TERRORISMO

El PSE rompe el discurso del Gobierno y estará en la conferencia sobre ETA

Los socialistas vascos alegan que deben acudir por si el encuentro «puede contribuir a la paz definitiva». El Ejecutivo guarda silencio.

Los socialistas vascos acudirán finalmente a la conferencia internacional sobre pacificación promovida por Lokarri en San Sebastián. La decisión rompe la unidad de discurso que había mantenido el lendakari Patxi López, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE con su candidato, Alfredo Pérez Rubalcaba, a la cabeza. Todos habían coincidido en valorar esta iniciativa, patrocinada por cinco organizaciones internacionales especializadas en mediación, como un ejercicio propagandístico más de la izquierda independentista de cara a las elecciones del 20 de noviembre. Ahora, tras el giro de la federación vasca, guardan silencio.

El portavoz del PSE, José Antonio Pastor, explicó sus motivos: "Nos parece que, independientemente de otras valoraciones, tenemos que estar si eso puede contribuir a dar pasos hacia la paz definitiva". En su formación esgrimen que no hay un cambio de postura, que una cosa es el Gobierno vasco -que se mantiene firme en su tesis de no acudir al encuentro- y otra el partido. Lo cierto es que a primera hora de la mañana de ayer el líder de los socialistas guipuzcoanos y consejero de Transportes, Iñaki Arriola, había asegurado en una radio que el PSE no secundaría oficialmente la iniciativa y que lo único que cabía esperar era la presencia de alguno de sus miembros a título individual.

Ya se sabía para entonces que Jesús Eguiguren, presidente del partido -y quizá el socialista que más credibilidad concede a la nueva estrategia de Batasuna-, tenía intención de asistir al acto, que tendrá lugar el lunes en la Casa de la Paz de Aiete, en San Sebastián. Se sabía también que Patxi López no lo haría en ningún caso porque ayer mismo partió hacia Estados Unidos junto a una delegación de empresarios, un viaje previsto desde hacía varias semanas. Pero la solución final arbitrada por el PSE, tras haber sido fustigado por el PNV, ha cogido con el pie cambiado al Gobierno de Zapatero.

El Ejecutivo sigue considerando que la conferencia es una estrategia con la que la izquierda abertzale pretende internacionalizar su causa. En palabras del ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, forma parte de la "liturgia" con la que Batasuna intenta hacer aceptable en su propio entorno el fin de la violencia.

Fuentes gubernamentales remarcan que este escenario -que ahora legitima el PSE con su participación- es una reivindicación histórica de ETA y un intento más de asemejar la situación que se vive con el conflicto irlandés.

De manera oficial, sin embargo, ni el Gobierno ni el PSOE se pronuncian sobre el gesto de los socialistas vascos. Desde la dirección del partido sostienen que la decisión de acudir al evento -al que ya ha confirmado su asistencia el exprimer ministro de Irlanda, Bertie Ahern- ha sido exclusiva del PSE, pero añaden que cuenta con su "respeto". Rubalcaba, que el pasado martes mostró su escepticismo hacia los propósitos de la conferencia y dijo que su partido no podía ir todo el día a rebufo de una agenda que no es la suya, ni siquiera quiso entrar en el tema.

Encarecer la paz

Mariano Rajoy tampoco consideró la cuestión suficientemente relevante como para romper su silencio. Los reproches a los socialistas llegaron exclusivamente del líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti. "El Gobierno socialista está al menos dejando hacer, y es un error porque la conferencia solo tiene dos cometidos: hacer campaña a Amaiur y subir el precio de la paz", comentó. Basagoiti insistió en que su partido no se sumará al PNV ni al PSE porque, a pesar de que también ha sido invitado, no está dispuesto a "hacerle la ola" a Batasuna.

Los socialistas vascos insisten en que es su obligación ayudar a que ETA camine hacia su disolución. En el ambiente pesa el nuevo comunicado que, según fuentes de la lucha antiterrorista, la banda podría hacer público este mismo fin de semana. Un texto del que el Gobierno, en todo caso, espera poco.