El Gobierno aplaude que haya acuerdo en Cataluña, pero teme un regreso al independentismo unilateral

Casado avisa a Sánchez de que la legislatura "habrá acabado" si paga contrapartidas como el indulto a los presos.

Rueda de prensa de María Jesús Montero
Rueda de prensa de María Jesús Montero
Fernando Alvarado

El Gobierno de Pedro Sánchez celebró que Esquerra y Junts hayan llegado a un acuerdo para gobernar en coalición, pero al mismo tiempo teme que el pacto suponga un regreso a la vía del independentismo unilateral. El líder de la oposición no tiene ese temor, tiene la convicción de que los soberanistas van a regresar, con la complicidad de Pedro Sánchez, a los peores años del proceso secesionista.

En la Moncloa preferían, como es obvio, a Salvador Illa como presidente de la Generalitat, pero el empeño de los independentistas para gobernar en coalición y la tozudez de las cifras convencieron enseguida al Gobierno de Pedro Sánchez del escaso futuro de sus preferencias por el exministro de Sanidad. De los dos escenarios alternativos, pacto soberanista o repetición de las elecciones, el acuerdo entre Esquerra y Junts era el mal menor. Por eso, recibieron la noticia con alivio porque conjuraba el peligro de una vuelta a las urnas con la carga de inestabilidad que lleva aparejada.

Pero fruncieron el ceño porque, a falta de conocer la letra pequeña del acuerdo, se perfila un Gobierno de Pere Aragonès marcado por las demandas independentistas radicales de Junts y la CUP. Está por ver si los condicionantes de los 'junteros' y los anticapitalistas son un peaje para la investidura o han atado de pies y manos al próximo presidente catalán.

La ministra portavoz se puso la venda antes de la herida y lanzó un aviso a los republicanos y posconvergentes para que no caigan en la tentación de regresar a la vía de la independencia unilateral. No conduce "a ningún lado, únicamente hacia la cárcel", advirtió María Jesús Montero en la cadena Ser. "Priorizar el independentismo no nos parece lo más ajustado", apostilló el ministro y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, tras la reunión de la dirección del partido presidida por Sánchez.

La Moncloa confía, pese a los temores que alberga, en que el acuerdo presentado este lunes no hipoteque el margen de actuación de Esquerra en el Congreso. Sus 13 escaños son vitales para la estabilidad del Gobierno y el futuro de la legislatura. Los socialistas no cuentan con los cuatro diputados de Junts fieles a Carles Puigdemont, a diferencia de los otros cuatro alineados con el PDECat, desaparecido en Cataluña pero muy valioso en Madrid.

La mesa de diálogo

Para engrasar las relaciones con el soberanismo posibilista que, a juicio del Gobierno, encarnan ERC y el PDECat, Montero no tardó ni un minuto después de hacerse público el acuerdo en ofrecer una reunión de la mesa de diálogo, desactivada por la pandemia y la crisis política catalana después su primera y última reunión el 26 de febrero del año pasado en la Moncloa. En aquella oportunidad la delegación de la Generalitat estaba encabezada por Quim Torra, que con su discurso de confrontación condenaba a la mesa a un callejón sin salida. Ahora estará presidida por Aragonès, defensor del "independentismo pragmático", así se titula un libro biográfico.

El terreno para aquilatar las voluntades de unos y otros será en ese foro de diálogo. El Gobierno podrá comprobar hasta dónde llega el margen de maniobra del futuro presidente de la Generalitat para reconducir el conflicto. Para la parte catalana, en cambio, el momento de la verdad llegará con los indultos a los presos del 'procés'. La ministra portavoz echó este lunes balones fuera. "No afectan al futuro" de las relaciones, apuntó Montero.

Sánchez tendrá que decidir después del verano si está dispuesto a asumir el alto coste político que tendrá indultar a los nueve condenados por sedición. No ha mostrado sus cartas pero las declaraciones de algunos ministros y dirigentes del PSOE apuntan a una predisposición a conceder la medida de gracia por los efectos pacificadores que puede tener en el conflicto.

Si llega ese momento, "la legislatura habrá acabado", advirtió Pablo Casado en lo que pareció ser una advertencia en toda regla de las consecuencias que tendrían los indultos. Para el líder del PP, el acuerdo de coalición entre Esquerra y Junts es un "viaje a ninguna parte con Sánchez de copiloto".

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