Palos, piedras y pelotas de goma: Cádiz retoma la calle, con el Metal al rojo vivo

El jolgorio se rompe cuando un helicóptero sobrevuela la manifestación. "Policía asesina", gritan los manifestantes. Un ataque que se extiende a los periodistas apostados en los balcones: "Muerte a los gatos".

Varios manifestantes protestan ante la policía tras la manifestación.
Varios manifestantes protestan ante la policía tras la manifestación.
Javier Leal

Son las once de la mañana en la plaza Asdrubal de Cádiz. El alcalde de la ciudad, José María González, Kichi, saluda a unos y a otros mientras se prepara un cigarro. Allí bromea sobre un traspiés que ha tenido durante su último discurso ante los medios de comunicación. Todavía no ha empezado una marcha que acabará en la Federación de Empresarios del Metal (Femca) y ya se respira adrenalina entre los trabajadores: "Vamos que nos vamos", grita uno. "Vamos mi niño", responde otro.

Los tres sindicatos mayoritarios (UGT, CC. OO. y CNT) están presentes en una manifestación a la que se han unido los estudiantes. "A muchos de ellos les afecta este tema porque sus padres trabajan en el Metal e históricamente los jóvenes han sido muy solidarios con la lucha obrera", dice un sindicalista que va al frente de la marcha, que recorre toda la avenida principal de la ciudad.

Los cánticos no paran: "Estudiante, camina pa'lante; patronal, camina pa'trás". El jolgorio se rompe de cuajo cuando un helicóptero de la Policía Nacional sobrevuela la manifestación en un cielo azul de noviembre. "Policía asesina", gritan los manifestantes. Un ataque que se extiende también a los periodistas que están apostados en los balcones: "Muerte a los gatos". El momento más emotivo se vive al frente del hospital universitario Puerta del Mar, donde varios médicos salen para aplaudir la manifestación. "Ni un paso atrás", grita uno de ellos, que viste una bata blanca. Una frase que es ovacionada por los allí presentes.

Sin embargo, conforme va pasando el tiempo, la situación de esta tensa mañana de martes se vuelve cada vez más compleja. Algunos encapuchados comienzan a dispersarse: "Hay que abrirse a más calles, no solo a la principal". Comienza los amagos de mover contenedores; es solo un primer intento ante la mirada atenta de los antidisturbios.

La Policía Nacional ya está preparada para la 'batalla' y se dispersa de forma ordenada y en grupos 'limpiando' la avenida principal. Todo ahora son carreras por las arterias de la calle principal. Algunos manifestantes se meten en los portales de los pisos. En uno de ellos hay una joven estudiante de pelo rubio, y que apenas rozará la mayoría de edad, que llora desconsolada porque le ha alcanzado una de las pelotas de goma. En menos de 10 minutos la Policía se hace con la calle que ha servido durante horas a miles de trabajadores como altavoz reivindicativo.

Es en las calles pequeñas de la ciudad donde se registran las últimas cargas y donde la Policía Nacional se dispone a tomar el control de la situación, no sin antes asistir a una lluvia de piedras, lanzada desde detrás de voluminosos contenedores y contestada con botes de humo y lanzamiento de pelotas de goma, que algunos recogen como recuerdo del 'combate' callejero. El escenario final muestra contenedores quemados y restos de cristal y piedras alfombrando el asfalto.

Cádiz ha vuelto a ser un hervidero, después de que las negociaciones entre empresarios y trabajadores quedarán suspendidas en la noche del lunes; unas reuniones que no volverán a repetirse hasta este miércoles. Mientras, en las calles o en sus casas, los empleados del Metal seguirán peleando en su guerra diaria: saber si sus empleos serán zarandeados por la crisis.

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