Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Elías Campo: "Parece que solo nos acordamos de la Ciencia cuando truena"

Discurso íntegro de Elías Campo Güerri en nombre de todos los premiados en la recepción de los Premios Nacionales de Investigación.

Elías Campo recoge el Premio Nacional de Investigación Gregorio Marañón en el área de Medicina.
Elías Campo recoge el Premio Nacional de Investigación Gregorio Marañón en el área de Medicina.
Casa de S.M. el Rey

Majestades, Ministro de Ciencia e Innovación, autoridades, queridos compañeros, familiares y amigos, señoras y señores,

Es un honor y un privilegio dirigirles estas palabras en nombre de todos nosotros. Estamos profundamente agradecidos por el honor que nos conceden al recibir hoy los Premios Nacionales de Investigación en todas las áreas del saber. Este reconocimiento, más allá de nuestras personas, realza el valor y el impacto transformador de las contribuciones que a lo largo de nuestras vidas hemos realizado en los distintos ámbitos en los que trabajamos. 

La investigación de Paco en la comunicación intercelular supone un hito en la manera de entender los procesos fisiológicos y es la base de nuevas estrategias terapéuticas. La labor de Susana integra la generación de conocimiento en la realidad humana histórica, cultural, social y política. José nos amplía el mundo de las comunicaciones con nuevas visiones desde la ciencia fotónica. Nazario desarrolla nuevas nanoestructuras de carbono y materiales para el almacenamiento de energía que fundamentan el desarrollo de la electrónica molecular. Xavier Querol nos conciencia del impacto de la contaminación ambiental y busca medidas para paliarla, un conocimiento que se ha visto realzado recientemente por la relación entre la gravedad de la actual epidemia y la calidad medioambiental del lugar donde viven los pacientes. Carme nos sorprende con un enfoque altamente interdisciplinar del diseño y realización de prototipos robóticos de ayuda a personas con discapacidades físicas o cognitivas. Laura está inmersa en el nanouniverso de biosensores que nos ayudan a diagnosticar con mayor precisión y rapidez enfermedades complejas. Luis desarrolla investigaciones pioneras para la concepción actual de la Física de Partículas. Xavier Vives ha renovado visiones económicas con gran impacto en el estudio de la competencia y regulación de mercados. Mi trabajo intenta elucidar los mecanismos de la diversidad y comportamiento intrigante de los cánceres derivados de células de la sangre y su posible tratamiento. Nada de todo esto sería posible si no tuviéramos grupos de trabajo extraordinarios y entusiastas que a “pesar de los pesares” continúan comprometidos con el avance de nuestra ciencia.

Este paisaje variado en todo el espectro del conocimiento humano representa solo una pequeña mirada al universo de la investigación y su impacto en la sociedad y en la vida de las personas. La ciencia y la investigación constituyen las mejores herramientas para comprender y transformar la realidad de un mundo complejo y cambiante que nos somete a continuos desafíos y que, como paradigmáticamente estamos experimentando en esta epidemia, pueden llegar a comprometer nuestra vida misma y la de este planeta. La generación de conocimiento y su aplicación son los motores del progreso, riqueza y bienestar de las sociedades en su conjunto y del crecimiento de las personas individuales, al dotarlas de fundamentos sólidos para la toma de decisiones. El “conocimiento os hará libres” socrático tiene cada vez más pleno sentido.

