"He hecho algo muy malo. He matado a Paloma": el asesino de una mujer y su hija en Valladolid confesó ante su cuñado

Se trata de un maltratador reincidente, que mató a puñaladas a su novia, de 46 años, y a la hija de esta, de ocho. Son las víctimas sexta y séptima de la violencia de género en los primeros días de un año que ha comenzado como acabó, con una ola de crímenes.

Ventana del piso donde ocurrió el crimen
Ventana del piso donde ocurrió el crimen
Efe

La avalancha de crímenes de género no para. El año ha comenzado en España prácticamente como acabó. Si durante las navidades 2022, entre el día del sorteo de la lotería y la Nochevieja, siete hombres asesinaron a sus parejas o exparejas, la peor racha de crímenes de género en tres décadas (desde que existen datos fiables), 2023 no ha comenzado mejor. En las primeras tres semanas del nuevo año ya son siete las víctimas mortales causadas por los maltratadores, de nuevo con España en cifras de récord.

Las últimas damnificadas por esta lacra son Paloma Pinedo, una vallisoletana de 46 años, y su hija de solo ocho años. El novio de Paloma, Daniel M. L., un hombre de 45 años, mató a cuchilladas entre la medianoche del domingo y este lunes a la mujer y también a su hija, fruto de una relación sentimental anterior, según su propia confesión. Tras la confirmación oficial del doble crimen y de otro homicidio ocurrido el pasado 18 de enero en la población ilerdense de Balaguer, certificados hoy por el Ministerio de Igualdad, Paloma y su hija son las víctimas mortales seis y siete de la violencia de género en España desde el 1 de enero pasado. Hacen el número 1.189 desde en 2003, ejercicio en el que se creó el registro específico.

El último asesino, como buena parte de los autores de las catorce muertes de la presente ola, es un maltratador reincidente, lo que pone en duda que la policía, los jueces, los servicios sociales y los propios entornos familiares y sociales de las víctimas y de los maltratadores estén haciendo todo lo posible para evitarlo.

Daniel M. L., aunque es posible que su actual pareja lo ignorase, ya fue denunciado por actitudes vejatorias por una compañera sentimental anterior, en 2017. Durante un tiempo el juez instructor le impuso una orden de alejamiento sobre el hijo de cuatro años de la pareja, pero terminó por librarse de una condena por violencia de género ya que la denunciante rechazó ratificar las acusaciones ante el magistrado, según explicaron fuentes de la investigación. No constan denuncias de la presente pareja.

La confesión

La primera noticia del doble crimen se tuvo poco antes de las tres de la madrugada, cuando el homicida marcó el teléfono de su hermana. Al final con quien acabó hablando fue con su cuñado. "He hecho algo muy malo. He matado a Paloma", confesó en una breve conversación en la que Daniel M. L. daba la impresión de estar bajo los efectos del alcohol.

El cuñado llamó de inmediato al 112, pero no pudo concretar a los servicios de emergencia en qué lugar se encontraba el presunto homicida, pues solo le había dicho que estaba en casa.

La Policía Nacional, tras acudir a un domicilio vallisoletano de la familia que estaba vacío, pudo averiguar a través de la madre de Paloma Pinedo que su hija y su nieta vivían en un inmueble del quinto piso del número 66 del paseo José Zorrilla, en el centro de la capital castellanoleonesa.

Pese a disponer de la ubicación, los agentes no lograron comprobar el crimen hasta bastante después, con la llegada de los bomberos. La puerta de la vivienda estaba bloqueada por dentro y nadie contestaba a los gritos y golpes que daban los familiares de la posible víctima desde el rellano de la escalera.

Los bomberos tuvieron que levantar una persiana y romper una de las ventanas para acceder al piso desde la fachada.

Ya en el interior, bomberos y policías hallaron en el salón de la vivienda el cuerpo sin vida de India, la niña de 8 años, que presentaba varias puñaladas en la espalda. Cerca, en la cocina, estaba el cadáver de Paloma Pinedo, también "con heridas de arma blanca incompatibles con la vida".

Igualmente en la cocina fue localizado el asesino confeso, con heridas autolíticas de arma blanca en el pecho y en las muñecas. Por ese motivo, fue detenido y trasladado al Hospital Clínico de Valladolid, donde ayer fue intervenido para reparar sus lesiones, si bien "su vida está fuera de peligro", según confirmó la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones.

Los agentes hallaron en el interior de la vivienda del quinto piso del paseo José Zorrilla dos cuchillos manchados con sangre. Ahora será la investigación policial la que determiné si David M.L. empleó esas dos armas para acabar con la vida de Paloma e India, así como si son las mismas con las que intentó suicidarse.

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