora y autonomista comparte frontera ideológica con el Partido Popular, mientras que a las corrientes soberanistas no les desagradaría una colaboración con Esquerra Republicana.

Mimar la equidistancia

Por el momento, Artur Mas mima la equidistancia. Lejos quedan gestos teatrales como la renuncia ante notario a la cooperación con el Partido Popular (2006).

Ahora el cabeza de cartel nacionalista admite posibles "acuerdos puntuales" con los populares pero acto seguido reitera su intención de hablar "de tú a tú con España, de nación a nación" o admite que votaría afirmativamente a la autodeterminación.

La popular Alicia Sánchez Camacho y el republicano Joan Puigcercós, enzarzados en una pugna por el tercer escalón del podio, tratarán de evitar una mayoría absoluta convergente que les convertiría en meros espectadores.

Ella aspira a arrancarle al PP la etiqueta de apestado en Cataluña; él, a acolchar en lo posible el bajón post tripartito. Y ambos buscan influir en el nuevo 'Govern', estirando de CiU hacia sus respectivas posiciones en el doble eje de la política catalana: izquierda-derecha e independencia-constitución.

Lo que parece descartado en la sede de CiU, al menos con la actual cúpula del PSC, es la 'sociovergencia', precisamente la coalición mejor vista por el electorado: casi un 23% la apoya según el CIS, un punto y medio por delante de la suma CiU-ERC y diez puntos sobre la entente CiU-Partido Popular.