Los expertos creen que las mascarillas en interiores seguirán durante meses

Los epidemiólogos coinciden en que el fin total de esta restricción solo ocurrirá cuando la incidencia caiga a niveles mucho más bajos

Primer día sin mascarilla obligatoria en exteriores en Zaragoza
Primer día sin mascarilla obligatoria en exteriores en Zaragoza
Toni Galán

España ha dado este jueves un paso más hacia el fin de las restricciones de la pandemia al eliminar la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores, pero quedan todavía muchos meses para que esta protección desaparezca también de los interiores. 

Con la incidencia acumulada en el entorno de los 1.500 casos, aunque descendiendo rápidamente, aún parece lejano el día en que las mascarillas se guarden definitivamente en el armario.

"El debate de las mascarillas en interiores no toca ahora, para nada, y no veo un plazo concreto en que se pueda tomar esta decisión", zanja Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, que recuerda que la incidencia sigue en niveles muy altos y que en interiores se producen la mayoría de los contagios, por la falta de ventilación. 

Países como Dinamarca, Noruega o Suecia y otros territorios, como el Estado de Nueva York, ya han decidido acabar con las mascarillas tanto al aire libre como en interiores, una estrategia que López Hoyos pone en duda "si se tiene en cuenta que estos lugares mantienen cifras de contagio muy elevadas". "Han tomado demasiado a la ligera la situación", resume.

En cualquier caso, y en un clima de fatiga pandémica de la ciudadanía tras dos años de restricciones generales, la evolución de la pandemia marcará el fin de la mascarilla en interiores. 

"En los próximos meses, o incluso en más tiempo, habrá que seguir vigilando el número de contagios, las hospitalizaciones y la mortalidad. Cuando estos indicadores se encuentren en parámetros que se consideren asumibles, podremos empezar a debatir sobre las mascarillas", explica el profesor de Medicina Preventiva en la Universidad de Alcalá de Henares Pedro Gullón. "Y no tengo claro que este escenario se produzca con el fin de la sexta ola", augura.

En la misma línea se pronuncia el epidemiólogo asturiano Usama Bilal, profesor de la Drexel University de Filadelfia (Estados Unidos). "Como la mascarilla en interiores es una restricción importantísima para frenar la transmisión, su obligatoriedad puede retirarse cuando los contagios estén controlados y, en cualquier caso, deberíamos estar listos para echar el freno a tal medida si la transmisión se descontrolara", señala. 

Pero en este punto, enfatiza en la necesidad de contar con un sistema de vigilancia adecuado. "Es como decidir qué te vas a poner para salir de casa si no sabes si fuera esta lloviendo, nevando o hay 40 grados a la sombra. Si no sabemos qué tiempo hace, no acertaremos al elegir vestuario. El gobierno ha hablado de 'gripalizar' la covid, lo que implica utilizar el sistema de vigilancia centinela de la gripe. En principio, usar ese sistema es una muy buena idea, dado que cada vez la gente se va a hacer menos tests y por lo tanto, ya no detectaremos tantos casos como antes. Pero ¿se ha implantado esto? Debería ser una prioridad poner en marcha un sistema de bajas laborales que no colapse la atención primaria cada vez que suben los casos y que permita a los padres quedarse en casa con los niños si es necesario, además de otras muchas medidas. Es decir, hablamos menos de fechas y más de acciones necesarias", argumenta este epidemiólogo.

"En general, quitar las mascarillas en los interiores no es algo planteable a corto plazo. Es necesario que la incidencia caiga mucho más", expone el epidemiólogo y pediatra Quique Bassat, que da una cifra: "Provocando ómicron menos hospitalizaciones que delta, con 100 de incidencia podríamos plantear el fin de las mascarillas". En cambio, sí propone que se abra el debate sobre si los niños deben seguir llevando este elemento de protección. "Son menos infecciosos, tienen menos riesgo de enfermedad grave y se portan mejor que los mayores. Además, necesitamos evaluar en algún grupo de población el impacto de acabar con las mascarillas antes de extenderlo al conjunto de la sociedad", asevera. "Ellos son una buena plataforma en la que testarlo", corrobora.

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