El Gobierno rechaza la presión de Podemos para dejar ya al PP fuera de la reforma del CGPJ

Calvo asegura que no se tramitará "nada" que afecte a la mayoría de tres quintos en la reforma que aborda el Congreso.

Carmen Calvo, en la rueda de prensa de este martes tras el Consejo de Ministros.
Carmen Calvo, en la rueda de prensa de este martes tras el Consejo de Ministros.
Zipi/EFE

El Ejecutivo descarta tramitar ahora "nada" que modifique la mayoría parlamentaria de tres quintos para la renovación del Consejo General del Poder Judicial. La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, enterró este martes de forma tajante la posibilidad de rescatar en estos momentos esa propuesta, planteada el pasado octubre por el PSOE y Unidas Podemos en un intento de presionar al Partido Popular. "No está en el ánimo del PSOE, que es el grupo mayoritario de la Cámara y el grupo que mayoritariamente sostiene al Gobierno", dijo. La renuncia está relacionada con los avisos recibidos tanto desde la Comisión Europea como desde el Consejo de Europa, pero también lleva implícito un mensaje a la formación de Pablo Iglesias.

En los últimos días, la presión de Podemos para sacar del congelador la polémica iniciativa ha sido constante. El propio secretario general de la formación insistió este sábado ante su Consejo Ciudadano Estatal en que, ante una "derecha en rebeldía", había que ponerla en marcha para garantizar la renovación de ese órgano, que ya ha superado en dos años el mandato de cinco establecido en la Constitución, y porque, adujo, "en España el bipartidismo se terminó"; una referencia a su demanda de que también ERC y Bildu participen en las negociaciones.

Ahora, el partido confederal de izquierdas tiene intención de registrar un texto que, a la postre permita elegir a los vocales sin el concurso del PP, como enmienda a la reforma 'blanda' impulsada por los dos socios, la que busca impedir que el Poder Judicial pueda hacer nombramientos cuando esté en funciones.

Malestar interno

El Ejecutivo paralizó hace casi dos meses la proposición 'dura', que desde el primer momento dividió no ya a los partidos de la coalición sino a los propios ministros del PSOE entre sí, sin resignarse a dejar de blandirla como amenaza para forzar al PP a consumar un pacto. Fuentes socialistas, en todo caso, admiten que se trata de mera estrategia política y echan en cara a los de Iglesias una actitud que, a su juicio, solo sirve para torpedear las conversaciones entre el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y el popular Enrique López.

El lunes, en el Congreso, Campo ya se mostró obsequioso con los populares, con quienes espera anunciar un acuerdo pasadas las elecciones del 14 de febrero en Cataluña. Aseguró que sabe "lo que son capaces del hacer por el bien de este país", dijo estar convencido de que "verán la luz" y se manifestó dispuesto a esperarlos "el tiempo que haga falta". Pero, además, dio a entender que la reforma de las mayorías es, desde su óptica, contraria a la Carta Magna. "El constituyente -subrayó- quiso que quienes son capaces de formar los tres quintos arrimen el hombro".

En el ala socialista del Gobierno se respira desde hace semanas un malestar evidente con la estrategia de Unidas Podemos de trasladar algunos debates internos a la opinión pública para reivindicar como propias determinadas medidas y, salvados los Presupuestos, han empezado a dar muestras de mayor resistencia ante su presión. Es la segunda vez en menos de una semana, de hecho, que Calvo rechaza con rotundidad iniciativas propuestas por los de Iglesias (lo hizo el viernes pasado con la subida del SMI). Pero además, afeó de forma indirecta su actitud. "El trabajo de un Gobierno -dijo la vicepresidenta- es coral y pocas veces fruto de un solista".

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