Díaz ajusta cuentas con Iglesias en 'prime time': "Me dijo: 'Te voy a joder la vida, sin odio"

La vicepresidenta y líder de Sumar constata que Iglesias se ha vuelto un "cascarrabias" y advierte del "drama" de que la desunión de las izquierdas lleve al poder a un Feijóo que "es un gran adversario"

La ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz
La ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz
MARISCAL

«Si pides la unidad a torta limpia, a tu electorado lo estás deprimiendo». Yolanda Díaz ajustó este domingo cuentas con Pablo Iglesias, quien le designó a dedo cuando abandonó el Gobierno hace dos años -un episodio que, según relató ella misma, derivó en una agria conversación en la que el fundador de Podemos le acabó diciendo «'Te voy a joder la vida', sin odio»- y con quien mantiene un pulso ya descarnado a cuenta del peso de Podemos en Sumar, la plataforma política con la que ella será candidata a la presidencia del Gobierno. Díaz se revolvió contra Iglesias, al que le unía una amistad de largo recorrido, a su manera -mano de hierro en guante de seda- en una entrevista con Jordi Évole en La Sexta en la que marcó perfil no solo con respecto a quien le aupó en el Ejecutivo. También, desde «el cariño» y considerándole «un gran político», con el presidente Sánchez.

A ambos, muñidores de la coalición autoproclamada 'progresista y feminista', los dibujó como dos «machistas» que siempre se han entendido «muchísimo mejor» a dúo que en lo que se refiere a ella. A partir de ahí, constató que Iglesias se ha vuelto un «cascarrabias» que sigue ejerciendo un liderazgo «muy agudizado» en Podemos y al que avisó, como a la dirección de Ione Belarra, del «drama» que será perder el Gobierno por la desunión de las izquierdas frente a un Alberto Núñez Feijóo que «es un gran adversario». «¿Cómo vas a pedir a la ciudadanía que te vote si no te pones de acuerdo con los que presuntamente piensan como tú?», se preguntó, retórica, la vicepresidenta, quien aseguró que ella misma se sentirá responsable si ese escenario -la derecha en el poder- se consuma.

Como viene siendo recurrente desde que estallaron las hostilidades con el partido al que sigue representando en el Consejo de Ministros, Díaz no dio ningún portazo e incidió, en respuesta a unas declaraciones de Iglesias señalándola por «ponerse de perfil» en la batalla por la ley del 'solo sí es sí', en que ella «nunca» recurre ni recurrirá al «insulto». Pero la charla traslució el enrarecido ambiente, por no decir de imposible convivencia, que reina entre la promotora de Sumar y la dirección de Podemos. La entrevistada dejó caer, de hecho, que los morados no quieren ningún pacto y que la excusa son esas primarias que los de Belarra quieren abiertas para conformar una coalición de tú a tú con el proyecto de Díaz y en las que ésta no quiere orillar a las formaciones que la avalan; entre ellas, competidores electorales de Podemos como Más País o Compromís. «Dos no acuerdan si uno no quiere», subrayó la vicepresidenta, quien se dolió y dijo «no entender» el plante del partido fundado por Iglesias al lanzamiento de su candidatura, hace dos semanas, en el polideportivo Magariños de Madrid.

«Yo no quiero esto, ya no sé cómo decirlo», clamó cuando Évole le mostró dos hipotéticas papeletas para las elecciones generales de final de año, una con la lista de Sumar y otra con la de Podemos. Díaz, que se zafó de charcos como si su voto va a ir el 28-M hacia el Más Madrid de Mónica García (la marca autonómica del partido de Íñigo Errejón), confió en que Iglesias no pretendiera tutelarla al ungirla como su sucesora «porque me conoce». Y lamentó que siempre se le pregunte por «los 'señoros'» con los que concurriría a la arena política, cuando «las mujeres no somos de nadie» y «estamos muy hartas». Una política «masculinizada con la que vinculó a Iglesias -del que dijo que radia todo lo que hace a diferencia de ella- pero también a Sánchez.

Díaz, que eludió cuestiones espinosas como sobre si hará campaña por Podemos o por otras marcas que apoyan a Sumar ante el 28-M, lanzó dos enmiendas de calado a la política de Sánchez más allá de la bronca entre las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE. La más clara, que discrepa del acuerdo con Marruecos -«una dictadura», lo definió- que ha consumado el giro histórico de la política exterior española sobre el estatus del pueblo saharaui. Sobre la segunda, más ambigua, sugirió que sí, que Fernando Grande-Marlaska debería haber asumido «responsabilidades» -dimitir, aunque no quiso decirlo así- por la «tremenda» e «intolerable» tragedia en la valla de Melilla de junio de 2022 en la que murieron decenas de inmigrantes subsaharianos. Tampoco fue tajante sobre la polémica, entre Podemos y el ala socialista del Gobierno, sobre el envío de armas a Ucrania. Asumió que Ucrania tiene «derecho» a defenderse ante una «agresión ilegítima», aunque abogando por una «política propia» en materia de seguridad y explorando «el diálogo y la negociación» para acabar con «esta maldita guerra».

La entrevista tuvo un momento tan inesperado como indescriptible cuando el responsable del programa le puso al teléfono, sin avisar a ninguno de los dos, al exdiputado del PP Alberto Casero, cuyo error en la votación de la reforma laboral permitió a Díaz, su impulsora como ministra de Trabajo, sacarla adelante. La vicepresidenta y Casero bromearon sobre cómo la gente para en la calle al antiguo 'fontanero' del equipo de Casado para darle las gracias por su equivocación propiciando que el cambio legislativo terminara prosperando.

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