TERRORISMO

Batasuna busca su resurgir electoral de la mano de EA

La izquierta radical y Eusko Alkartasuna acuerdan en un documento crear un "estado vasco" por vías pacíficas.

El líder de EA, Pello Urizar (c), estrecha la mano a Rufi Etxebarría, de la ilegalizada Batasuna.
Batasuna busca su resurgir electoral de la mano de EA
ALFREDO ALDAI/EFE

Eusko Alkartasuna (EA) y la izquierda aberzale sellaron ayer un acuerdo de conveniencia que tiene como objetivo final burlar la ilegalidad de Batasuna para tratar de concurrir conjuntamente a las elecciones. EA y la izquierda radical se comprometieron a trabajar en la construcción de un "estado vasco" independiente por vías "pacíficas y democráticas", pero no condenaron a ETA. En un acto político celebrado en el palacio Euskalduna de Bilbao y ante más de 600 personas, ambas formaciones plasmaron por escrito su acuerdo y apostaron por la soberanía para Euskadi en un escenario sin violencia, pero eludieron en todo momento cualquier referencia a ETA o a sus víctimas.

Este paso público no se traducirá, de momento, en una coalición electoral que permita a los herederos de la ilegalizada Batasuna concurrir a las urnas. EA es consciente de que ese paso podría dejarle fuera de los comicios y condiciona la decisión de compartir listas a un desmarque claro de la ilegalizada Batasuna de ETA.

Las planas mayores de EA y de la izquierda aberzale avalaron con su presencia la comunión política entre dos sensibilidades hasta ahora contrapuestas y a veces irreconciliables. Eusko Alkartasuna, pese a su independentismo, había optado siempre por la vía institucional, mientras la izquierda radical utiliza su presencia en las instituciones para forzar desde dentro la ruptura del sistema. Peio Urizar, secretario general, su antecesor Unai Ziarreta y el ex lendakari y fundador del partido Carlos Garaikoetxea encabezaron la representación de EA. Rufi Etxebarria, Jone Goirzelaia y Tasio Erkizia fueron en representación de la izquierda radical.

Salvavidas con trampa

La unidad de acción entre EA y la izquierda radical nace de la necesidad de ambas sensibilidades aberzales de mantenerse vivos y no desaparecer. El pacto es su salvavidas.

Las elecciones autonómicas del año pasado encendieron todas las alarmas en la formación que impulsó Garaikoetxea tras escindirse del PNV. EA perdió su grupo parlamentario en la Cámara vasca y pasó de ser un partido necesario e influyente a testimonial con un único escaño. Sus votantes se decantaron en masa por el PNV rendidos ante el discurso soberanista del entonces lendakari Juan José Ibarretxe.

El varapalo electoral se agravó por la ruptura en dos de Eusko Alkartasuna, que vio cómo su feudo electoral de Guipúzcoa emigró hacia las nuevas siglas de Hamaikabat, cuyos líderes apuestan por la colaboración con el PNV. Ante el riesgo cierto de desaparición, EA miró a su izquierda y se topó con una izquierda aberzale desnortada, con sus principales referentes en la cárcel, huérfana de representación en el Parlamento vasco tras su ilegalización, alarmada ante la imposibilidad de concurrir a las elecciones locales y desnuda del manto protector de una ETA más débil que nunca.

EA era para la izquierda radical la última tabla de salvación en medio de un naufragio general. Ambos hicieron de la necesidad virtud y comenzaron un progresivo acercamiento que no fue interrumpido por los atentados de ETA y que culminó con el acuerdo de 15 folios suscrito en el Palacio Euskalduna.

En el acto de ayer, se proyectó un vídeo sobre la detención del ex portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, y del ex secretario general del sindicato LAB, Rafa Díez Usabiaga, y se leyó un documento de 15 folios que parte del "agotamiento" y del rechazo del actual marco jurídico y político de Euskadi y apuesta por crear "un estado vasco" independiente "por vías pacíficas y democráticas" y mediante el ejercicio del "derecho a decidir", es decir el derecho de autodeterminación. En el texto en ningún momento se cita a ETA, y mucho menos se plantea el final de la violencia.

La alianza fue recibida por críticas del resto de formaciones al constatar que la izquierda aberzale sigue sin proclamar su ruptura con ETA.