Los reyes, con un familiar de un ahijado de Alfonso XIII e invitados a café

Doña Letizia no ha dudado en plasmar su firma en uno de los tambores con los que se ha amenizado la visita real; también ha habido poesía, decenas de miradas de complicidad y reciprocidad.

La Reina Letizia y el Rey Felipe VI saludan a su llegada a la comarca cacereña de Las Hurdes.
La Reina Letizia y el Rey Felipe VI saludan a su llegada a la comarca cacereña de Las Hurdes.
EP

Felipe VI y doña Letizia han tenido la oportunidad de conocer al descendiente de un ahijado de Alfonso XIII y "amigo" de Juan Carlos I durante su visita este jueves a la comarca cacereña de Las Hurdes, en la que un hurdiano ha invitado al rey a un café, "lo único que le puedo ofrecer".

Estas han sido dos de los momentos más curiosos de una visita que ha estado marcada por la emotividad de las gentes de esta comarca cacereña, pero especialmente para José María Vázquez, cuyo padre, primer nacido por cesárea en estas tierras en 1925, fue ahijado de Alfonso XIII y mantuvo una relación especial con Juan Carlos I.

Vázquez ha participado en el encuentro que los reyes han ofrecido a las autoridades y vecinos de la comarca en Pinofranqueado (Cáceres) con motivo del centenario del viaje que realizara Alfonso XIII a esta zona en 1922.

"Para mí hoy es un día maravilloso, porque es una forma muy bonita de recordar a mi padre, que siempre llevó con honor y orgullo el haber sido ahijado del rey Alfonso XIII y porque, en cierta forma, yo no estaría aquí sin aquella visita real de 1922", ha explicado a Efe el propio Vázquez.

José María Vázquez ha recordado que su padre, hasta su muerte en 2012, mantuvo un contacto continuo con el rey emérito Juan Carlos.

"Siempre que venía a Las Hurdes se entrevistaba con él y mi padre, cada año, me hacía escribir una carta de felicitación en el cumpleaños de don Juan Carlos que enviábamos a Casa Real, y ellos siempre contestaban amablemente", ha detallado.

De igual forma, ha relatado que su padre siempre llevaba guardada en su cartera una foto que se hizo con don Juan Carlos cuando visitó Las Hurdes siendo príncipe, unida al último telegrama de contestación de la Casa Real a su felicitación. "La foto la enseñaba más que el DNI", ha narrado a Efe entre risas.

Otra de las anécdotas que ha relatado José María se refiere a la muerte de Alfonso XIII. "Mi padre se empeñó en que le llevara al entierro para poder ver los restos de su padrino y así fue, y al ver que no podía pasar, comenzó a enseñar sus fotos y así consiguió al menos acercarse un poco al lugar", ha agregado.

Asimismo, otra de los recuerdos que le "han contado mil veces" es cuando Alfonso XIII volvió a Las Hurdes en 1930 y dijo que quería conocer a su ahijado, "pero mi padre tenía solo cinco años y cuando le intentaron subir a un coche con el monarca se puso a llorar y a patalear de forma desconsolada". "Fue el primer coche -el del monarca- que se vio en Las Hurdes", ha añadido. 

En esta comarca cacereña no se ha desvanecido su capacidad de trabajo, sus rostros de lucha y progreso, pero sobre todo su humildad. "Majestad, le invito a un café, es lo único que le puedo ofrecer", le ha dicho un hurdano a Felipe VI.

Este ha sido un ejemplo de afecto y cariño de los habitantes de Pinofranqueado, uno de los seis municipios que conforman Las Hurdes.

En su recorrido por las calles y la plaza consistorial, Felipe VI y doña Letizia han estrechado manos de escolares, ancianos y pequeños comerciantes.

Desolada, abandonada, olvidada, aislada y plagada de enfermedades, así eran Las Hurdes, según refleja el estudio realizado por José Pedro Domínguez sobre el extinto Real Patronato de las Hurdes (1922-1931), una institución con carácter de beneficiencia creada ex profeso por el Gobierno de entonces para remediar las carencias de las que fue testigo Alfonso XIII.

Los reyes se han fotografiado con la gente. La reina ha cogido en brazos a varios bebés mientras sus madres hacían la foto. "La voy a subir al Facebook y la pondré en el salón... pues claro", ha asegurado una de ellas.

Doña Letizia no ha dudado en plasmar su firma en uno de los tambores con los que se ha amenizado la visita real; también ha habido poesía, decenas de miradas de complicidad y reciprocidad.

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