Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

LA OTRA CARA DE LA MONEDA

"Esto ha sido como un suicidio para nosotros"

No tiene problema en relatar su experiencia, pero prefiere mantenerse en el anonimato. Alberto (nombre ficticio) es controlador aéreo en Canarias, y tiene muy claro que la espantada generalizada que protagonizó el colectivo el pasado viernes ha sido la puntilla para ellos. La peor de las salidas posibles a una crisis gestada durante meses, y en la que, asegura, todos tienen su parte de culpa. No hubo, dice, convocatorias ni llamamientos a la 'deserción'. Fue algo espontáneo, aunque -reconoce- nadie se lo crea. Explica que hay mucho miedo entre los vigilantes del aire, que han perdido en apenas veinte horas su tradicional pátina de 'admirados-envidiados' para convertirse en los más odiados del país. Y alaba la actitud de los militares en las torres de control.

¿Qué sucedió realmente el viernes? ¿Hubo un llamamiento a la rebeldía desde la cúpula del sindicato USCA?

Todo el día se vivió con muchísima tensión. Pero, de verdad, no fue algo anunciado ni preparado. Fue como una pelea callejera en la que se calentó el ambiente y, al final, saltó por los aires. Estábamos reunidos en asambleas permanentes desde las ocho de la mañana, y la situación se empezó a complicar con el nuevo real decreto, quizá fue un error. Si hubiéramos sabido lo que iba a pasar, muchos compañeros no lo hubieran hecho.


¿Trabajaba usted ese día?

No. Yo llegué bien a mi turno, el sábado a mediodía.


Pero es muy difícil de creer que, de repente, más de 400 controladores se levantaran a la misma hora y se declararan enfermos o, al menos, no aptos para trabajar

Ya sé que la gente no se cree que hubo una crisis de ansiedad colectiva en el mismo momento, pero, insisto, no estaba preparado. Fue un contagio. Algunos se levantaron, otros les siguieron, y la corriente pasó de un centro de trabajo a otro. Creo también que el 90% de la población hubiera hecho lo mismo si hubiera sufrido la presión que hemos sufrido nosotros; los derechos no tienen precio. Desde hace meses, desde que empezó todo esto, han disparado las frecuencias (el número de aviones a controlar) y se están viendo verdaderas aberraciones.


¿Son ustedes conscientes de lo que han hecho?

La situación es tensa, viene siendo tensa desde el 5 de febrero, con el primer 'decretazo'. Bien es verdad que nos hemos venido abajo al ser conscientes de que lo hemos hecho muy mal. Cada vez estoy más convencido de que hemos caído en una trampa. A ellos (el Gobierno) les ha salido una jugada perfecta. Además, es difícil convencer a la opinión pública de que no pedimos más dinero, porque todo el mundo se queda con el dato de nuestros salarios. Esto ha sido como un suicidio para nosotros. Nos han puesto un capote y hemos entrado hasta al fondo.


¿Cómo es la relación con los militares?

Muy buena. Yo que no hice la mili fue quien recibió al coronel que se presentó en mi torre. Los mandos militares nos dejan trabajar y nos dicen que nosotros somos los que sabemos lo que hay que hacer en cada momento.