Las ciudades, a un paso de cruzar la línea roja del calentamiento global

Hasta 17 urbes españolas elevaron su temperatura más de 1,5 grados en un siglo, abriendo la puerta a catástrofes y a un daño climático de difícil arreglo.

Foto de archivo de Madrid
Foto de archivo de Madrid
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El mundo suspende en su intento de frenar el calentamiento global y España pincha incluso más que la mayoría. La primera afirmación la hicieron en febrero los científicos de la ONU. Sobre la segunda hay pocas dudas tras conocer las alarmantes conclusiones de un estudio del Observatorio de la Sostenibilidad, una red de ecólogos, geógrafos, biólogos, economistas e ingenieros que monitorizan el medio ambiente español.

El chequeo de los técnicos de la ONU demostró que el calentamiento global, pese a los pretendidos esfuerzos de gobiernos y empresas por minimizarlo, mantiene un crecimiento galopante, con una subida media de 1,1 grados en la temperatura de la Tierra desde finales del XIX. Advierten que solo con medidas drásticas y urgentes se evitará cruzar la línea roja de los 1,5 grados de más desde la etapa preindustrial, un incremento que abre la puerta a multiplicar los desastres naturales, cada vez más frecuentes y devastadores. Sus cálculos avisan de que si no se frena la escalada para 2030 puede cerrarse la última ventana de oportunidad que le queda a la Tierra y marcar el punto de no retorno del cambio climático.

Los expertos españoles, por su parte, han comparado la evolución de la temperatura de las ciudades en los últimos 120 años. Lo han conseguido con ayuda de las estimaciones de Copernicus, el sistema de satélites medioambientales de la UE.

Anomalía en ascenso

Su primera conclusión es que si comparan la temperatura media anual entre 1900 a 1918 con la de las dos primeras décadas del siglo XXI hay un aumento de 1,31 grados en el conjunto de las 59 grandes urbes españolas. Los lugares donde vive el 40% de la población han sufrido un calentamiento dos décimas superior a la ya alarmante media mundial y están a un paso de cruzar la línea de riesgo de los 1,5 grados.

Aunque dejan claro que el ascenso anormal de la temperatura (el cambio climático) afecta a toda España, rural y urbana, es en las ciudades donde el calentamiento es mayor y más acelerado. Un 25% más veloz que en los pueblos. De los 1,31 grados de ascenso en 120 años como mínimo la mitad subieron en las dos últimas décadas.

La situación general es preocupante, pero las alarmas se encienden al fijarse en determinadas ciudades, sobre todo del sur y centro peninsular. Hasta 17 urbes españolas tenían en 2018 una temperatura anual superior en más de 1,5 grados a la de comienzos del siglo XX. Entre ellas, metrópolis como Madrid, Barcelona, Sevilla o Zaragoza.

Pero, lo que aún es peor, el grupo de riesgo lo encabezan ciudades como Córdoba o la jienense Linares, a punto de rebasar los dos grados de aumento (1,99 y 1,98, respectivamente), el listón que el planeta se comprometió a no superar en ninguna caso, hace más de un lustro, en el Acuerdo de París. Hacerlo sería el desencadenante para la inundación de franjas costeras, un multiplicador de superincendios, sequías, lluvias torrenciales y epidemias y un acelerador de la pérdida de especies autóctonas y biodiversidad. Esas dos localidades no son las únicas cercanas a batir los dos grados adicionales. Cuenca y Ciudad Real tienen ascensos de 1,88 grados y Granada de 1,8.

El calentamiento español más suave, similar a los 1,1 grados de media mundial, y algunos casos menor, se concentra en ciudades de Galicia, del norte peninsular y del área levantina. No obstante, a la alarmante media del calentamiento global en España hay que añadirle el efecto 'isla de calor', que en metrópolis como Madrid provoca que entre la almendra central y la periferia haya variaciones de hasta ocho grados, debido al imperio del cemento y al calor que desprenden por las noches el hormigón y el asfalto.

Fernando Prieto, coordinador del Observatorio de Sostenibilidad, dice que "las evidencias indican que las temperaturas y los efectos del cambio climático aumentan en toda España y no se están tomando las medidas necesarias de adaptación". Además del recorte en un 45% de las emisiones de CO2 para 2030, demanda innegociable de la ONU, el informe pide más zonas verdes y acuáticas en las ciudades. "El Estado, las autonomías y los ayuntamientos no están haciendo lo suficiente para proteger a sus ciudadanos", resume Prieto.

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