CATEDRÁTICO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

Alfonso Calvo: "Hoy, las madres raptan a los hijos cuando los padres las maltratan"

Disertó en Zaragoza sobre el secuestro internacional de niños y su regulación legal.

El catedrático Alfonso Calvo, el pasado jueves en Zaragoza.
Alfonso Calvo: "Hoy, las madres raptan a los hijos cuando los padres las maltratan"
OLIVER DUCH

Alfonso Calvo participó hace unos días en el III Foro Internacional de la Institución Fernando el Católico, coordinado por la profesora titular de Derecho Internacional Público de la Universidad de Zaragoza Yolanda Gamarra.


¿Tiene resquicios el Derecho Internacional Privado en el tema del secuestro de menores?

Puede atajar este problema en la mayoría de los casos, pero sí quedan resquicios. Puede resolverse porque existe una normativa muy técnica, muy precisa, que procede fundamentalmente de tres organismos: la UE, el Consejo de Europa y la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado. Pero, por ejemplo, no existe ningún convenio mundial que regule este problema entre países occidentales y países de mayoría musulmana. Y existen algunos convenios bilaterales, España tiene por ejemplo alguno con Marruecos, pero no tengo claro que se estén cumpliendo más allá del territorio europeo.


¿Qué explicación le da a eso?

Los países islámicos no han querido cooperar con la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado porque tienen concepciones antagónicas de las de los países occidentales acerca de temas que inciden a la hora de atribuir la custodia del menor.


¿Por ejemplo?

En el islam, la educación del menor corresponde a la madre, pero si ella no es musulmana resulta absolutamente impensable que se le atribuya la custodia. En ese caso, cualquier tribunal de cualquier país musulmán le daría la custodia al padre, porque es quien va a garantizar que el niño sea educado en el islam. Que se haga depender la entrega de un menor a la educación religiosa que va a recibir es algo impensable en un tribunal occidental, pero no en uno musulmán. Por otro lado, en alguna ocasión se ha restituido el menor a la madre occidental porque no estaba casada, pero en occidente es impensable que sea decisivo el hecho de estar casado o no. Somos tan distintos que, cuando se intenta resolver el problema del interés superior del menor, tenemos puntos de vista difícilmente compatibles.


¿Se enfrentan otros países occidentales a este problema?

Sí, y casi siempre tiene su origen en matrimonios con una enorme diversidad cultural.


¿Cambiará esta diferencia de mentalidad algún día?

Creo que sí. Pero es que el matrimonio es siempre muy complicado, y que haya factores de diversidad cultural propicia el acercamiento entre personas. Pero lo que empezó siendo un atractivo personal más, con el tiempo acaba siendo un elemento desalentador. Pero eso ocurre también con los comportamientos entre personas que se criaron en la misma cultura. Es un tema de madurez, a mi entender. Sí creo que tenemos que ser conscientes de que un matrimonio en estas condiciones siempre arrastra una dificultad añadida. Como existe la legítima pretensión de que los hijos conozcan las culturas de ambos progenitores, de vez en cuando la familia se desplaza al país de origen del padre a pasar las vacaciones. Y ocurre que quien observaba un comportamiento tal en el país de acogida, cuando llega al de origen se comporta de acuerdo con sus normas culturales.


Pero eso les pasaba también a los españoles cuando emigraban a Alemania.

Sí. Podían ser perfectos alemanes desde el punto de vista del comportamiento, incluso les llamaban los prusianos del sur, pero cuando volvían a España se comportaban como auténticos latinos. No creo que sea irresoluble, pero una persona a la que has conocido con un cierto comportamiento, cuando llega a su país se 'indigeniza', entra en un entorno en el que su madre y sus hermanas tienen un perfil cultural que aquí es impensable que tenga. Y eso desestabiliza a las familias.


De ahí que se den muchos casos de gente que luego no regresa, no devuelve al hijo, obliga a la madre a adoptar sus costumbres... ¿Qué se puede hacer entonces?

Antes de contestarle, voy a hacer una matización. El retrato que ha hecho ha sido cierto durante muchos años. Es el retrato de matrimonios mixtos en los que el secuestrador es el varón, porque los hombres emigraban más que las mujeres. Los países de inmigración, como España, ven cómo se secuestran niños. Anteriormente, nosotros éramos un país de secuestradores porque éramos un país de emigración. Los secuestradores eran españoles, italianos, portugueses, yugoslavos... que huían de países nórdicos o centroeuropeos con menores secuestrados. Pero casi siempre era un varón. Lo que hoy ha cambiado es que, aproximadamente, el 70% de los secuestradores son mujeres. Ahora, lo que dinamita la relación del hijo con los padres es que existen madres secuestradoras y padres maltratadores. En muchos casos, la madre, desesperada, huye con el hijo como una reacción frente a un padre maltratador.


De hecho hay un caso muy famoso ahora mismo, María José Carrascosa en Estados Unidos.

Este caso muestra cómo, pese a la existencia de mecanismos muy técnicos y muy complejos, se producen resquicios, mínimos, pero que cuando se alcanzan, y la maquinaria no funciona bien, el resultado es una tragedia griega. En este caso, ni los tribunales estadounidenses ni los españoles han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre un punto común, que era saber si había ocurrido un desplazamiento internacional e ilegal del menor. Que es internacional, nadie lo discute. Pero que sea ilegal... Los tribunales estadounidenses sostienen que sí; los españoles, que no. Y como no existe ninguna jurisdicción superior a ambos, el mismo asunto tiene soluciones radicalmente distintas en Nueva Jersey y en Valencia. Debido a eso, desde hace cuatro años una niña no ve ni a su madre, que está en la cárcel, ni a su padre, que vive en Estados Unidos, mientras ella está con sus abuelos en Valencia. Eso es intolerable.


¿Tiene solución?

Ahora mismo, no. No conozco más detalles del caso que los que he leído en la prensa, pero no termino de entender por qué ella volvió a Estados Unidos, supuestamente para atender unas cuestiones de negocios, cuando ya había huido con la pequeña, que es delito en ese país. La detuvieron, la encarcelaron, y un juez la ha condenado a catorce años por secuestro de un menor. No entiendo por qué volvió. Ella, licenciada en Derecho, o no tuvo asesoramiento, o si lo lo tuvo fue muy malo. Si decides dar ese paso, lo das con todas sus consecuencias, y una de ellas es que rompes con el mundo del que vienes. No puedes decir: 'Los temas personales los arreglo secuestrando, pero los temas financieros ya los arreglaré en otro momento'.