ESTARÁ BASADO EN LA POBLACIÓN

Esperanza Aguirre da al Gobierno un balón de oxígeno

La presidenta madrileña se ha mostrado satisfecha con la reunión porque Zapatero ha dado garantías de que se mantendrá el modelo multilateral pactado por unanimidad con todas las comunidades y porque se va a tener muy en cuenta la evolución de la población, algo que beneficia a Madrid.

Cuatro veces satisfecha se mostró Esperanza Aguirre con la oferta de José Luis Rodríguez Zapatero. Contra todo pronóstico, el jefe del Ejecutivo logró de la 'dama de hierro' del PP el primer 'sí' de un presidente autonómico a su propuesta de financiación. A pesar de que aún no hay un documento escrito y de que la fórmula del Gobierno carece de suficiente concreción, la presidenta de la Comunidad de Madrid no puso ni la más mínima pega. Le bastó con obtener la garantía de que la población será un factor determinante del nuevo modelo y con saber que "ninguna comunidad autónoma va a perder".


Aguirre y Rodríguez Zapatero se reunieron durante más de hora y media en el Palacio de La Moncloa. Fue un encuentro menos largo que el que el presidente del Gobierno mantuvo con José Montilla pero, a juzgar por la comparecencia posterior de la dirigente 'popular', más fructífera. Lo que aún está por ver es que su buena disposición sirva para allanar el camino al pacto político que el jefe del Ejecutivo pretende sellar antes de fin de año. Porque en la financiación no priman los colores políticos, sino las vicisitudes propias de cada territorio.


La misma Aguirre convino en que el parámetro de población, tomado "de forma aislada", es beneficioso para comunidades de distinto signo como la suya, Cataluña, Baleares, Valencia o Murcia, pero podría perjudicar a otras como Galicia, Extremadura o Asturias. Fuentes socialistas aseguran que el futuro sistema también tendrá en cuenta sus especificidades. La presidenta madrileña echó un capote al Gobierno y en su tono más conciliador insistió en que lo que pretende el Ejecutivo es que "todo el mundo gane".


Lo que quedó claro es que Rodríguez Zapatero no está preocupado porque el modelo en sí mismo -otra cosa es el acuerdo político- esté listo antes de fin de año. La presidenta autonómica dijo haber quedado en que se le enviará un documento la semana próxima o ya pasado fin de año. Y aseguró que el Gobierno planea convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera (el foro multilateral en el que se debe formalizar el acuerdo) en enero, "aunque sin querer comprometerse mucho".

 

El resto de presidentes

José Luis Rodríguez Zapatero dará audiencia a todos los presidentes autonómicos para intentar cerrar un acuerdo de mínimos sobre financiación antes del 31 de diciembre. Intentará así evitar que el malestar generado en el resto de comunidades por su encuentro del sábado con José Montilla y Manuel Chaves acabe convertido en una auténtica revuelta política. El Gobierno asume ya que el nuevo modelo no podrá estar listo para esta fecha, pero aspira a alcanzar al menos el consenso en torno a una serie de principios básicos que ya han sido negociados por los equipos de la vicepresidencia segunda y las consejerías de Economía de cada comunidad. La hazaña le costará más de lo que había previsto. Su afán inicial de serenar los ánimos en Cataluña ha avivado un fuego con tantos frentes como autonomías. Y ahora tendrá que atajarlos uno a uno.


Lo paradójico es que ni siquiera está claro que la entrevista con el presidente de la 'Generalitat' sirviera para dar un impulso definitivo a una negociación que lleva más de seis meses en lo que parece un círculo vicioso. El Gobierno se muestra satisfecho y asegura que, aunque persistan discrepancias técnicas, hay motivos para el optimismo. La parte catalana, en cambio, es menos entusiasta y permanece alerta ante lo que percibe como maniobras gubernamentales para forzar su 'sí'. En cualquier caso, la cita con Montilla no ha logrado aplacar las críticas de los nacionalistas de CiU en la oposición ante el incumplimiento de los plazos fijados en el 'Estatut' y tampoco ha tranquilizado a los socios del tripartito, ERC e ICV.


Ahora, el equipo de Pedro Solbes, con el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, a la cabeza, tendrá que volver a los números con los hombres del consejero Antoni Castells mientras el jefe del Ejecutivo despliega sus dotes políticas con los demás presidentes. El mismo sábado lo hizo ya con el andaluz Manuel Chaves esperanzado en que el resto de autonomías lo interpretaran como una garantía de que no se les iba a dejar de lado.


Pero de poco sirvió. Las protestas por el encuentro de la Moncloa llovieron de propios y ajenos y Zapatero decidió ampliar las consultas. El domingo llamó por teléfono al presidente 'popular' de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Este lunes por la tarde recibió a la madrileña Esperanza Aguirre. Y mañana hará lo propio con presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, y con el extremeño Guillermo Fernández Vara, uno de los socialistas que menos conforme se mostró con la distinción de trato a Cataluña y Andalucía. Así, hasta que se vaya a Doñana el día 26.


Herrera no aclaró en qué consiste la propuesta del Gobierno pero, pese a la llamada, apenas rebajó el tono de sus críticas hacia el modo en el que Zapatero está tratando el asunto y le reprochó que mantuviera reuniones bilaterales con presidentes que, dijo, creen que ha llegado el momento de que las comunidades con más dificultades económicas "empiecen a volar solas". En principio, el objetivo del Ejecutivo es lograr que el nuevo sistema conceda el mismo nivel de recursos por habitante. Así formulado, casa con los planteamientos de Cataluña, Madrid, Valencia o Baleares -cuatro comunidades con problemáticas similares- pero aún queda por concretar cómo se calcula el fondo de nivelación y qué servicios financia.