ELECCIONES 2008

Comienza la campaña más ajustada

Sin muchas novedades, en los primeros minutos de campaña Zapatero pedía en Madrid a los españoles que elijan entre la política de diálogo y convivencia -la suya- y la del "ordeno y mando" del PP. Por su parte, Mariano Rajoy incidía desde Cádiz en la idea de que las cosas no van tan bien como pintan los socialistas.

La campaña electoral comienza con las encuestas más ajustadas en años, la vista puesta en la economía y la expectativa sobre la repercusión que tendrán en el voto los dos debates Zapatero-Rajoy. Pocas novedades en los primeros minutos y, así, el candidato socialista pedía en Madrid a los españoles que elijan entre la política de diálogo y convivencia -la suya- y la del "ordeno y mando" -la del PP-.


Por su parte, Mariano Rajoy incidió en la idea de que las cosas no van tan bien como pintan los socialistas. Es más, sostiene que van bastante peor y que el PP tiene soluciones para las cuestiones concretas que preocupan a los ciudadanos. "Ya está bien de gobernar desde la luna", ha dicho en un mitin previo a la apertura de campaña en Cádiz.


Como ya ocurriera en los comicios locales y autonómicos de mayo de 2007, los socialistas están en una clara estrategia de movilización de su electorado, ya que -también como entonces- opinan que el PP juega con la abstención a su favor.


Tan es así, que incluso parece que se les haya ido la mano en uno de los vídeos de campaña en el que un hijo, votante socialista, se hace 300 kilómetros para llevar a su madre al colegio electoral y que ésta pueda votar... al PP.


Y es que el PSOE dirá que le conviene la tensión pero los vídeos de su campaña son como un lexatin. "Vota con todas tus fuerzas" es su lema.

Caravana electoral


La distancia que separa a Zapatero de La Moncloa es exactamente de 13.547 kilómetros, los que recorrerá en estos quince días en los que visitará 15 provincias. Aparentemente, Rajoy lo tiene más cerca, ya que tiene previsto hacer más de 12.500 kilómetros, pero pasando por veintidós provincias.


Con ese plan por delante, el presidente del PP ha dicho: "no quiero ni tensión, ni dramatismo, quiero divertirme" y allá que va con su lema "la cabeza y el corazón".


Alguno, como Gaspar Llamazares, se pone ya la venda al inicio de la campaña y carga de nuevo contra el sistema electoral antidemocrático, en su opinión, "como la copa de un pino", porque consagra el bipartidismo. "Empiezo a tener envidia del muñeco que me representa en internet, porque hace una gamberrada y sale en todos los medios", ha reconocido el líder de IU.


Y es que esa es otra. Políticos y periodistas han sacralizado Internet hasta un punto que empieza a merecer una reflexión.

 

Polémica precampaña


Por el momento, llega la campaña oficial y se cierran, al menos ante las cámaras, alguno de los culebrones de la precampaña. Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre sellaron con un beso esta semana sus desencuentros.


De esta batalla, el alcalde de Madrid sale con una obsesión patológica de meter "cuñitas" con lo suyo en cualquier asunto, bien sean los carnavales o la ausencia del jugador del Real Madrid de la selección española de fútbol. "Habrá otras listas y estarás en ellas", le dijo profético esta semana el alcalde al futbolista.


Las secuelas para Esperanza Aguirre han sido que ahora habla en verso y pone en boca de Zapatero ripios como este: "Nos conviene la tensión/ que si la gente se duerme/ igual me toca volverme/ con la maleta a León".


Como aperitivo de los debates de los dos candidatos con opciones a la presidencia del Gobierno, este jueves los respectivos "hombres de los números" de PSOE y PP, Pedro Solbes y Manuel Pizarro, confrontaron sus propuestas en televisión en un "cara a cara" para iniciados. Mucha cifra y hasta gráficos.


La cosa fue de tanto guante blanco que hasta el moderador se quejaba al final del poco trabajo que había tenido.


El caso es que este jueves recomenzó la campaña electoral en la que España estaba sumida desde hace meses, con los actos de pegada de carteles en los que ya no se pegan carteles. En teoría la diferencia es que, a partir de ahora, los líderes de los partidos pueden pedir el voto -como si en estas últimas semanas hubieran estado dando un ciclo de conferencias-.