El PP se enfrenta a la trituradora de Bárcenas en la Audiencia Nacional 

La decisión del extesorero de tirar de la manta puede liquidar el proyecto político de Casado si las pruebas son consistentes.

Foto de archivo de Luis Bárcenas
Foto de archivo de Luis Bárcenas
Efe

El PP aguarda con la respiración contenida lo que pueda hacer y decir Luis Bárcenas en el juicio que empieza mañana en la Audiencia Nacional por las obras de remodelación de la sede del partido en la calle Génova de Madrid. Minimiza el alcance de las declaraciones del extesorero porque, según Pablo Casado, "ha cambiado su versión diez veces en diez años" y su credibilidad es "nula". Pero hay datos en su escrito a la Fiscalía que desasosiegan a los dirigentes populares. Como la grabación que acreditaría el pago de sobresueldos en los años de José María Aznar y Mariano Rajoy, o la documentación que dice tener y que afectaría a otras causas, entre ellas, el 'caso Púnica', los 'papeles de Bárcenas' o la segunda época de Gürtel. Hay un temor lógico a que la trituradora de Rajoy funcione en manos de Bárcenas en sentido inverso.

A lo largo de 2012 y 2013, el PP se empleó a fondo para que el extesorero se olvidara de tirar de la manta. Según ha relatado él mismo, escuchó buenas palabras de abogados y amenazas anónimas. Dice que pecó de "ingenuidad" y calló. Al salir de la cárcel, en enero de 2015, dejó un recado: "El PP no tiene nada que temer de mí. He hecho caso a Rajoy y he sido fuerte". Respondía así al celebérrimo "Luis. Sé fuerte", el mensaje enviado dos años antes por el entonces presidente del Gobierno. El hombre de las finanzas dejó de hablar de la caja B y hasta se retiró de alguna causa contra el que fuera su partido.

Todo cambió con su condena a 29 años por el 'caso Gürtel', y a 12 años y 11 meses a su esposa, Rosalía Iglesias. Como colofón se enteró de la 'operación Kitchen', promovida desde el Ministerio del Interior para hacerse con su arsenal documental.

Este martes llegó la hora del ajuste de cuentas, plasmado en un escrito de ocho páginas y la pesadilla regresó a la sede de la calle Génova 13. Es un asunto del pasado, repiten una y otro vez Casado y su equipo, que no saben qué hacer para desembarazarse de la herencia envenenada. Pero "este PP va a pagar por lo que hizo aquel PP", sintetizó un dirigente que no resta importancia a las acusaciones.

Bárcenas tendrá que ratificar ante el juez sus acusaciones y aportar pruebas porque de no ser así lo suyo será una vez más ruido mediático y la nada judicial. Su abogado, Gustavo Galán, asegura que no va a ser así, "don Luis va a ir hasta el final". Lo podrá hacer en las cuestiones previas del juicio que empieza mañana o a lo largo del proceso o administrar su polvorín acusatorio para los juicios que se avecinan. De momento, ha enseñado alguna muestra de lo que dice tener.

Pruebas de cohecho

En su escrito precisó que ahora solo referirá a la causa de las obras en la sede del partido "sin perjuicio de los (documentos) que, posteriormente, pueda presentar en las piezas que corresponda".

Apunta a que tiene pruebas de que las donaciones empresariales en «algunos concretos casos» tenían carácter "finalista", es decir que las entregas tenían contrapartida en obras públicas. De ser así, a situación cambiaría porque de un presunto delito de financiación ilegal se pasaría a uno de cohecho, palabras mayores en el Código Penal. Pero se reserva esa información para la instrucción del juez Santiago Pedraz sobre los 'papeles de Bárcenas'.

El extesorero no ignora que sus afirmaciones sobre los sobresueldos quedarían en nada porque sería su palabra contra la de los presuntos perceptores dado que ni se firmaron recibos ni se hicieron transferencias. Solo se conocen unos apuntes en sus cuadernos de viejo contable sin mayor valor probatorio. Pero se guarda un as, el de "una grabación en poder de persona -que oportunamente señalaré por razones de oportunidad procesal- que yo he escuchado", en la que su antecesor en la tesorería, Álvaro de Lapuerta, "comentaba (a una persona de su confianza) sobre estas entregas en metálico que se realizaban mensualmente a estos miembros del Partido Popular, en la que se mencionaba entre otros a Mariano Rajoy".

Si existe sería una estocada a las reiteradas negativas del PP sobre estos pagos bajo cuerda. Rajoy, por ejemplo ha reconocido que cuando era diputado en los años noventa cobraba complementos salariales y que los declaraba a Hacienda, pero que los dejó de recibir cuando entró en el Gobierno de José María Aznar. En la contabilidad de Bárcenas, sin embargo, se refleja que en 1997, 1998 y 1999, entonces ya era ministro, recibió siete millones de pesetas el primer año, y 4,2 millones en los otros dos.

Es muy probable que ninguno de estos presuntos delitos (financiación irregular, fraude fiscal y cohecho) merezca sanción penal porque habrían prescrito, pero desmontaría el relato que han mantenido a lo largo de los años los principales dirigentes del PP sobre la falsedad de las acusaciones del extesorero.

Rajoy, en su declaración ante la Audiencia Nacional por el 'caso Gürtel', tachó de "infundios, calumnias, maledicencias y embustes" las acusaciones de su antiguo colaborador. Pero que los hechos que se van a enjuiciar no tengan consecuencias penales no quiere decir que no las tengan en el ámbito político. Ese es el temor que atenaza a Casado y su equipo. Su proyecto de convertirse en alternativa de Gobierno entraría en el mundo de las quimeras.

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