Un habitante rural tiene que recorrer hasta 22 km para acceder a servicios básicos 

Solo el 20% de la población rural tiene acceso a la banda ancha.

Salas Altas
Foto de archivo de Salas Altas
Laura Uranga

España sufre una distribución muy desigual de la población en el territorio, lo cual se traduce en un acceso desigual para disfrutar de servicios básicos del Estado del bienestar. Así, un habitante rural tiene que recorrer 22 kilómetros para acceder a una escuela, ambulatorio o polideportivo, una distancia que es 10 veces mayor que la que recorre un habitante urbano. Por añadidura, solo el 20% tiene puede conectarse a una red de banda ancha, de la que se beneficia el 82% de quienes residen en áreas urbanas, según se refleja en el informe 'La España rural. Riesgos y oportunidades', publicado por Cajamar Caja Rural.

Nuestro país es un territorio de baja densidad poblacional. Sus 93,8 habitantes por kilómetro cuadrado se hallan por debajo de la media de la UE, con 109 hab./km2, cifra muy alejada de las densidades que alcanzan los países centroeuropeos (Alemania, 235,2; Países Bajos, 507,3).

En España se está produciendo un proceso de fuerte concentración demográfica (el 14,2 %, es decir uno de cada siete españoles, reside en la Comunidad de Madrid). El padrón a 1 de enero de 2020 muestra que la tercera parte de la población reside en los municipios litorales, una franja que alcanza una densidad media de 451 habitantes por km2.

Pandemia

El renacimiento rural que se supuestamente trajo consigo la pandemia no se ha traducido en una repoblación. El campo se ha modernizado, pero cada vez vive menos gente en él. Prueba de ello es que la tasa anual de población en ciudades ha crecido un 0,55% entre 2015 y 2020, mientras los municipios rurales pierden un 0,13%.

A vista de pájaro, ni los campos de cultivo ni los bosques ganan terrenos. Únicamente el espacio correspondiente al matorral adquiere mayor relevancia, según destaca Fernando Molinero Hernando, profesor de la Universidad de Valladolid.

En España, el monte bajo y pastizal ocupa una cuarta parte del territorio, hasta representar 12,53 millones de hectáreas, muy por encima del de la UE, donde no llega al 15%. Todo ello es resultado del abandono ocurrido en las montañas del mundo mediterráneo y atlántico.

El segundo aprovechamiento corresponde a las tierras de labor de secano, que no llegan un 20%, por detrás de la superficie media de Europa. Si se suman a las de regadío, ocupan una superficie de 12,65 millones de hectáreas, aunque el terreno agrícola asciende a 20,6 millones.

En contra de la idea de dejadez del espacio rural, el autor del trabajo destaca que el único abandono es el de pastizales convertidos en matorral, pero el resto de los aprovechamientos y ocupaciones se mantiene o aumenta ligeramente. "En consecuencia, no se puede hablar de la España vacía como si todo el territorio estuviera dejado a las libres fuerzas de la naturaleza, porque, salvo el pastizal/matorral, el resto se mantiene", aduce Molinero.

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