TRIBUNALES

300.000 euros por el crimen de Seseña

La sentencia contempla la cantidad exigida por los progenitores de la fallecida, y será abonada como "responsabilidad solidaria".

El padre de la niña asesinada, ante la prensa
La autora del crimen de Seseña y sus padres pagarán 300.000 euros a los de la menor asesinada
EFE

El Juzgado de Menores de Toledo ha otorgado a los padres de Cristina Martín, la joven de 13 años asesinada en abril pasado en Seseña (Toledo), una indemnización de 300.000 euros, la máxima cantidad que pedían sus progenitores. La indemnización deberá ser abonada por Ch. H. S., de 14 años, la autora confesa del crimen, y sus padres en concepto de "responsabilidad solidaria", como lo establece la Ley de Responsabilidad Penal del Menor.


Los padres de la fallecida, Francisco y Pilar, habían pedido los 300.000 euros de indemnización, mientras que la Fiscalía fijó su petición en la mitad.


Fuentes judiciales señalaron que la sentencia de conformidad del caso fue notificada a todas las partes, toda vez que el pasado lunes se llegó a un rápido acuerdo sobre la responsabilidad penal de la acusada y de su encubridora, también menor, ambas compañeras de instituto de la fallecida, al confesar su participación en los hechos, con lo que no hubo necesidad de celebrar el juicio.


Contra la parte económica de la sentencia cabe apelación en un plazo de cinco días ante la Audiencia Provincial de Toledo, mientras que es firme en los términos de las penas acordadas para las dos menores.


En virtud del acuerdo, Ch. H. S. deberá cumplir cinco años de internamiento y tres más de libertad vigilada por un delito de asesinato con alevosía. La acusada de encubrimiento, N. N. N., también de 14 años, deberá cumplir dos de internamiento en régimen semiabierto, con "un periodo final de libertad vigilada".


Cristina Martín y Ch. H. S. quedaron en una yesería abandonada, donde discutieron. La autora confesa del crimen le golpeó la cabeza con una piedra para, finalmente, asestarle varios cortes en la muñeca que le hicieron morir desangrada en una agonía que pudo durar entre dos y tres días.