No resulta difícil plantear y divulgar el valor de la ciencia en la tremenda situación epidémica que vivimos. Aunque como escribía Nazario hace unas semanas, parece que solo “Nos acordamos de la Ciencia cuando truena”. Es admirable la velocidad a la que la comunidad científica ha identificado la causa de la enfermedad, los mecanismos básicos de su desarrollo y gravedad y el hallazgo de algunos tratamientos eficaces. Además, estamos viviendo cómo se ha podido diseñar, producir y distribuir diversas vacunas en un tiempo nunca antes conseguido por la humanidad. Estos hechos constituyen una demostración de los valores que hoy estamos celebrando en esta ceremonia. Sin embargo, estos logros no son fruto de la casualidad ni de la improvisación. Son el resultado de una inversión robusta y mantenida con una visión estratégica a lo largo de los años en países en los que existe un tejido sólido e integrado de generación y aplicación del conocimiento. La ciencia en sí misma no garantiza el éxito de su posible impacto. Necesita la adecuada integración en la sociedad, plasmada en las estructuras e instrumentos que ejecuten sus orientaciones. La epidemia ha puesto de manifiesto de forma dramática las diferencias entre países en su capacidad para abordar sus retos en el mundo de la ciencia pero sobre todo en sus implicaciones sanitarias, sociales y económicas. Afortunadamente en nuestro país, la respuesta de los profesionales de la salud merece admiración y reconocimiento.

La epidemia claramente ha evidenciado el mundo global en el que vivimos con la extensión de la enfermedad de forma universal en poco tiempo. Pero también somos un mundo global para compartir el conocimiento en éste y todos los ámbitos de la ciencia. Nuestros trabajos innovadores contribuyen al conocimiento universal y en reciprocidad se benefician también de las comunicaciones y colaboraciones internacionales. Sin embargo, la participación en el mundo global de la ciencia no es gratuita. Está íntimamente relacionada con la capacidad de contribuir en igualdad de condiciones que la comunidad científica internacional. La epidemia nos muestra la ausencia de fronteras entre países pero también entre la denominada ciencia básica y aplicada o entre los diferentes ámbitos de conocimiento desde las ciencias biológicas, médicas, económicas o antropológicas. Las distintas disciplinas forman parte de un todo necesariamente relacionadas entre sí y requieren miradas integradas y globalizadoras para la toma de decisiones transformadoras.

Si la epidemia manifiesta el valor del conocimiento, que obviamente va más allá de esta enfermedad en particular, vivimos con perplejidad la ondulante consideración de la ciencia en la agenda política de nuestro país. Valgan como ejemplo, anecdótico pero ilustrativo, las idas y venidas de los premios que hoy celebramos. Constituidos hace años, hoy se conceden en todo su repertorio, en otras ocasiones solo la mitad y aun años atrás ni se convocaron. Desgraciadamente, la estrategia científica de nuestro país sigue vaivenes similares. La solidez y competencia de nuestro sistema científico logradas en décadas anteriores ha entrado en una situación de fragilidad extrema que vivimos con inquietud en la cotidianidad de nuestro trabajo. No es solo la falta de financiación global y estructural de nuestros investigadores e instituciones, es también una burocratización estéril de la gestión de la ciencia que dificulta la plasticidad, creatividad y competitividad. Necesitamos una estrategia de visión amplia con proyectos sólidos a largo plazo que facilite el progreso de nuestros jóvenes investigadores sin comprometer la necesaria exigencia y selección basada en la excelencia de su trabajo. Los enfoques cortoplacistas sólo conducen a la pérdida de recursos humanos altamente valiosos. Debemos romper definitivamente las invisibles barreras en las diferencias de género. Avanzar en la necesaria transferencia del conocimiento requiere un compromiso a largo plazo y complicidad del sector público y privado. Quizá incorporar una asesoría científica estable en nuestros órganos de gobierno, como existe en otros países, podría ser un instrumento de ayuda a nuestros dirigentes.

Hoy es un día de celebración y agradecimiento personal y colectivo, por el valor que entendemos se da a la ciencia en todos sus ámbitos y lo que representa para la sociedad. Nuestro agradecimiento va más allá de nuestras personas. La ciencia es una inversión de futuro que mejorará las vidas de nuestros hijos y de los que les sucedan. Por ello también les debemos dar las gracias a todos ustedes en nombre de las generaciones futuras por su compromiso con la ciencia. Ojalá sepamos todos estar a la altura de sus necesidades.

Muchas gracias.

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