CRUCE DE DECLARACIONES

El PP cierra filas con Camps y el PSOE acusa a Rajoy de ser su cómplice

La más tajante ha sido Ana Mato, Ana Mato, quien le ha definido como una «persona honrada» y ha recordado que la mayoría de los valencianos le volvieron a dar su apoyo recientemente en las urnas.

Francisco Camps durante su discurso de investidura.
«Nosotros hemos cumplido, ahora sólo falta que el Gobierno ponga la tubería»
EFE

El Partido Popular ha cerrado filas hoy en apoyo de Francisco Camps, cuya honradez defiende pese a que será juzgado por el caso Gürtel, mientras los socialistas han acusado al líder del PP, Mariano Rajoy, de ser «cómplice» del presidente de la Generalitat por guardar silencio ante su procesamiento.


Las reacciones ante el próximo juicio contra Camps por la causa de los trajes dentro de la trama Gürtel han continuado hoy entre los dos grandes partidos, y la primera en hablar de él ha sido la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, quien ha reconocido que el presidente autonómico está «sufriendo».


Barberá, que ha explicado que ayer pasó mucho rato con él, no ha hecho sin embargo más declaraciones al respecto, y preguntada sobre si el jefe del Gobierno valenciano debería dimitir, se ha limitado a contestar que no podía «decir nada más».


Más tajante en su apoyo a Camps ha sido Ana Mato, vicesecretaria general de Organización y Electoral del PP, quien en unas declaraciones en Islantilla (Huelva), le ha definido como una «persona honrada» y ha recordado que la mayoría de los valencianos le volvieron a dar su apoyo recientemente en las urnas.


También en Islantilla el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, ha insistido en la presunción de inocencia de Camps y ha añadido que «hay gente que tiene vocación de sastre, y le quiere hacer un traje» al presidente valenciano.


Monago, además, ha señalado que Camps debe seguir en el cargo, del mismo modo que si un periodista es acusado de algo «no se le aparta de un periódico». «No puede haber una especie donde haya un coto particular del derecho», ha concluido.


Mientras Camps sigue sin hacer declaraciones públicas tras conocerse que irá a juicio por la causa de los trajes, sí ha hablado hoy otro miembro de su Gobierno, el conseller de Gobernación, Serafín Castellano.


Castellano ha dicho que el presidente tiene un «respaldo total y absoluto de todos» y ha advertido de que la apertura de juicio oral no cambia «nada», ni «en la inocencia, en la credibilidad, en el liderazgo y en la gobernabilidad» de Camps, ni en la agenda política del Ejecutivo valenciano.


Del otro lado de la cancha política, dos han sido los dirigentes del PSOE que han hablado de Francisco Camps y ambos han coincidido en llamar al líder del PP «cómplice» del presidente valenciano por no hablar ante el procesamiento.


El primero de ellos ha sido el secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías, para quien, además, «lo grave» es que «Rajoy sigue callado, cuando él pide la dimisión a todos y por todo, pero ahora calla, y el que calla, otorga».


Mientras, el secretario general del PSPV-PSOE, Jorge Alarte, ha censurado que el líder nacional del PP guarde «un atronador y escandaloso silencio» veinticuatro horas después de conocerse el auto judicial.


Para Alarte, Rajoy «debe retirar a Camps de sus responsabilidades» y decidir ya «si consiente que -estando al frente del ejecutivo valenciano - el president de la Generalitat sea juzgado», una cuestión en la que «se juega parte de su credibilidad, ante su propio partido y ante España entera».


Además ha advertido de que si el líder de los populares «avala a Camps estará también apoyando a los implicados e imputados en el caso Brugal, el caso Fabra o el caso Emarsa».


La coordinadora de Esquerra Unida, Marga Sanz, ha insistido por su parte en criticar el silencio del propio Camps y le ha instado a «salir de su escondrijo» y dar «explicaciones inmediatas» a todos los ciudadanos de la «histórica situación política judicial en la que se encuentra».


Ha añadido que la apertura de juicio oral coloca a Camps en una «gravísima situación», que es «indignante que esté callado» y que, por supuesto, no haya dicho nada sobre la que debiera ser su «inexcusable dimisión».