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Esperanza Aguirre se blinda en Madrid para seguir dando la batalla en el PP

Esperanza Aguirre no está dispuesta a enterrar el hacha de guerra. Lejos de abandonar la disputa interna en el PP, ha decidido pertrecharse para seguir dando la batalla. Gracias a la profunda remodelación que acometió el miércoles en el gobierno que preside, la 'baronesa' madrileña se ha blindado en el poder con un renovado núcleo duro de dirigentes afines que le permitirá afrontar con plena garantía de éxito el congreso del PP de Madrid, previsto para el mes de octubre. En la misma operación, se deshizo de los consejeros 'marianistas' y, con la vista puesta en los comicios autonómicos, concentró las consejerías electorales en manos de los dirigentes más leales.


La noticia de los cambios en el gabinete de Aguirre llegó por sorpresa a la dirección nacional del PP poco antes de la medianoche del miércoles, cuando uno de los afectados informó a Mariano Rajoy de que había sido defenestrado. Pero la presidenta madrileña ya había empezado a preparar la crisis cuando el XVI congreso nacional del PP echó el cierre. El pasado martes acudió a la conferencia del presidente del partido en el Foro ABC en un gesto de reconciliación. Sin embargo, esa misma mañana ya había comunicado a sus consejeros y parlamentarios autonómicos que la asistencia a las reuniones convocadas para este jueves era inexcusable y todos sabían que les esperaban novedades.


La presidenta de la Comunidad de Madrid presentó la remodelación gubernamental como una medida de austeridad para hacer frente a la crisis económica. "El único objetivo es disminuir el gasto y adelgazar el Gobierno", explicó en rueda de prensa una vez consumados los relevos. "Es un gobierno más reducido, más ágil y también más eficaz", añadió para justificar la eliminación de algunas carteras y la concentración de competencias en otras ya existentes. Según dijo, este ahorro permitirá "combatir la gravísima crisis económica que atravesamos ante la inacción del Gobierno del señor Rodríguez Zapatero".


La concentración de casi todo el poder en pocas manos es la novedad más evidente del gobierno de Aguirre, además de la purga de los que considera traidores por haberse pasado al equipo de Rajoy en el último congreso del PP: el vicepresidente Alfredo Prada y el consejero de Transportes, Manuel Lamela, que entraron a formar parte del Comité Ejecutivo y la Junta Directiva, respectivamente. A Lamela ya le había dado un toque de atención cuando declaró su apoyo al líder del partido antes del congreso pero el ex consejero de Transportes no se inmutó e incluso sonó su nombre como candidato a secretario general. Ahora, ha sido definitivamente castigado.


Premios


La maniobra también premia a los que se enfrentaron a Rajoy más descaradamente durante la reciente crisis interna. La presidenta consolida al todopoderoso Ignacio González, que se convierte en vicepresidente único; refuerza al secretario general del partido en Madrid, Francisco Granados, que aumenta sus competencias en Presidencia e Interior con las de Justicia; encumbra al hasta ahora portavoz en la asamblea, Antonio Beteta, que pasa a controlar Economía y Hacienda, y también se libra de Lamela al sustituirlo por José Ignacio Echevarría al frente de Transportes.


"Es un auténtico blindaje para su congreso o para lo que pueda ocurrir en el futuro", explica un diputado madrileño sobre la estructura del nuevo gabinete madrileño. "Se ha encastillado y tiene ahora un poderoso núcleo duro de cuatro personas en las que ha concentrado todo el poder", apunta un alto cargo de la dirección nacional que interpreta la maniobra en clave interna del PP. Como este dirigente, otros políticos 'populares' creen que Aguirre ha tomado impulso para hacer frente a cualquier dificultad que pueda plantearle el sector 'marianista' de cara al congreso autonómico de octubre.


Además, en el entorno de la 'baronesa' madrileña se da por hecho que las hostilidades continuarán hasta el congreso nacional de 2011 y se considera que el cónclave de Valencia no ha resuelto nada porque la etapa actual es sólo un paréntesis.


Si se plantea de nuevo el relevo de Rajoy al frente del PP en los próximos años, Aguirre necesita estar fuerte para postularse o influir en el eventual proceso. Desde esta perspectiva de futuro, "para ella, ganar las próximas elecciones autonómicas será clave porque si las pierde estará muerta", afirma un dirigente de Madrid que atribuye la remodelación gubernamental a auténticas necesidades de gestión y cree que la presidenta remedia ahora el error que cometió hace año y medio cuando amplió su Gobierno. "Aquella reestructuración no funcionó", alega, "y ahora vuelve a reducir las carteras según el modelo antiguo".


No había más que oír los elogiosos comentarios de Aguirre sobre Ana Isabel Mariño y Echevarría, en su rueda de prensa de este jueves, para saber que cuenta con su lealtad para obtener una alta rentabilidad electoral de las consejerías de Vivienda y Transportes en los comicios de 2011.


Heridas


Aguirre recolocó a varios consejeros salientes en cargos de representación de la CAM en el Senado u órganos autonómicos, pero los dos represaliados -Lamela y Prada- tuvieron destinos diferentes. Lamela declaró que abrirá una reflexión sobre su futuro y la presidenta dijo que no está en condiciones de anunciar su próxima ocupación pero lo situó en un órgano relacionado con la administración autonómica y dentro del ámbito financiero. Sin embargo, el ex vicepresidente tuvo una respuesta más airada al rechazar cualquier otro cargo y ausentarse de la toma de posesión de los nuevos consejeros. Alfredo Prada continuará en su escaño de la Asamblea de Madrid.


Es obvio que las heridas entre 'aguirristas' y 'marianistas' siguen abiertas tras el congreso de Valencia y, con los ceses de Madrid han vuelto a recrudecerse. Mariano Rajoy se negó a comentar públicamente las medidas adoptadas por la díscola 'baronesa' y fuentes de su entorno situaron las decisiones en el ámbito de la autonomía. El Portavoz, Esteban González-Pons, y el presidente del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, fingieron creerse los argumentos de Aguirre a favor de la austeridad y, en declaraciones públicas, secundaron su manera de hacer frente a la crisis económica con el adelgazamiento de su gabinete.


Pero la opinión de los 'marianistas' es bien distinta aunque sólo la expresen en voz baja. Ven a la dirigente madrileña "vengativa" y "furiosa" pero explican que no la criticarán abiertamente porque "lo que ha hecho es tan obvio y tan bestial que no precisa de comentarios".