España mantiene en riesgo alto la alerta terrorista cuatro años después del 17-A

Las fuerzas de seguridad vigilan de cerca a unas 4.000 personas sospechosas de estar relacionadas con el yihadismo.

Homenaje a las víctimas del atentado de Las Ramblas
Homenaje a las víctimas del atentado de Las Ramblas
Efe

En enero de 2015, el islamismo radical acribilló a once periodistas y un guarda de seguridad en la redacción de la revista Charlie Hebdo; en su huida por París, otras cinco personas fueron asesinadas. En marzo, en el Museo del Bardo, en Túnez, perdieron la vida 21 turistas, dos de ellos españoles, y un policía. Aquel año el horror del yihadismo no conocía fronteras, de ahí que en junio el Gobierno decidiera implantar el nivel 4 de alerta antiterrorismo, de riesgo alto de atentado, que aún hoy se mantiene.

Toda Europa adoptó medidas parecidas de protección, lo que no evitó la masacre de París de noviembre de ese año (131 muertos), la de Bruselas de marzo de 2016 (32 muertos) o el atropello masivo en Niza en julio (86 muertos). Ni tampoco los atentados del 17 de agosto de 2017 en Las Ramblas y Cambrils, que se cobraron 16 vidas y dejó 140 heridos.

Según fuentes del Ministerio del Interior, la activación de cada estadio de alarma -hay cinco niveles- depende de la valoración de la amenaza y otras circunstancias asociadas a la misma. Por un lado, el riesgo se valora en función de la intención, la capacidad y la probabilidad de comisión de un atentado. Por otro, en función de la vulnerabilidad de los objetivos de ataque y su repercusión. Y, entienden en Interior, el riesgo de atentado terrorista aún hoy es alto.

Desde que un furgón protagonizó un atropello masivo en Las Ramblas hace ahora cuatro años, la amenaza yihadista siempre ha estado ahí. Las operaciones de desarticulación de células siguen siendo numerosas. En 2020 se realizaron 23 y en 2019, 25, según los datos del Observatorio Internacional de Estudio del Terrorismo. "Se mantiene la misma dinámica observada desde 2014 en adelante, cuando el surgimiento de Daesh. La oleada de atentados yihadistas que comenzó a sufrir Europa obligó a las autoridades a redoblar los esfuerzos para hacer frente a una amenaza que proviene tanto de organizaciones terroristas tradicionales como de individuos autorradicalizados que deciden cometer ataques en aquellos países de los que provienen", asegura Javier Fernández Arribas, director de la revista 'Atalayar entre dos orillas'.

En relación a la estrategia antiterrorista de los diferentes países europeos, esta dista en algunas cuestiones, pero, sostiene Arribas, tiene "elementos básicos comunes entre todos los países que mantienen una buena colaboración". Un elemento común en la Unión Europea es que "intervienen de manera muy destacada los servicios de Marruecos". La cooperación con este país no se ha roto a pesar de la reciente crisis diplomática.

Aun así, se da por seguro que, si en algún momento se rompe la colaboración, tanto España como Europa tendrían problemas para controlar la amenaza terrorista. Es una opinión que también comparte con el experto en yihadismo Jacobo Mico. Explica que "Marruecos ha conseguido con sus estrategias frenar la amenaza terrorista que se extiende por el resto de África, principalmente en el Sahel, donde otros países como Nigeria o Malí no han logrado tal objetivo".

No obstante, apunta Mico, ha aumentado el peso de los terroristas islamistas procedentes del Magreb en los últimos años. Lo demuestra las nacionalidades de las detenciones realizadas en 2020: 22 marroquíes, 7 españoles, 5 argelinos, un guineano, un sirio y un egipcio.

Otros datos del perfil de yihadista en España se pueden encontrar en estudios como 'Yihadismo y yihadistas en España', del Real Instituto Elcano. El retrato robot del terrorista que actúa en nuestro país es el de "un hombre de 31 años; casado y con dos hijos. Musulmán de origen. Extranjero, aunque cada vez hay más españoles. Reside principalmente en Cataluña. Es inmigrante de primera generación, si bien aumenta la posibilidad de que sea hijo de inmigrantes. Tiene estudios secundarios. Carece de antecedentes penales. Se ha radicalizado en España y forma parte de una red o célula, con vínculos con otros grupos similares en el extranjero".

Radicalización en domicilios

A pesar de la existencia en España de más de 100 mezquitas salafistas -aquellas que divulgan el islamismo radical-, se ha comprobado que la mayoría de las captaciones y radicalizaciones no se producen en estos ambientes. Según Mico, "las mezquitas no son el principal ámbito de radicalización". Un 73% de los casos se producen en domicilios particulares y más de un 17% en las prisiones. En la actualidad, las fuerzas de seguridad vigilan de cerca a unas 4.000 personas sospechosas de estar relacionadas con el yihadismo.

A pesar de la existencia de los 'lobos solitarios' o 'terroristas autónomos', desde 2014 Al Qaeda y el Daesh se disputan la hegemonía del terrorismo internacional. En estos momentos, el lugar de la confrontación entre estos dos grupos es el Sahel, con más de 100 enfrentamientos con un resultado de más de 600 muertos. En el ámbito ideológico, cada grupo busca imponer sus tesis más o menos rigoristas, dentro del intento de implantar un Califato donde la única norma de comportamiento sea la ley islámica o la Sharia, con diferencias en cuanto al papel de la mujer, el tipo de gestión o los objetivos a atacar.

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