LA CRÓNICA

Cataluña, ante el reto de superar la desafección

Según algunas encuestas, la mitad de los catalanes no incluye entre sus planes dominicales acercarse a votar.

España constituye una paradoja literaria. Con índice de lectura muy bajo, cada año se publican más libros. Algo parecido se podría afirmar de la relación entre Cataluña y la política: hasta 39 formaciones diferentes, tantas como nunca antes, se presentan mañana a unos comicios que podrían batir todas las plusmarcas abstencionistas.


Según algunas encuestas, la mitad de los catalanes no incluye entre sus planes dominicales el acercarse a un colegio electoral. Al dramaturgo Bertolt Brecht se le achacan muchas frases ingeniosas, pero solo algunas se le ocurrieron a él. Entre las que no alumbró figura aquella de: "Imagina que hay una guerra y no va nadie". En Cataluña cada vez se requiere menos fantasía para plantearse la posibilidad de que se convoquen unas elecciones autonómicas y la mitad de los ciudadanos con derecho a voto escapen hacia los parques, hacia las estaciones de esquí o incluso hacia los museos: cualquier cosa antes que acudir a las urnas.


Desencanto democrático. Distanciamiento entre electores y elegidos. Hastío. Corrupción. Muchos son los conceptos que se ofrecen como vendas ante una previsible herida democrática. En realidad, una aproximación a los comicios catalanes con cierta perspectiva histórica revela una acentuada tendencia a la inhibición electoral. "La alta abstención no constituye ninguna novedad, aunque si realmente alcanza el 50% sería preocupante", señala el profesor universitario Joan B. Culla.


Doctor en Historia Contemporánea y articulista político, Culla apunta al concepto de abstención diferencial como una constante catalana desde la recuperación de las libertades: la participación en las votaciones a la Generalitat suele ser un 10% menor que en las generales. "Responde a la existencia de un sector demográfico, originario de fuera de Cataluña, que tradicionalmente no se sentía aludido ni interesado por las elecciones al Parlament", revela a HERALDO.


Una causa sin fuelle

Josep Maria Vallés, ex consejero de Justicia, cree sin embargo que esa causa ha perdido fuelle. "También existe abstención diferencial en la Comunidad de Madrid, donde el factor identitario no influye. Aquí, como en otros sitios, se concede menos importancia a las elecciones autonómicas que a las estatales", proclama. "Hay sociedades que desde antiguo son más abstencionistas que otras, sin que eso suponga un indicador de mala salud democrática", valora Culla. En el caso catalán, el historiador apunta la fortísima tradición anarquista ("común con Aragón", incide) anterior a las cuatro décadas de retórica antiparlamentaria del franquismo.


Igualmente, el voto en blanco puede conocer mañana un récord de vértigo, cercano al 8%. Tanto que incluso ha dado origen a una nueva formación, Escons en blanc (escaños en blanco). "Nos presentamos con la intención de dejar vacío cualquier escaño que podamos llegar a alcanzar, renunciando a todo tipo de remuneración personal derivada", anuncian en su web. Con ese gesto, pretenden evidenciar el descontento de la ciudadanía "que no se siente representada por la actual clase política".


Algo de ese mensaje regeneracionista también ha aterrizado en el programa de Ciutadans. "Planteamos una nueva ley electoral con listas abiertas, que limite los mandatos, reduzca el gasto electoral e incluya primarias obligatorias en los partidos", ha pregonado su candidato, Albert Rivera. La paradoja es que Cataluña, faro del autogobierno autonómico en España, es la única comunidad que todavía no se ha dotado de una ley electoral.


La desafección ha permitido además el repunte de dos fenómenos letales: el populismo y la vulgarización de la campaña. "El populismo no es una ideología, sino un método", subraya Culla, a quien no le sorprende el racismo de Plataforma per Catalunya de Josep Anglada, ni los "escarceos xenófobos del PP", enmarcados dentro de una tendencia europea.


Un ex presidente del Barça animado por una actriz porno. Un imitador de Elvis Presley escoltado por un transexual de la tercera edad. Un ex falangista reconvertido en azote del inmigrante en la Cataluña central. Orgasmos fingidos, candidatas en paños menores y ciudadanos seguidos por un grupo nudista. Qué maravilloso cesto habría tejido el recientemente desaparecido Luis García Berlanga con semejantes mimbres.