La imparable hemorragia de apoyos a Casado: de los barones a su núcleo duro
La fuga se ha acelerado a marchas forzadas para alcanzar la cúpula con deserciones como las de Almeida, Levy, Gamarra y el grupo parlamentario.
Primero fueron simples dolores de cabeza a nivel interno, después empezó una tímida hemorragia y al final llegó la imparable sangría. La progresiva pérdida de apoyos de Pablo Casado ha ido ganando velocidad hasta dejarle prácticamente solo en cuestión de horas. Y, lo que es aún más preocupante para él, a medida que avanzaban dichas deserciones, más cercanos eran los dirigentes que se sumaban a la fuga, hasta el punto de alcanzar este martes el núcleo duro de su equipo. La fragilidad del todavía líder, en su máxima expresión.
Los primeros ecos se escucharon el viernes, apenas unas horas después de que se iniciara el terremoto por la presunta trama de espionaje a Isabel Díaz Ayuso orquestada por Génova. Fue el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, quien abrió la veda el viernes al reclamar una solución "urgente". Convertido de la noche a la mañana en portavoz oficioso, el ahora señalado como sucesor de Casado fue el encargado de pronunciar en público lo que ya entonces pensaba un buen puñado de dirigentes territoriales, que preferían permanecer en segundo plano.
El cierre en falso de la crisis, cuando la dirección nacional del PP se avino repentinamente a aceptar las explicaciones de Ayuso, no hizo más que motivar el paso adelante de varios barones el lunes. Líderes de organizaciones tan simbólicas como la vasca y la catalana -Carlos Iturgaiz y Alejandro Fernández, ambos aupados al liderazgo interno por el propio Casado- pedían abiertamente la convocatoria de un congreso que diera voz a los afiliados. Mientras tanto, en una eterna reunión en Génova que se prolongó durante todo el día, comenzaba una fractura sin marcha atrás en el equipo de dirección.
Destacados dirigentes como la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra; su homólogo en el Senado, Javier Maroto, uno de los principales impulsores de la candidatura de Casado en las primarias de 2018; vicesecretarios como Ana Pastor, Jaime de Olano y Elvira Rodríguez; y hasta la presidenta del Comité de Garantías, Andrea Levy, le dejaban a las claras su soledad. Y por si no les entendió bien en privado, todos ellos se encargaron este martes de airear el plantón generalizado en sus respectivas redes sociales de forma simultánea.
Sin duda el día que pasará a la historia como reflejo del abandono al aún comandante fue el martes. Comenzó a primera hora con la dimisión de Belén Hoyo, escudera de Casado desde el primer momento y encargada del comité electoral. Le siguió horas después el portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, que llevaba días amagando con aparcar las responsabilidades orgánicas para centrarse en su labor en el Ayuntamiento de Madrid. Y continuó con salidas como la de
Miras consuma su viraje
Las estocadas pasaron después del plano orgánico al grupo parlamentario. Pesos pesados de la dirección popular en el Congreso lanzaban un comunicado taxativo en el que reclamaban la dimisión de Teodoro García Egea -que llegaría horas más tarde- y la convocatoria de un congreso extraordinario. Diputados como Mario Garcés, Adolfo Suárez Illana y Pablo Hispán (exjefe de gabinete de Casado) urgían a dar "una respuesta inmediata a una situación de extrema gravedad" por la "fragmentación interna".
Y por si no hubiera suficiente, la soledad también se evidenció más allá de Madrid. Líderes territoriales afines a Casado que mantenían una estudiada ambivalencia finalmente se sumaban a la corriente imperante. Carlos Mazón (Valencia) y Jorge Azcón (Aragón) reclamaban el paso al lado del presidente y la convocatoria de un congreso extraordinario. Y los que hasta ahora cerraban filas con el líder y su 'número dos' sucumbían a la presión. Fernando López Miras (Murcia) consumaba su viraje y se sumaba a la petición de un cónclave extraordinario que derive en un nuevo liderazgo.
