PRIMEROS CONTACTOS

El Gobierno solo cosecha escepticismo en la primera reunión para el pacto anticrisis

El PP, CiU, ERC y CC piden participar en el debate sobre la reforma laboral, limitado a sindicatos y patronal.

José Blanco, Elena Salgado y Miguel Sebastián, tras la reunión con los grupos
El Gobierno solo cosecha escepticismo en la primera reunión para el pacto anticrisis
EFE

El Gobierno no contempla la posibilidad de que no haya acuerdo anticrisis, pero el PP cree que José Luis Rodríguez Zapatero solo busca "coartadas" a la "calamitosa situación" de la economía. Y entre los grupos minoritarios cunde un escepticismo que va del castaño de formaciones como Coalición Canaria (CC), que se queda con lo positivo del intento, al oscuro del PNV, que anticipa las dificultades para logar un concierto general. Tras una mañana reunidos en el Palacio de Zurbano, pocos avances, más allá de una foto que algunos entienden que dará confianza al país.

 

Fue la vicepresidenta económica, Elena Salgado, la que más optimista se mostró tras este encuentro a 11 bandas; en contraste, curiosamente, con el portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, que abandonó el inmueble del Ministerio de Fomento con una mala impresión "El PP -alegó- lo está poniendo muy difícil. Ha venido con una actitud claramente destructiva, más de lo normal". La desconfianza es mutua.

 

La primera queja del portavoz popular de Economía, Cristóbal Montoro, fue que la comisión negociadora integrada por Salgado; el ministro de Fomento, José Blanco, y el de Industria, Miguel Sebastián, no pusiera ayer sobre la mesa más que un índice de asuntos a tratar en encuentros futuros. "El Gobierno ha abierto un concurso de ideas ¡a estas alturas!", reprochó. "Comprendo que la vicepresidenta esté superada por la situación económica, pero entonces debería rectificar".

Complicado acuerdo global

Lo que hace al Ejecutivo mantener la esperanza es que al menos nadie se ha descolgado de las conversaciones. Al menos, de momento. Incluso el primer partido de la oposición dijo estar dispuesto a "guardarse su escepticismo" hasta que el trío gubernamental presente, el próximo lunes, una propuesta más elaborada. Pero lo cierto es que vistas las posiciones de todos los interlocutores, el acuerdo global parece imposible. Y en este punto coincidieron varios portavoces.

 

El representante del PNV en la Cámara Baja, Josu Erkoreka, lo expresó de manera abierta. Las diferencias en materia fiscal entre unos y otros pueden acabar convirtiendo la negociación en un diálogo de besugos. El PP y CiU son partidarios de reducir impuestos y, por supuesto, de paralizar la subida del IVA que entrará en vigor a partir de junio.

 

Izquierda Unida reclama un aumento de impuestos con carácter progresivo. Y entre unos y otros, varios grupos admiten, con el Gobierno, que la presión fiscal admite aún actuaciones específicas. "Son diferencias -avisó Erkoreka- difícilmente salvables".

 

No es el único que lo ve así. El coordinador general de IU, Cayo Lara, hizo su propia lectura: "El Gobierno tiene en su mano decidir con quién quiere bailar esta pieza". Cosa distinta es que existan coincidencias entre el medio centenar de asuntos que, en su gran mayoría, ya están recogidos en el anteproyecto de Ley de Economía Sostenible expuesto por Zapatero ante el Congreso el 2 de diciembre. "Nosotros no vamos a apoyar ninguna medida que lleve a más crisis, pero sí aquellas que estén orientadas correctamente", matizó Montoro.

 

En lo que sí hubo más coincidencias de lo esperado, y además entre actores de diverso color, fue en la petición al Gobierno de que no se deje al margen de las conversaciones la reforma laboral. Salgado se mantiene en que tanto este asunto como las pensiones queden excluidos de las conversaciones que se abrirán la semana próxima, lo que para el PP carece de sentido. También el portavoz de ERC, Joan Ridao, reclamó que se incorpore. "Entiendo que algunos se sientan identificados con algún sindicato, pero no es normal que se hurte a los partidos este debate", denunció.

 

Convergencia i Unió y Coalición Canaria están dispuestos a esperar, pero por poco tiempo. Ambos coincidieron en que es preciso dar a los agentes sociales un plazo para el acuerdo y, en caso de que se muestren incapaces de avanzar, dar paso a la intervención de Gobierno y fuerzas políticas.