MISIÓN INTERNACIONAL

''Bosnia fue un tranvía que debíamos coger''

Alicia Moreno y Miguel Ángel López cruzaron un mes en la misión internacional de Bosnia en 1993.
''Bosnia fue un tranvía que debíamos coger y no perder''
OLIVER DUCH

Volvería a Bosnia para visitarlo con mis hijos, pero espero no regresar en una misión como la que vivimos. Era una guerra civil donde perdían los niños, las mujeres y los ancianos de todas las partes. ¿Culpables? Había en todos los lados”. Los capitanes Alicia Moreno Moreno, de Enfermería, y Miguel Ángel López Martín, de Pontoneros, coinciden en que Bosnia fue la “oportunidad profesional única” en sus vidas y del Ejército español. “Se valoró lo que teníamos en casa. La zona española era la que no quería nadie y luego nos valoró todo el mundo. El casco azul era un orgullo. Bosnia fue un tranvía que debíamos coger y no perder”, afirma el oficial de Monzalbarba y asiente su compañera, hoy en la Escuela Militar Ecuestre.

Todo lo bueno del regreso, entre felicitaciones y condecoraciones, tiene de sinsabores los recuerdos de una guerra a dos horas en avión. Eran testigos de los intercambios de muertos entre los contendientes, sufrían bombardeos y ataques a diario. Y la ONU_llegó a pedir informes a los desactivadores sobre la procedencia de los bombardeos y la autoría de las matanzas.


A sus 23 años, Alicia Moreno, entonces alférez, afrontó el peor año de la misión en Bosnia porque la Agrupación Canarias sufrió diez bajas, de las 22 registradas en los 18 años. Aun así, la población civil llamaba más a su puerta en Jablanica. “Cuando volví, mi madre y abuelo me decían que había madurado mucho. La misión cambió mis prioridades, sobre todo cuando venían las madres con sus hijos y contaban que no querían transmitirles lo que estaban viendo”, señala ahora como madre.La muerte del capitán Álvarez

La primera mujer en Bosnia recuerda los nombres y circunstancias de sus compañeros fallecidos a los que atendió o conoció, desde el teniente de la Legión Arturo Muñoz Castellano, el sargento Ángel Tornel, los cuatro que cayeron al Neretva o el capitán de Ingenieros de Monzalbarba Francisco Álvarez. “Estábamos cerca del puente Bijela. Al salir del convoy a un reconocimiento explotó la mina. Hubo confusión, dispararon desde la zona serbia y bosnia. Pudimos recuperar el cadáver del capitán Álvarez”, relata el entonces sargento Miguel Ángel López Martín, que fue en el equipo de desactivadores de explosivos. Su oficial fue el primero de las seis víctimas que sufrieron las unidades de Aragón. La mayoría de las muertes se produjeron en accidentes por el vuelco de los vehículos de caballería o BMR.Seis mil militares de Aragón

En la semana que España abandona la misión internacional de Bosnia después de 18 años, los oficiales Moreno y López Martín son ejemplos de los 6.000 soldados procedentes de unidades aragonesas (de los 46.000 militares españoles que fueron) y de los que llegaron al lugar en 1993, cuando la guerra todavía estaba caliente.

La Brigada de Caballería de Castillejos II ya había inaugurado la presencia aragonesa en Bosnia en 1992 y hasta las Navidades de 1995 no se formó la Agrupación Aragón con el grueso de la Brigada de Cazadores de Montaña. El rey Juan Carlos celebró su 60 cumpleaños en 1998 en Bosnia con otra unidad de Montaña.

A Alicia Moreno la llamaron tres días antes de salir a la primera misión a la que iba una mujer. Tardó poco en decidirse. Tenía 23 años, apenas estaba recién casada seis meses antes y su marido, también militar, no puso obstáculos sino que la animó. En la enfermería se encontró a su compañera Pilar Hernández, una zaragozana destinada en Fuerteventura, con la que le unió tanto esa experiencia que fue la madrina de una de sus hijas y siguen saliendo juntas en la Ofrenda.

“Me corté el pelo e iba sin pendientes por si acaso. Había que prevenir porque fuimos a un lugar donde se vivía la intransigencia humana. Era una guerra muy complicada según a quien escuchabas”, apunta Alicia Moreno.Bombardeos en el cuartel

El peligro era diario y no solo cuando salía de convoy sino en su propio cuartel, donde no dormían en los “corimex” (habitáculos con literas y duchas) porque un bombardeo los destrozó y se guarecían en un refugio subterráneo.

Integrar la mujer en el Ejército era otra batalla en medio de la guerra de Bosnia. “Fuimos como uno más, pero al ser las primeras mujeres estábamos bajo la atención para medir nuestra continuidad en el Ejército. Éramos 120 en el cuartel y las dos mujeres acabamos levantándonos media hora antes para ducharnos”, afirma para explicar cómo solventaban la falta de costumbre de la presencia femenina. Su experiencia la ha llevado esta semana a Sevilla para presentar una ponencia sobre la mujer en el Ejército.

Al capitán López Martín le avisaron que iba a Bosnia un día de Inocentes y no se lo contó hasta Año Nuevo a su mujer y sus dos hijos. Ha aprendido con las misiones transcurridas (tres en Bosnia, una en Pakistán y Afganistán) que hay que compartir la realidad con la familia hasta cierto punto para no preocupar en exceso. “Volví a Kosovo cuando había tenido mis dos hijas y mi marido no me dijo ni que una pasó varicela”, confía Alicia Moreno, que vivió la diferencia de ser madre en la misión.Desminado del aeropuerto

El oficial de Pontoneros tiene entre otros muchos méritos haber desminado con sus compañeros el aeropuerto de Mostar, uno de los puntos estratégicos para abrir vías de comunicación, como la ruta del Neretva, para aprovisionar a las fuerzas de la ONU y a la población civil. El capitán cambió su traje de 25 kilos de desactivador de explosivos de la misión de 1993 por maquinaria pesada, que utilizó en otros dos períodos que pasó en Bosnia (1997-1999). Su evolución fue paralela a la guerra porque los cascos azules se convirtieron en fuerza de la OTAN en las Navidades de 1995, cuando se estrenó la Agrupación Aragón, que mandaba el coronel Julio López Guarch. Pilotos de la base aérea de Zaragoza desplegados en Aviano (Italia)_participaron en los bombardeos que frenaron la guerra civil en mayo de 1995 y el control aéreo.

Paralizadas las matanzas, Bosnia debía reconstruirse, como el puente de Mostar, un emblema destrozado en noviembre de 1993. Alicia y Miguel Ángel cruzaron el “Stari Most” (Puente Viejo). “Los de Pontoneros montamos la pasarela”, recuerda el capitán.


“Bosnia fue un examen para las Fuerzas Armadas y lo aprobamos con nota. Llegamos con fuerzas experimentadas, como Francia y Gran Bretaña, y dimos la talla”, sostiene el capitán. ”Aprendí mucho de mi profesión porque tiene sentido donde muchos sufren”, resume la primera mujer del Ejército que fue a una misión.