La gratitud de una viuda a la Policía en una esquela: "Siempre han estado ahí"

Cuando su marido murió después de un año y medio con discapacidad física y alzheimer, Maruja Tatay, de 72 años, quiso dar las gracias a los numerosos agentes que en este tiempo han pasado por su casa para ayudarle.

Loli Benlloch
Coche patrulla de la Policía Nacional
Coche patrulla de la Policía Nacional
HA

Cuando su marido murió después de un año y medio con discapacidad física y alzheimer, Maruja Tatay, de 72 años, quiso mostrar su gratitud a los numerosos agentes de la Policía Nacional que en este tiempo han pasado por su casa para ayudarle, por lo que redactó una esquela que ha emocionado a muchos policías.

"Si no hubiera sido por ellos, no sé qué habría sido de mi marido", reza la esquela publicada el pasado viernes en Valencia y que se ha reenviado por numerosos grupos de Whatsapp policiales de toda España, en la que la viuda reivindica "el cariño y la asistencia de la Policía del 091" y destaca que "siempre han estado ahí".

"Escribí lo que me salió del corazón, no sé si estará bien o estará mal, no tengo estudios", explica Maruja Tatay, quien señala que en estos meses en que su marido, Julio Miralles, se iba deteriorando cada vez más y se caía mucho habrá llamado "más de treinta veces" a la Policía y habrán pasado por su casa "más de doscientos agentes".

Su marido tenía 75 años, pesaba 140 kilos y debido a su enfermedad se tiraba de la cama o se soltaba de la silla de ruedas y se escurría hasta el suelo, ante lo que Maruja, que se encargaba sola de cuidarlo -relata que su único hijo murió hace siete años y no tiene ninguna ayuda- llamaba al 091 para que lo levantaran.

Asegura que han sido tantos los agentes que la han ayudado que "no sabía cómo agradecerlo", por lo que optó por hacerlo mediante una esquela en la prensa, "de las grandes", con un mensaje que escribió en un papel y cuya publicación gestionó el tanatorio, "para que todo el mundo sepa que estas personas se merecen un monumento".

"Dicen que es su trabajo, pero coger ese cuerpo que pesaba tanto, los días que hiciera falta... Como ellos no habrá en el mundo", señala la viuda, quien destaca el "cariño y la paciencia" con que los policías trataban a Julio pese a no conocerles de nada.

Afirma que no sabría reconocer a los agentes que han estado alguna vez en su casa si los viera por la calle debido a las mascarillas, pero insiste en que siempre que ha llamado han acudido con rapidez y con los refuerzos que hiciera falta, incluso más de una vez en un mismo día.

Maruja asegura que, de no ser por esta ayuda, no habría podido tener tanto tiempo en casa a su marido, porque no quería dejarlo en una residencia después de 46 años de casados, muchos de los cuales regentaron una droguería familiar.

Confiesa que ha pasado momentos muy tristes, aunque también se ha reído con su marido enfermo, como cuando le decía que estaba más delgada y se le estaban quedando piernas "de gallina", aunque se queda con un momento de lucidez de los últimos días, cuando al preguntarle quién era ella le respondió: "La mujer que más quiero".

Fuentes policiales les ha llegado "al alma" el gesto de esta mujer y el hecho de que en un momento "tan complicado", cuando estaba enterrando a su marido, le vinieran a la cabeza todos los que agentes que habían pasado por allí y quisiera agradecerles su atención.

Explican que son muchos los policías que recuerdan haber pasado por esta casa de Valencia en alguna ocasión, algunos incluso más de una vez, y que la mujer "es un encanto, siempre se deshacía en gratitud" e incluso se disculpaba por molestarles.

Maruja cuenta emocionada que ha recibido la llamada de un subdirector de la Policía para darle el pésame y decirle también que si necesita alguna cosa no tiene más que llamar al 091. "No puedo decir que no, ahora estoy sola en una casa grande", finaliza.

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