Fitur: menos gente, muchas mascarillas, pocos folletos... y las brujas de la cueva de las Güixas

El recinto ferial está especialmente preparado para ofrecer unas condiciones de alta seguridad sanitaria.

Alrededores del pabellón de Andalucía en Fitur.
Alrededores del pabellón de Andalucía en Fitur.
EP

Los tiempos son los que son y quien visite Fitur debe hacerlo con mascarilla en todo momento. Además, todos los profesionales del sector que accedan durante los días 19, 20 y 21 de mayo deberán aportar un test de antígenos o prueba PCR negativa. El recinto ferial está especialmente preparado para ofrecer unas condiciones de alta seguridad sanitaria. Particularmente, la gran altura de techos en sus pabellones y los sistemas de ventilación instalados, que renuevan la totalidad del aire en circulación tres veces cada hora, son características de gran efectividad para evitar la propagación de patógenos.

Así, lógicamente, lo de que el Fitur del retorno “no parece Fitur” era lo más oído en el primer día de feria. “Falta ambiente, hay poca gente”. "Está claro que hay menos gente, no podía ser de otra manera, pero hay gente y eso es algo que hace unos meses no podíamos ni imaginar”, sentenciaba en el stand de Aragón el presidente de Turespaña, Miguel Sanz.

La mitad de los pabellones sin ocupar, pasillos casi vacíos y desaparición total de la ‘especie’ más abundante en anteriores ediciones de FITUR: el cazador-recopilador de folletos. Claro, apenas hay folletos en los stand -curiosamente sí en el de Aragón- y el ‘papelito’ se ha cambiado por el lector de código QR. Cosas de la tecnología y de la pandemia. No hay aglomeraciones como otros años. Eso sí, como también es habitual el día de la inauguración de la Feria, enormes medidas de seguridad y, pese a que hay menos gente -hacerte un test de antígenos a 45 euros duele al bolsillo-, largas colas para entrar a IFEMA, había que pasar hasta tres controles, principalmente a la hora en la que estaban los Reyes.

Pero se nota que no es lo mismo. Los stand, austeros y más pequeños. Aquí, el único que parece que ha tirado la casa por la ventana es el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, que se ha quedado para él solo el pabellón 5. Todo para Andalucía. Por allí andaban también la primera mañana del nuevo Fitur los presidentes de Murcia y Galicia, López Miras y Núñez Feijoo. “Hay poca gente y casi ni se hacen negocios”, nos confiesa el trabajador de uno de los grandes turoperadores. “La gente está mirando, curiosa, para ver cómo arranca esto, pero no hay seguridad de que se pueda viajar como antes, sobre todo entre países, todavía, y eso se nota”, nos dice.

No hay alegría, se palpa, y casi las únicas notas de cierta ‘desinhibición y desenfreno’ la ponen las brujas de la cueva de las Güixas de Villanúa (Huesca), que animan la mañana en el stand de Aragón. Faltan muchos países y los que están... No te dan un ‘chupito’ de ron en la República Dominicana, ni vino en La Rioja, ni un trozo de ‘txuletón’ en el País Vasco, ni ves geishas haciendo la ceremonia del kimono en Japón... Bueno, de hecho Japón no está en Fitur. Se ha quedado allí, al este, junto al sol naciente. Bastante tiene con organizar los Juegos Olímpicos en estos tiempos de SARS CoV-2. Hasta Cuba ha cambiado su habitual ‘torcedor’ de puros habanos por una máquina con un bote en la que pone: ‘dispensador de gel’.

Con la que está cayendo -como síntoma, el stand de Melilla estaba vacío a media mañana-, había curiosidad por si los Reyes se acercaban al modesto, modestísimo, espacio de Marruecos en la Feria. No fueron, como sí habían hecho algunos años anteriores. Un responsable del stand marroquí nos decía: “No ha venido nadie en toda la mañana. Estamos extrañados”. ¿Boicot? Al lado de Marruecos, en el mapa y en la feria, se invertía la imagen habitual y unos tuaereg mauritanos buscaban visitantes para trabajar un poco y hacerse una foto cuando años antes los ‘hombres azules’ no paraban de hacerse retratos. Hasta había cola. Eso ha desaparecido en ‘Fitur, the Return’.

Quizás, y no es mal síntoma, donde más trabajo y actividad se veía era en los stand de grandes empresas y organismos oficiales españoles. Pero sin tonterías. Sin fiestas. Todo eran reuniones de ‘curro’. Eso sí, metacrilato mediante. Y solo se oía hablar español. El turismo internacional parece que tendrá que esperar un poco. Como el verano pasado, España, para los turistas españoles, parece que será la tendencia pese al fin del estado de alarma.

China, donde empezó todo esto, lo de la pandemia, digo, está en Fitur de manera testimonial. Su stand es siete u ocho veces menor que habitualmente. Tampoco hay nadie y hasta sobra sitio. Al lado, el espacio de Palestina luce un lazo negro. “Es por lo que está sucediendo en Gaza”, me dicen. De repente, una aglomeración. En el Moscow Bar del stan de Rusia sí que dan algo a probar: un chupito de vodka, o dos. ¡Han abierto los bares! Vuelve Fitur. Vuelve el turismo... O eso se espera.

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