POLÍTICA

El PNV abre una rendija a negociar los presupuestos

El Gobierno recibió ayer señales de que no todo está perdido. El PNV dejó claro que su rechazo al decreto para el ajuste del déficit no prejuzga una posición contraria al proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 2011. Los nacionalistas se han convertido en la principal esperanza de José Luis Rodríguez Zapatero para evitar el fracaso que supondría prorrogar las cuentas públicas. Un escollo técnicamente asumible, pero políticamente muy gravoso, que le colocaría en el borde del abismo.

El precio de un hipotético apoyo es aún impredecible, pero, por lo pronto, el portavoz de la formación vasca en el Congreso, Josu Erkoreka, avanzó que su partido está dispuesto a estudiar la propuesta del Gobierno y, si es posible, hacer "algún planteamiento constructivo en relación a la defensa de los intereses" del País Vasco. Ya es mucho si se tiene en cuenta que, desde que decidió meter la tijera, el Ejecutivo tiene casi categoría de apestado político a ambos lados del hemiciclo.

Las cosas no serán fáciles. También Erkoreka quiso subrayarlo en una entrevista en ETB. Para empezar, admitió que ni el clima parlamentario ni la evolución de la economía española "invitan" precisamente a servir de báculo a Zapatero. Pero además remarcó que, si los suyos optaran por apoyar un año los presupuestos, no podrá colegirse una voluntad de colaboración de largo recorrido: la posición, señaló, "comienza y se agota en el mismo acto".

El otoño pasado, el respaldo de los seis diputados del PNV a las cuentas tuvo un coste pecuniario, en forma de inversiones para el País Vasco y de la devolución de 450 millones que Madrid adeudaba a la Diputación de Álava, y también un coste político: el PSOE se comprometió a sacar adelante el blindaje del concierto económico.