DEBATE DE INVESTIDURA EN GALICIA

Feijóo se compromete a no "derribar lo que hicieron bien" sus antecesores

El líder del PP gallego y próximo presidente de la Xunta, ha anunciado que aprobará un plan de infraestructuras que recupere el Plan Galicia que se implantó durante el Gobierno de Aznar.

Un momento del debate
Feijóo se compromete a no "derribar lo que hicieron bien" sus antecesores
EFE

El líder del PP gallego y próximo presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, garantizó que el futuro Ejecutivo autonómico "no va a restaurar ningún pasado" ni tampoco a "derribar" lo que hizo bien el bipartito y, por el contrario, se marcó como objetivo propiciar la "unión de los esfuerzos de todos los gallegos" para abordar la actual situación económica, marcada por una crisis que prevé que se agrave en los próximos meses y que constituye "el principal problema que tiene Galicia". En este sentido, se ha comprometido a recuperar el Plan Galicia que aprobó el ex presidente del Gobierno central, José María Aznar y que el actual jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, sustituyó por el Plan de Estatal de Infraestructuras y Transporte (PEIT).


En su discurso durante la primera jornada del debate de investidura, que dedicó de forma mayoritaria a la crisis, Feijóo hizo constantes llamadas al consenso para superarla, aunque también reivindicó el "cuantioso depósito de confianza" que logró en las urnas el pasado 1 de marzo, gracias al apoyo de casi 800.000 gallegos. Por eso y tras referirse a la tarea de gobierno como "el momento más importante" de su vida, se mostró consciente de que su responsabilidad como presidente de la Xunta será cumplir las promesas electorales, un objetivo en el que empeñó no sólo su compromiso político, sino también el "ético".


Como ya hizo durante la campaña, comprendió su programa electoral como un "contrato" con la sociedad que convertirá, tras su toma de posesión, en la guía de su gobierno. Así, después de cuatro años de alianza de socialistas y nacionalistas, Feijóo ofreció "un gobierno en permanente coalición con los ciudadanos de Galicia", también con los que no votaron PP el 1 de marzo. Del mismo modo, prometió que su Ejecutivo trabajará "unido y bajo una única dirección". "Será una Xunta cohesionada, estructurada con racionalidad, bien coordinada", especificó, y consideró que el nuevo gobierno sólo podrá ejercer un "liderazgo moral" a través de la austeridad y de la puesta en marcha de políticas de ahorro.


Para representar "con lealtad" esta "Galicia nueva", también ofreció diálogo a los grupos de la oposición y a los agentes sociales, convencido de que de esta manera la comunidad gallega podrá salir "con impulso" de la crisis. "Empeñaré todo mi esfuerzo para que los acuerdos sean posibles", proclamó, y pidió el respaldo de PSOE de Galicia y BNG "al menos" para los asuntos de interés general.


Para conseguirlo, prometió, en primer lugar, no volver al "pasado", pese a que a lo largo de su discurso avanzó la intención de recuperar algún proyecto del anterior Gobierno Fraga, como el Plan Galicia que aprobó el Ejecutivo de José María Aznar para paliar las consecuencias del 'Prestige'. A continuación, rechazó "rencores y dogmas" y garantizó "respeto" a la "herencia recibida", convencido de la necesidad de superar los "estériles antagonismos" y las "disensiones ideológicas".


Así, Feijóo reconoció como logros de sus predecesores en la Xunta el Acuerdo por la Competitividad 2008-2011 suscrito con sindicatos y empresarios por constituir "un aceptable punto de partida" y apostó por dar "continuidad" a las demandas de traspaso de competencias que el bipartito defendió durante la pasada legislatura y que ya contaron con el apoyo unánime de la Cámara. Frente a ello, el futuro presidente de la Xunta reiteró que derogará el decreto del gallego en la enseñanza que fue aprobado por el bipartito sin el consenso de los 'populares' y revisará el concurso eólico "para garantizar su adecuación a la legalidad".


