Sin familia y abocado a encarar su mayoría de edad en un centro de reeducación. Es el futuro que aguarda a Santi, el adolescente de 15 años que el martes pasado acabó a tiros de escopeta con la vida de sus padres y de su hermano de diez años en Elche. El menor, que estaba muy enganchado al videojuego 'Fortnite', desató su violencia después de que su madre decidiera privarle de la videoconsola y del wifi tras bajar notablemente su rendimiento académico en el instituto de Elche donde estudiaba Secundaria.

El joven, que confesó el crimen a su tía cuando esta acudió a la casa familiar, fue internado ayer en régimen cerrado en un centro de menores por orden del juez ante el que declaró, que podría solicitar la reconstrucción de los hechos, y a petición de la Fiscalía de Menores de Alicante. La ley establece que los menores autores de delitos no pueden estar más de 24 horas detenidos sin ser trasladados a sede judicial para ser escuchados por el Ministerio Público. En el centro socioeducativo quedará a la espera de ser juzgado por el triple crimen por un tribunal de menores.

Tras las primeras investigaciones, fuentes policiales destacaron la "frialdad" y la ausencia de muestras de arrepentimiento del menor, que mantuvo durante tres días los cadáveres de sus familiares apilados en un cobertizo anejo al chalé en el que acabó con sus vidas, en la pedanía ilicitana de Algoda. Las mismas fuentes apuntan que el menor era "muy activo" en el videojuego y en redes sociales, aunque en persona era "tímido y no protagonizaba actos violentos" en el instituto. También que no se tenía conocimiento de que tuviera patologías previas.

El futuro de Santi será parejo al de José Rabadán, el conocido como Asesino de la Catana, que hace 22 años quitó la vida a su progenitores con extrema violencia cuando contaba 16 años. Hallado culpable, cumplió ocho años de reclusión, seis en un centro de menores y dos en libertad vigilada.