Coches rayados o ruedas rajadas: vandalismo como venganza contra conductores

La venganza contra un conocido es el móvil principal de rayones en la pintura, destrozos de retrovisores, roturas de lunas o ruedas rajadas. El 11% de automovilistas confiesa haberse dado a la fuga tras causar daños en otro vehículo, sobre todo en maniobras al aparcar.

El condenado rayó todo el coche con un destornillador.
Foto de archivo de un coche rayado con un destornillador.
Guardia Civil

Usar los vehículos ajenos para ajustar cuentas personales parece que se ha convertido en deporte nacional. Así lo demuestra un estudio realizado por la aseguradora Línea Directa, una encuesta que pone números a dos fenómenos responsables de nada menos que cuatro de cada diez partes sin contrario: el vandalismo sobre coches o motos y el darse a la fuga tras causar daños accidentales en otro vehículo.

Las cifras son sorprendentes. Prácticamente la mitad de los conductores españoles, unos doce millones, aseguran haber sufrido actos vandálicos en su vehículo. El 90% ocurrieron en la calle y sin testigos, aunque un 5% son atribuibles a vecinos y convivientes, pues suceden en el garaje propio o comunitario. Los daños más comunes son los rayones en la pintura, los destrozos de retrovisores y la rotura de lunas, sin olvidar, en cuarto lugar, el clásico rajado de ruedas.

Pero lo más llamativo son los argumentos de los 850.000 españoles que confiesan haber protagonizado ataques de este tipo. Casi la mitad, el 44%, reconoce que es su forma de vengarse de un conocido y para otro tercio es la manera de ajustar cuentas con un conductor con el que se han enfado por aparcar mal su coche. El tercer móvil no es más saludable. En definitiva se trata de la envidia. El 15% causa daños en el coche porque "es nuevo" y el 11% porque "es de gama alta". El cuarto motivo, el que anima al 9%, es tan incívico como sincero, "porque me gusta hacerlo".

Los vándalos son hombres y mujeres a partes iguales, pero abundan los más jóvenes, pues la mayoría tiene entre 18 y 44 años. Las zonas donde más se repiten las 'vendettas' automovilísticas son Murcia, País Vasco y Comunidad Valenciana y las tasas más bajas las tienen La Rioja, Cantabria y Asturias.

Conductor a la fuga

El segundo fenómeno, el del conductor a la fuga, es casi tan frecuente como el vandalismo. Cuatro de cada diez propietarios de coches o motocicletas han encontrado alguna vez daños en su vehículo causados por algún tipo de accidente -normalmente una maniobra fallida de aparcamiento o de puesta en marcha- sin que nadie les notificase su culpa ni les dejase papel alguno que permitiese localizarle.

Esto, que le ha pasado a casi doce millones de españoles, sucede siete de cada diez veces que el golpe se da sin testigos distintos al conductor o sus acompañantes. Hasta tres millones de españoles admiten haberse marchado alguna vez sin dejar los datos por los daños causados y lo justifican por un instante de pánico y por no pagar el arreglo o encarecer las penalizaciones su seguro, pero también casi un 30% dice que se dio a la fuga porque a él ya le habían hecho lo mismo.

Casi 1.000 millones de daños

El perfil de los autores está algo más definido que en el vandalismo. Son más los hombres que no dejan datos que las mujeres y abundan igualmente los más jóvenes (de 18 a 44 años), pero si algún elemento los define es la reincidencia. Cuatro de cada diez no lo hacían por primera vez. Los territorios con más conductores a la fuga son Castilla-La Mancha, Murcia y Cantabria y los más cívicos, Baleares, la Comunidad de Madrid y, de nuevo, Asturias.

El estudio certifica que ambos cúmulos de daños injustificados representan un grave problema social. Suponen el 40% de los partes sin culpable y los arreglos le cuestan unos 930 millones anuales a las aseguradoras. Pero esa cantidad probablemente se quede muy corta si se mira al coste para los particulares. El 54% de los daños vandálicos y el 41% de los de autor fugado los terminan abonando directamente los dueños, bien porque no tienen seguro a todo riesgo o bien porque deben pagar la franquicia. De hecho, uno de cada diez deja su coche sin arreglar por no poder sufragar los destrozos.

No solo es un problema moral o económico. Si les pillan, y a bastantes les ocurre, se enfrentan a un disgusto notable, ya que ambos actos incívicos tienen consecuencias legales

Multas si te pillan

El vandalismo se castiga con multas -que oscilan entre 6 y 24 meses (el precio día lo pone el juez) en los daños superiores a 400 euros- y la fuga tras un accidente leve, con otros 200 euros. Pero en el segundo caso, si la fuga se produce tras causar daños personales al conductor o a los ocupantes, es un delito castigado con de tres a seis meses de cárcel si el siniestro es fortuito y con entre seis meses y cuatro años de prisión si es resultado de una imprudencia. Una variante de ambos fenómenos son los supuestos daños de terceros simulados por el mismo propietario, que normalmente tienen como objetivo que la compañía le repinte o repare sin coste alguno una parte del vehículo. Hasta 900.000 conductores confesaron haber cometido este fraude alguna vez, en su gran mayoría jóvenes de 18 a 29 años.

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