La nueva Selectividad no llegará hasta 2028 y durante el próximo lustro será similar a la actual

El polémico examen de madurez, que incluiría las materias comunes, no se implantará hasta reforma defintiva y en vez de valer el 75% de la nota puntuará el 60%.

Pilar Alegría en Valencia esta mañana.
Pilar Alegría, ministra de Educación
E.P.

El Ministerio de Educación va a retrasar la implantación de la nueva EBAU, la selectividad adaptada a los contenidos de la Lomloe, un año, hasta junio de 2028. Por lo tanto, los primeros en inaugurar la futura prueba de acceso a la universidad no serán ya los alumnos que ahora cursan segundo de la ESO, como se anunció en verano, sino los que están en primero. La decisión la hará oficial la ministra Pilar Alegría en la Conferencia Sectorial de Educación del 13 de diciembre, junto a todos los consejeros.

El giro se produce después de que este viernes 15 de las 17 autonomías, de todos los colores políticos, todas salvo Madrid y Castilla y León, pidiesen a los responsables del ministerio retrasar la implantación de la nueva Selectividad para debatir las múltiples discrepancias sobre el modelo más adecuado y dar tiempo a buscar una solución con mayor consenso. También, como objetivo secundario, permitirá ver cómo evoluciona el nuevo estilo de docencia implantado con la Lomloe, centrado en el aprendizaje por competencias más que en lo memorístico.

Las otras dos comunidades no lo propusieron, pero no porque estén de acuerdo con los hasta hoy planes del ministerio sino por todo lo contrario. No están dispuestas a negociar nada con Educación, ni ahora ni más tarde, salvo que la selectividad del futuro se convierta en una prueba única nacional, posición que socialistas y nacionalistas descartan.

La petición en masa del replanteamiento se produce después de que profesores de Lengua y Literatura, de Filosofía, examinadores de selectividad, escritores e incluso la Real Academia Española solicitasen a los ministerios de Educación y Universidades que se replanteasen la reforma de los exámenes propuesta en el borrador dado a conocer en julio, por entender que rebajaba el nivel de exigencia y los conocimientos de los alumnos sobre estas materias.

Alegría no solo retrasará la implantación de la nueva Selectividad un año sino que, siguiendo el criterio mayoritario, acepta que los cambios que sufrirán estas pruebas en los próximos cinco años, hasta la reforma definitiva, serán mínimos. El período de transición previsto en el borrador (2024 a 2026) se queda en nada. Tenía como gran modificación la puesta en marcha de la versión 'light' de la polémica prueba general de madurez académica, que inicialmente fusionaría en un solo examen con preguntas cortas las materias de Lengua Castellana y Literatura e Idioma Extranjero, pero este formato ya no se usará hasta la transformación de 2028. En otras palabras, la Selectividad de los próximos cinco años será muy similar a la actual, con el cambio probable de reintroducir Historia de la Filosofía en las pruebas comunes, rescatada como asignatura obligatoria de segundo de Bachillerato por la Lomloe.

El replanteamiento que certificarán en diez días Alegría y la mayoría de consejeros de Educación incluirá un tercer cambio sobre el borrador anticipado en julio. La prueba general de madurez, que si no hay más variaciones tenía previsto fusionar para 2027 todas las asignaturas comunes -Lengua Castellana y Literatura, Idioma Extranjero (y cooficial si la hubiese), Historia de España e Historia de la Filosofía-, ya no pasaría a suponer el 75% de la nota de la Selectividad, como decía borrador estival, sino que cuando se implante el nuevo formato, si al final lo hace, valdría el 60%.

De cuatro ejercicios a dos

El borrador del ministerio hasta ahora vigente preveía que los exámenes desde 2027 (ahora desde 2028) se conformarían con la prueba general de madurez académica y un examen con la materia obligada de modalidad, que, con el cambio de ponderación decidido hoy, podría acabar valiendo lo mismo que en la actualidad, el 40% de la nota de la prueba.

Si al final se mantiene este planteamiento, en 2028 se pasaría de las actuales cuatro pruebas obligatorias, con un examen de cada una de las tres asignaturas comunes (y un cuarto si hay lengua cooficial) más el la materia obligada de modalidad de segundo que elija el alumno, a solo dos.

La prueba de madurez fusionará los saberes comunes en una evaluación de tipo competencial, similar a los exámenes PISA, que, a cambio de la reducción de ejercicios, podría durar más de tres horas. Constaría de un dosier formado por una serie de documentos (textos, imágenes, infografías, gráficos, tablas, audiovisuales) que girarían en torno a un mismo tema y tendría tres partes. Se le pediría al alumnado que realice un análisis desde diferentes aspectos y perspectivas, luego deberá responder a preguntas cerradas y semiconstruidas (con respuestas tipo test) sobre los materiales y, finalmente, contestaría preguntas abiertas cortas sobre el mismo particular. Se busca evaluar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información o interrelacionar toda la documentación siguiendo el guion de preguntas y propuestas. Según qué partes se harían en castellano, en la lengua cooficial o en el idioma extranjero cursado.

Eso sí, la nueva selectividad no cambiará el sistema de conformación de la nota de acceso a la universidad. Será la media ponderada del 60% de la nota de Bachillerato y del 40% de la de la Selectividad. También podrá mejorarse con exámenes voluntarios, para elevar la nota tope de 10 a 14.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión