TROPAS EN AFGANISTÁN

El Gobierno admite que en Afganistán hay una situación de "violencia terrorista generalizada"

La ministra ha destacado que España ha pagado, con 87 muertos, un altísimo tributo por el compromiso por la paz y la seguridad en el mundo.

La ministra de Defensa admitió que tras siete años de presencia militar internacional en Afganistán, con más de 50.000 soldados de 41 países sobre el terreno, "existe más inseguridad y riesgo que hace dos años" y se vive "una situación de violencia terrorista generalizada y una amplísima ofensiva" de los talibanes y los grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda.


Carme Chacón, que compareció en el Congreso para explicar de forma exhaustiva el atentado suicida que el pasado 9 de noviembre costó la vida a los militares españoles Juan Andrés Suárez y Rubén Alonso, no ocultó que la evolución de la violencia de la zona oeste del país, donde se despliega el contingente de 778 soldados españoles, ha pasado en pocos meses de la tranquilidad a la amenaza "alta o extrema". Los radicales yihadistas se han multiplicado, explicó, y han pasado de controlar el sur del país a tener una presencia notable también en el norte y el oeste.


La ministra aclaró, no obstante, que nada ha cambiado en la naturaleza de la intervención internacional autorizada en 2001 por la ONU, "salvo las circunstancias", y que a nadie ayudan las tergiversaciones partidistas sobre el ámbito de la misión que se producen en ocasiones. Se trata, insistió, de una labor de "imposición de la paz", es decir, de una misión que se realiza "en zonas donde existe un conflicto armado".


Chacón indicó que tanto España como la mayor parte de los aliados europeos están de acuerdo en que la solución al conflicto de Afganistán "nunca será sólo militar" y tienen claro que la retirada "no es una opción", porque lo "único que no puede hacer un político responsable es abandonar Afganistán". Comentó que la retirada sólo traería el regreso al poder de los talibanes, el pisoteo de los derechos humanos, el aumento del narcotráfico, y el fortalecimiento de Al Qaeda y la expansión del terrorismo internacional.


Su conclusión, y la propuesta que llevará España a todos los foros internacionales, es que se está en "una encrucijada" que requiere una "revisión de la estrategia" de los últimos siete años para corregir los "graves errores cometidos" y relanzar la misión, porque de su éxito "depende la seguridad en el mundo". En todo momento eludió el debate sobre si España debe mandar más soldados o no, e insistió en que lo importante "no es cuántos efectivos se necesitan sino qué hacen y cómo lo hacen".


El cambio de estrategia debe basarse en seis puntos. En primer lugar, aumentar la celeridad del traspaso de competencias de seguridad al Gobierno afgano, que en 2010 deberá contar con 122.000 hombres y "autonomía de funcionamiento". En segundo, dar todo el protagonismo de la coordinación de la misión y de la seguridad a la ONU.


El tercer cambio sería evitar y reducir "a toda costa" las víctimas civiles, provocadas en su mayoría por bombardeos de Estados Unidos, que suman a una parte de la población a las filas de los grupos radicales y terroristas.


La cuarta medida es la implicación total de los países vecinos, Pakistán e Irán, en la búsqueda de una solución estable y duradera a la reconstrucción institucional en la región; y la quinta, la exigencia firme por parte de la comunidad internacional al Gobierno afgano de que termine con la corrupción y con la complacencia con las redes de narcotráfico. En último lugar, Chacón cree deseable que haya una mayor coordinación entre la misión militar de Estados Unidos, que busca la captura de los terroristas, y la de seguridad e imposición de la paz, liderada por la ONU.


Todos los grupos políticos agradecieron a la ministra la trasparencia con la que dibujó la situación actual de Afganistán y le dieron su apoyo para lograr un cambio de estrategia para hacer más efectiva la misión de paz, e incluso para aumentar el número de soldados españoles. El único grupo que pidió la retirada inmediata fue IU. El PP, por su parte, quiso ver en las crudas palabras de Chacón una rectificación del Gobierno sobre la verdadera naturaleza militar de la misión española en Afganistán.