TERRORISMO

El Supremo perdona la mitad de la condena a un etarra que renegó en público de la banda

El Tribunal Supremo perdonó la mitad de la condena impuesta por la Audiencia Nacional al colaborador de ETA Pablo Aperribay por haber renegado en público de la banda terrorista y haber cortado hasta el último lazo que le unía a la organización criminal y a las estructuras de su entorno político y social.


La sentencia abre un nuevo camino legal en España a la reinserción de terroristas, ya que es la primera vez que el alto tribunal reconoce como atenuante "muy cualificada" el arrepentimiento de un etarra. La Sala de lo Penal, que adoptó la decisión por unanimidad, justifica la novedosa medida en que el comportamiento de Aperribay "implica un regreso al orden jurídico" que es "ejemplificador" y de "especial utilidad" para la lucha antiterrorista. Los juzgados franceses ya habían concedido atenuantes semejantes por hechos similares a varios miembros de ETA arrestados y juzgados en su territorio.


La resolución, de la que ha sido ponente Adolfo Prego, rebaja a Aperribay la pena por colaboración con banda armada de los cinco años de cárcel que en septiembre pasado le impuso la Audiencia Nacional a dos y medio, al tiempo que reduce a ocho años y medio los once de inhabilitación absoluta que llevaba aparejada la condena. El fallo acepta el recurso presentado por el condenado y rechaza las alegaciones de la Fiscalía, que apostó por la confirmación de la primera sentencia. Esta rebaja de condena significa que el reo abandonará la cárcel en cinco o seis meses, ya que fue detenido en las cercanías de Bayona (Francia) el 25 de julio de 2007.


Aperribay está condenado como colaborador de ETA por haber dado refugio en su casa durante siete meses a Javier Pérez Aldunate, el etarra que intentó asesinar al Rey en Mallorca con un rifle con mira telescópica. El condenado aceptó esconder en su piso alquilado de Basauri (Vizcaya) al etarra desde julio de 2004 a febrero de 2005. Pérez Aldunate llegó al apartamento días después de abandonar Baleares por el fracaso de los planes de magnicidio y, en los meses siguientes, con base en el piso, preparó, por orden del ex jefe militar de la banda Garikoitz Azpiazu, 'Txeroki', el asesinato de un guardia civil y atentados contra políticos como María San Gil o Juan María Atutxa. Aperribay huyó a Francia el 11 de febrero de 2005, el día en que su inquilino fue detenido.

Desmarque explícito


Los magistrados del Supremo justifican la concesión de la circunstancia atenuante en tres hechos que demuestran su ruptura con ETA. Su extradición a España se solventó en poco más de 20 días gracias a que la aceptó de forma voluntaria. En el juicio en la Audiencia Nacional renunció a los abogados del entorno etarra y aseguró de manera explícita estar "en desacuerdo" con el terrorismo y, a su llegada a la cárcel madrileña de Soto del Real, se negó a integrarse en el colectivo de presos de la banda y pidió ser trasladado a otro módulo penitenciario.

El tribunal señala en la sentencia que "el comportamiento del recurrente presenta una indudable trascendencia por lo que tiene de contrario a los propósitos y las estrategias de la banda armada" y, por el tipo de delito sobre el que se discute, su actitud "presenta una especial relevancia, a la que ni el Estado ni el ordenamiento jurídico resulta indiferente".


El ponente resume el "valor" del paso dado por Aperribay.


Destaca "la conveniencia y enorme utilidad que para el ordenamiento jurídico tienen en esta clase de delitos las posiciones de discrepancia y separación del terrorismo manifestadas públicamente por quienes, integrados inicialmente en esas organizaciones, siempre hacen de su férreo sometimiento a las directrices de la banda una fuerte resistencia al imperio de la ley, que mantienen, incluso después de delinquir, dentro de los centros penitenciarios, en los que actúan en bloque como es notorio y público, sin permitir la organización terrorista a sus miembros que mantengan posiciones ajenas o diferentes de la marcada por la dirección de la banda".