AEROPUERTOS

El controlador de bajo coste salva la alarma

Los 280 controladores militares reclaman habilitarse para el control aéreo civil, como en Zaragoza. Oficiales del Ejército del Aire 'vigilan' a los controladores civiles, que son 2.400, en el estado de alarma.

Zaragoza es un aeropuerto de bajo coste. No solo por la llegada de la compañía aérea Ryanair, que ha logrado que 600.000 pasajeros vuelen desde la capital aragonesa, sino porque el uso militar y civil facilitó que el control aéreo se militarizara en 1990. El salario mensual medio para los suboficiales del Ejército del Aire que trabajan en el control aéreo de Zaragoza oscila entre 1.500 y 1.850 euros, en función de la antigüedad (de 21.000 a 26.000 al año), frente a los 200.000 euros anuales que ganan los controladores civiles después de la rebaja impuesta por el Ministerio de Fomento. El gasto de personal de Zaragoza sale rentable para AENA. El decreto sobre las 1.670 horas anuales aeronáuticas para los controladores generó la crisis aérea del puente de la Constitución y el estado de alarma.


"Trabajamos gratis para AENA porque hacemos lo mismo que un controlador civil con la diferencia que se aprecia. En Zaragoza, los cargueros de Zara o Caladero entran durante las 24 horas, como si fuera Sevilla o Madrid. Esta ciudad tiene ventajas con el control militar y no se reconoce. Solo aparecen las quejas de los ruidos de Montecanal", apunta a HERALDO un miembro de SODECTA (Sociedad Española de Control de Tránsito Aéreo). Es la asociación que representa a la mayoría de los 280 controladores militares españoles, que han soportado más responsabilidad frente a la desidia de los 2.400 controladores civiles.


Los controladores militares han reclamado que les reconozcan su titulo para estar "preparados, formados y legalmente habilitados" y poder trabajar en cualquier torre de control. El Gobierno hizo un amago en verano de preparar a 40 controladores militares ante un sucesos que al final se ha vivido, pero al parchear el conflicto con los civiles se frenó.


El Ministerio de Defensa se está planteando ahora preparar a 60 suboficiales para evitar que se vuelva a repetir el caos vivido el puente de la Constitución. Sería tener dispuestos al 25% de los funcionarios militares para poder sustituir a los civiles.


El plan de instrucción mínimo para que los militares sean reconocidos en todos los aeropuertos civiles "no es del día a la noche sino que dura entre cuatro y seis meses", según fuentes de SODECTA. "Estamos preparados, pero no somos superhombres", agregan.


Oficiales de la Base a las torres


El Gobierno se acordó de Santa Bárbara cuando llovía al aplicar la fórmula del estado de alarma, inédita en la democracia. La medida supuso que varios oficiales de la Base Aérea de Zaragoza fueran destinados a los aeropuertos de Logroño, Pamplona, Vitoria, Bilbao y San Sebastián como "jefes de servicio" para mandar a los controladores civiles en sus puestos de trabajo.


Todas las torres de control de los aeropuertos españoles recibieron una comunicación el pasado día 4 en la que se les explicaba que los controladores civiles son "personal militar a las órdenes de la autoridad militar" (durante los quince días que está vigente el estado de alarma) y se les puede aplicar el Código penal miltar y el régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas.


En el pasado puente se llenaron en el aeropuerto de Zaragoza las 4.000 plazas ofertadas en los 19 enlaces regulares y ocho aviones chárter. Los viajeros aragoneses que volaron hacia Europa no notaron la crisis aérea, como explicaron dos pasajeros que fueron en vuelos hacia Praga y Berlín sin ningún problema. Los controladores militares estaban en su sitio y su ruta cruzaba el Pirineo sin pasar una torre de control civil. Si los aviones pasaban por los aeropuertos españoles, los pasajeros sufrieron lo mismo que el resto de España.


Los controladores militares son la mano de santo del Gobierno para aplicar el estado de alarma y para que los oficiales vigilen las torres de control, pero no son reconocidos ni en salario ni en su habilitación para desempeñar las funciones de sus homólogos civiles.