Una peregrina, evacuada en helicóptero tras ser mordida por una víbora

Se trata de una joven estadounidense que caminaba cerca de la localidad navarra de Lintzoain, según ha informado el Gobierno foral.

Foto de archivo de una víbora
Foto de archivo de una víbora
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Una mujer de Estados Unidos, de 24 años de edad, ha sido trasladada este lunes en un helicóptero medicalizado tras ser mordida por una víbora cerca de Lintzoain, según ha informado el Gobierno foral.

La mujer, que formaba parte de un grupo que recorre el Camino de Santiago, ha recibido el mordisco en la mano y se ha dirigido al pueblo, donde ha esperado a las asistencias. El centro de gestión de emergencias de SOS Navarra ha sido alertado mediante una llamada recibida poco después de las 13 horas y ha movilizado a los bomberos del parque de Burguete y el equipo médico de guardia de la zona.

Aunque en el momento de su evacuación solo presentaba hinchazón en la mano se ha considerado oportuna la evacuación en el helicóptero al Hospital Universitario de Navarra (HUN), en Pamplona, para prestarle una rápida atención sanitaria.

El accidente ofídico más frecuente en España es la mordedura de víbora. Según datos sanitarios, causa entre 100 y 150 ingresos anuales en el país. Ante una picadura de este ofidio, es importante una correcta clasificación del grado de envenenamiento y la utilización de antivenenos.  

Frente a la creencia popular, los médicos desaconsejan hacer torniquetes o chupar la herida para intentar sacar el veneno, ni tampoco es recomendable echar productos o tomar nada. Los antídotos de los que se dispone en la actualidad en los centros de atención médica son aptos para casi todas las personas, incluso embarazadas y niños.  Lo más importante es echar agua a la herida y anotar la hora en que se produjo la mordedura. También es importante sacarse los anillos y pulseras antes de que comience a hincharse la extremidad, si se trata de una mordedura en la mano o el brazo.  

 Tanto las víboras como las culebras solo muerden cuando los humanos invaden su espacio o cuando se les pisan sin querer, es decir, cuando se sienten intimidadas. 

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