El Gobierno abre otro ciclo en Cuelgamuros tras la exhumación de Primo de Rivera

Un centenar de falangistas se enfrenta a la Policía, con tres detenidos, en el cementerio de San Isidro donde han quedado enterrados los restos.

Un grupo de falangistas trata de superar el cordón policial en el cementerio de San Isidro, en Madrid.
Un grupo de falangistas trata de superar el cordón policial en el cementerio de San Isidro, en Madrid.
Zipi/EFE

El de este lunes fue el quinto entierro y la cuarta exhumación de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de Falange fusilado en Alicante nada más declararse la Guerra Civil tras ser sentenciado a muerte por un tribunal de la República. Autodeclarado admirador de Benito Mussolini y el fascismo italiano, al hijo del también dictador Miguel Primero de Rivera le tocó la sublevación del 18 de julio de 1936 en uno de los territorios que se mantuvieron fieles a la Constitución de 1931.

El traslado de los restos de Primo de Rivera corrió a cargo de fondos públicos y estaba anunciado ya desde la aprobación el pasado octubre de la Ley de Memoria Democrática, que prohíbe la exaltación de golpistas en lugares públicos. En el caso del líder ultraderechista se producía, según refleja la norma, frente al altar de la basílica del antiguo Valle de los Caídos. 

Después de las exhumaciones de Francisco Franco y del general Gonzalo Queipo de Llano, la del líder de Falange suponía la gran asignatura pendiente del Gobierno. La extracción de los restos se llevó de una manera discreta, nada que ver con las imágenes de 2018 en las que el féretro de Franco se pudieron ver en televisión con el ataúd del dictador a hombros de sus descendientes saliendo del gran mausoleo de la dictadura. Tampoco hubo en esta ocasión helicóptero ni presencia de miembros del Gobierno. A diferencia de Franco, Primo de Rivera no fue jefe de Estado, se justificó desde Moncloa.

La ley de Memoria Democrática permite que Primo de Rivera permanezca en el antiguo Valle de los Caídos al ser una víctima más por haber muerto fusilado, eso sí, fuera de la basílica franquista y en el terreno no sacro del recinto. No obstante, el fundador de Falange dejó escrito en su testamento su deseo de yacer en suelo católico. La familia no renunció a su voluntad y solicitó una exhumación discreta, una decisión que aceptó el Gobierno. Primo de Rivera yace desde ahora en el madrileño cementerio de San Isidro, donde también están sepultados sus hermanos Miguel y Pilar. El primero fue ministro de Franco y la segunda fundó la Sección Femenina de la Falange.

La exhumación comenzó a primera hora de la mañana. Los operarios estuvieron custodiados por un amplio despliegue de la Guardia Civil, mientras que los periodistas se quedaron a las puertas de acceso al antiguo Valle de los Caídos.

Frente a la entrada de Cuelgamuros apenas se concentraron una decena de simpatizantes de Primo de Rivera y solo uno ataviado con la camisa azul de la Falange. Sí gritaron muy alto a la salida del cortejo fúnebre con las proclamas tradicionales de la ultraderecha y que giraron desde el "José Antonio, presente" al "arriba España".

El traslado de los restos vivió sus momentos más tensos a la llegada del cortejo familiar al cementerio de San Isidro. En sus aledaños, una centena de falangistas trataron de saltarse el cordón policial pero el amplio despliegue policial no dio pie a más tras practicarse tres detenciones.

Madrid, 24 abr (EFE).- La exhumación de los restos del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, de su emplazamiento en el altar mayor de la basílica del Valle de los Caídos, se acometerá esta mañana en una operación diseñada con la máxima discreción, a puerta cerrada y sin presencia de autoridades ni de la prensa.Aunque el Ministerio de la Presidencia no ha concretado a qué hora se producirá la extracción del féretro para su posterior traslado al cementerio madrileño de San Isidro, se espera que los trabajos se acometan a primera hora y que todo el proceso, marcado por la retirada de una losa de granito de 3.500 kilos, se resuelva pronto.IMÁGENES DE LA ENTRADA DEL VALLE DE CUELGAMUROS CON FURGONETAS Y COCHES DE LA GUARDIA CIVIL ACCEDIENDO AL RECINTO DE LA BASÍLICA.
EFE

Los retos en Cuelgamuros

El Gobierno socialista, primero, y de coalición junto a Unidas Podemos después, han exhumado a Franco y Primo de Rivera de Cuelgamuros, donde ambos fueron sepultados, cada uno a un lados de altar. Pero sobre el antiguo Valle de los Caídos quedan aún subrayadas asignaturas pendientes. La primera de ellas es la recuperación de los restos de más de cien republicanos muertos en combate o ejecutados que judicialmente reclaman sus familiares. Procesos como el de los hermanos Antonio y Manuel Lapeña llevan paralizados años ante la negativa del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, gobernado por el PP, a otorgar una licencia de obra en el templo franquista que permita sus exhumaciones.

Un grupo de simpatizantes de la Falange han protagonizado este lunes momentos de tensión a la llegada del coche fúnebre con los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera.
EFE

El segundo gran reto comprometido por el Gobierno de Sánchez es desalojar a la orden de los benedictinos que residen en la basílica. Su responsable, Santiago Cantera, ofició este lunes una ceremonia en recuerdo de Primo de Rivera. El prior concurrió en el pasado en listas electorales de Falange.

Por último, queda pendiente el proyecto para convertir el rebautizado Valle de Cuelgamuros como un centro de interpretación del franquismo.

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