La vida en un segundo: así salvaron Paula y Miguel a una niña de Mali en Arguineguín

Estos dos miembros de la Cruz Roja reanimaron a la pequeña, rescatada de una patera con más de 50 inmigrantes, que se encontraba en parada cardiorrespiratoria y con una hipotermia severa.

Drama migratorio en Gran Canaria
Drama migratorio en Gran Canaria
Efe

Paula dejó hace meses su trabajo en un hospital de Madrid para enrolarse en el equipo de la Cruz Roja en Gran Canaria; Miguel, enfermero como ella, dedica las horas que le deja libres su empleo en el 112 a ayudar a la ONG. Sus vidas se cruzaron anoche para que el corazón de una niña de Mali volviera a latir sobre el cemento del muelle de Arguineguín.

Miguel y Paula son los protagonistas de las fotografías de la Agencia EFE que esta mañana han sobrecogido a miles de españoles: las de dos miembros de la Cruz Roja reanimando a la desesperada, de noche, a una niña que desembarcaba de un barco de Salvamento Marítimo en parada cardiorrespiratoria, con una hipotermia severa.

Y también son la cara visible de miles de voluntarios de la Cruz Roja que este miércoles se siente más orgullosos que nunca del emblema que lucen en sus chalecos, en especial los de Canarias, donde la ONG ha sido blanco de todo tipo de ataques y críticas en los últimos meses, incluso de un boicot a su famoso sorteo.

Momento en el que Miguel se acercó a la niña
Momento en el que Miguel se acercó a la niña
Efe

Todo, por el servicio que prestaron en la atención a los más de 23.000 inmigrantes que llegaron el año pasado al archipiélago, que fue tachado por los extremistas de un lado directamente de colaboración con las mafias que se lucran con el tráfico de pateras, por su labor en primera línea en los muelles; y al mismo tiempo calificado por los más exaltados del lado contrario de cooperación con las políticas europeas que mantienen bloqueados a los inmigrantes en Canarias, por su gestión de los campamentos.

"Llevamos meses siendo objetivo de críticas, acusaciones falsas, acoso y amenazas", se quejaba su presidente en Canarias, Antonio Rico, el 6 de febrero en una carta abierta, en la que subrayaba que Cruz Roja seguía haciendo su trabajo de siempre, "salvaguardar la seguridad, dignidad y bienestar" de las personas, guiada por el principio fundamental que rige su actuación, la humanidad.

Que siguen haciendo lo de siempre lo saben bien Paula y Miguel, veteranos ya en el equipo que suele movilizarse cada vez que Salvamento Marítimo avisa de que ha recogido inmigrantes en el Atlántico y regresa con ellos al muelle de Arguineguín, donde ambos han vivido varias situaciones dramáticas en los dos últimos meses, como un cayuco con cinco muertos o una patera con una madre rota de dolor porque su niño había muerto horas antes en el mar.

La patera de anoche se barruntaba complicada ya desde horas antes, al menos desde que la Salvamar Macondo llegó hasta su posición a 15 kilómetros de la isla y sus tripulantes pensaron que había muertos a bordo. De hecho, así lo transmitieron inicialmente por radio a las asistencias en tierra, tal fue el impacto del deterioro que observaron en los rostros de los 52 ocupantes de la barquilla.

Paula y Miguel fueron los primeros en llegar al muelle, en su coche. La Salvamar estaba atracando y aún no se había desplegado el resto del equipo, no había aún hospitalito, tampoco ambulancias.

Ni siquiera hubo tiempo para pensar mucho, porque un tripulante de la Salvamor Macondo saltó a tierra apresuradamente con un cuerpo aparentemente inerte en brazos y corrió hacia ellos. El marinero se lo entregó impresionado, sin mucha esperanza, pensando que poco había que hacer ya, porque la pequeña no reaccionaba.

Era su turno. Miguel y Paula no perdieron más de dos segundos, los necesarios para volverse hacia los dos reporteros que retrataban la escena para pedirles que llamaran al 112 y solicitaran que se acelerase todo lo posible la llegada de las ambulancias medicalizadas, porque no se iba a tratar de una asistencia más.

Drama migratorio en Gran Canaria
Drama migratorio en Gran Canaria
Efe

"Hasta que te ves en una situación así, no sientes realmente lo que es. Tenían la vida de esa niña en sus manos. Ellos la reanimaron, salió bien gracias a los dos", ha confesado a Efe uno de sus compañeros de equipo, que prefiere permanecer en el anonimato.

Paula y Miguel saben que la niña está en la unidad de medicina intensiva del Hospital Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria, donde sigue en estado grave, pero parece haberse estabilizado. La acompaña su madre, que asegura que tiene cinco años, aunque en las imágenes parezca más pequeña.

Allí cuidan de ocho niños más de entre uno y trece años de la misma patera, todos ellos socorridos anoche en el muelle por sanitarios del Servicio Canario de la Salud y Cruz Roja.

"En caliente, con corazón a tope, trabajas como sea, no paras; pero, cuando llegas a casa, a veces te vienes abajo", señala el mismo miembro del equipo. Y eso fue lo que les pasó a casi todos anoche en Arguineguín, en especial a Paula, a la que tuvieron que pedir que parara, descansara y se serenara, porque era visible que la reanimación de la niña había hecho mella en ella.

Pero hoy en la Cruz Roja sienten orgullo de su gente, corrobora el responsable nacional de sus Unidades de Emergencia, Íñigo Vila. "En casos así, te sientes feliz de que todo haya salido bien, sin olvidarte tampoco de cuál es la realidad", señala.

Y la realidad, precisa Vila, es que todos en la Cruz Roja, sobre todo en Canarias, son conscientes de que "la gente seguirá echándose al mar desesperada, así que esta no será la última patera, habrá más y, seguramente, habrá más complicadas, como esta".

Mientras hace estas reflexiones, un avión de Salvamento Marítimo comunica que ha localizado otra patera a 140 kilómetros al sur de Gran Canaria, con inmigrantes subsaharianos a bordo. El barco de rescate aún tardará tres horas en llegar hasta ellos. 

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