Sin "murallas insalvables"


Con esta filosofía, hizo un reconocimiento a todos los ex presidentes de la Xunta, desde Gerardo Fernández Albor y Fernando González Laxe hasta Manuel Fraga y Emilio Pérez Touriño, a los que agradeció su "entrega" y "trabajo". El único candidato a presidir el Gobierno gallego en la octava legislatura reflexionó que las ideologías, aunque son "legítimas", no pueden constituirse en "murallas insalvables" para el entendimiento, sino que priorizó los "problemas compartidos" por toda la sociedad para reivindicar la necesidad del diálogo.


No partir de la "contraposición excluyente" del sector público con el privado, confiar en el potencial creador de los gallegos, superar "localismos estériles" y trabajar por la cohesión social son otros de los ejes que comprometió para el próximo Ejecutivo, para el que pretende recuperar "el sentido auténtico del derecho y de las leyes".


Así, adelantó su intención de regular y cumplir "con transparencia" todos los procedimientos de contratación y selección de personal o de acceso a las subvenciones públicas. También apostó por trabajar para que "términos como sectarismo, caciquismo, enchufismo o partidismo sólo tengan significado para referirse al pasado".


Veintena de aplausos

Este compromiso fue el primero que arrancó los aplausos de la totalidad de los diputados populares, que repitieron este gesto hasta en 24 ocasiones y de forma especial durante las alusiones de Feijóo a la cuestión lingüística y a la necesidad de garantizar las ayudas a los dependientes, ambas áreas gobernadas por nacionalistas en el bipartito.

Las casi dos horas de intervención del líder del PPdeG se centraron de forma mayoritaria en la situación económica, a la que se refirió con adjetivos como "terrible" y "la peor de la historia de la Autonomía", aunque se mostró esperanzado al referirse a Galicia como "una alborada llena de posibilidades".


También dedicó espacio al bienestar y al autogobierno, de manera que su discurso de investidura repitió el esquema del programa electoral con el que el PP concurrió a las pasadas autonómicas. En este caso, salpicó su intervención con algunas citas históricas, como la de lvaro Cunqueiro, a quien parafraseó para referirse a los electores gallegos como "xentes de aquí e de acolá" (gentes de aquí y de allá).


Discurso en castellano

En otro momento de su intervención, citó al escritor Vaclav Havel, primer presidente democrático de la República Checa, a quien se propuso emular al repetir una de reflexiones del intelectual: "supongo que no me propusieron para este cargo para que os mienta". La lectura de parte del ensayo 'La bandera de Galicia', del filólogo Couceiro Freijomil, sirvió a Feijóo para utilizar de forma breve el castellano. "Galicia no pertenece a ningún partido ni grupo. Ella debe ser un fin, nunca un medio", proclamó y, después de erigirse en parte de la generación de gallegos que nació políticamente con la autonomía, pidió el apoyo de la Cámara para ser elegido quinto presidente de la Xunta.


Para ello, apostó por mantener vigente la máxima de que "la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo" y por empeñar su vida en la tarea de estar "a la altura" de los gallegos. "No le propongo a esta Cámara un mero cambio de gobierno, sino un cambio de prioridades", proclamó, convencido de la necesidad de escuchar "lo que los paisanos dicen que es fundamental y que es accesorio".


"No quieren debates superfluos. No les importan las pequeñas luchas de un poder endogámico o autista. No anhelan una Galicia aislada de España o de Europa", sentenció respecto a la opinión de la sociedad. Finalmente, expresó su confianza y su fe en el pueblo gallego y, como los antepasados, invocó a Dios para "salir con bien de las luchas".


Al término de su intervención, Feijóo recibió los aplausos de los diputados populares, que se pusieron en pie, al igual que parte de la tribuna de invitados, entre los que se encontraban los presidentes provinciales del PP y ex diputados, como Aurelio Miras Portugal, José Antonio Orza o José Manuel Castelano Bragaña.