El año mágico de Isabel Diaz Ayuso

La presidenta madrileña cierra 2021 como la nueva musa de la derecha y enfrentada a Casado por el control del PP en la región.

Díaz Ayuso visita la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
EFE

Nadie a estas alturas del año pasado podía imaginar que Isabel Díaz Ayuso iba a ser el ciclón que ahora es. Alabada por unos, ridiculizada por otros, la presidenta madrileña ha sido, sin duda, una de las revelaciones de la pandemia. Su gestión de la crisis sanitaria y su resistencia feroz frente al Gobierno de Pedro Sánchez -con frases para el recuerdo como "Madrid es España dentro de España. ¿Qué es Madrid si no es España?"- no ha dejado indiferente a nadie. Sus salidas de tono, su desparpajo, su actitud rebelde, desafiante, incomoda y cautiva por igual. "Es la política más popular de España. Punto", dijo José María Aznar sobre ella.

Hasta la prensa internacional ha caído rendida a sus pies. La 'dama de la libertad', como 'The Economist' bautizó a la dirigente madrileña, es todo un fenómeno dentro y fuera de nuestras fronteras, que las elecciones del 4 de mayo terminaron de catapultar. La contundente victoria en las urnas -a cuatro escaños de la mayoría absoluta- multiplicó el poder y la proyección de Díaz Ayuso, convirtiéndola en la nueva musa de la derecha con marca propia al margen de las siglas del PP. Su liderazgo y trascendencia más allá de la Puerta del Sol, la sede del Ejecutivo madrileño, no admite duda.

Discurso de Navidad de Isabel Díaz Ayuso

Pero la felicidad nunca es completa, y Ayuso vive enfrentada a la dirección nacional de su partido. Liderar la organización en su región es lo que hacen los demás presidentes autonómicos del PP y ella ambiciona hacer lo mismo en Madrid por más que le pese a Pablo Casado. Aunque tanto ella como su afines han bajado el tono en las últimas semanas, insistiendo en que aceptará la fecha que Génova decida imponer para la celebración del congreso regional, es una guerra que ni piensa abandonar ni perder.

Las cosas venían ya torcidas para la dirigente territorial cuando comenzó 2021. La coalición con Ciudadanos no gozaba de buena salud y sus peleas cada vez eran más visibles. Se encontraba constreñida por una pareja política incómoda, de la que desconfiaba y que le impedía desarrollar su política 'a la madrileña'.

Pero entonces llegó la fallida moción de censura de Murcia y con un solo movimiento consiguió deshacerse de su principal lastre. Díaz Ayuso decidió apretar el botón y adelantar las elecciones. Se lo jugó todo a una carta y ganó. No sólo se comió a Ciudadanos sino que neutralizó a Vox y sacó más escaños que los tres partidos de izquierda juntos. Ganó en los 21 distritos de la capital y le arrebató el cinturón rojo al PSOE imponiéndose en 177 de los 179 municipios de la comunidad. Gracias a una campaña basada en cuatro ideas claras, defendidas sin complejos, y con la libertad como bandera.

La dirigente madrileña reivindicó una y otra vez su apuesta por mantener la hostelería y los comercios abiertos, desafiando las indicaciones del Gobierno central, mientras las demás comunidades aplicaban restricciones. La estrategia le granjeó la simpatía de buena parte de los madrileños y el 4 de mayo arrasó. Y con su victoria, el PP remontó, salió de su letargo y Casado emergió en los sondeos como clara alternativa electoral a Sánchez.

Sin contrapesos

Con el aval de las urnas y de haber reducido a la nada a la izquierda (incluido Pablo Iglesias que tras el descalabro dejó la política), Díaz Ayuso infló sus velas y puso rumbo a nuevas cotas. Su holgada mayoría no solo le permite desarrollar todas sus políticas sin ataduras ni contrapesos, también ha dejado a Vox en un segundo plano y sin apenas influencia en la región.

Aunque le ha costado meses de negociación y, seguramente, morderse la lengua en más de una ocasión, la presidenta madrileña ha conseguido su apoyo para las cuentas de 2022 y su anunciada rebaja de impuestos, sin tocar las leyes LGTBI como exigía la formación ultraderechista. Una sintonía con Rocío Monasterio que es una excepción en mitad de la guerra que su propio partido mantiene con los de Santiago Abascal.

Con un gobierno fuerte y un presupuesto que le garantiza la viabilidad de la región, Díaz Ayuso continúa ejerciendo la presidencia más liberal ante la pandemia y confrontando un día sí y otro también con Sánchez por sus continuos ataques contra Madrid. El pasado miércoles centró su mensaje de fin de año, que convocó casi a la misma hora que Casado, en denunciar la "discriminación" que sufre la región frente a las comunidades gobernadas por el PSOE o por los socios de Sánchez en el Congreso. "Madrid ha recibido cero euros en los conceptos en que este Gobierno está alimentando la ruptura de España", aseveró.

El discurso frentista de Díaz Ayuso se ha traducido a lo largo de estos meses en una batería de iniciativas legislativas autonómicas que pretenden contrarrestar las aprobadas o anunciadas por el presidente del Gobierno en materia de educación, fiscalidad, economía e incluso sanidad, habiendo sido las medidas contra el coronavirus y su conciliación con la economía las que han enfrentado sin descanso a ambos ejecutivos a lo largo de este año.

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