CASA REAL
Con Aragón "en el corazón" a lo largo de toda una vida
Don Juan Carlos ha estado siempre con las alegrías y las tristezas de una tierra que hizo suya desde la juventud y a la que ha brindado apoyo en momentos claves de su historia.
Ni a uno solo de los grandes acontecimientos que han protagonizado la historia más reciente de Aragón ha faltado don Juan Carlos I. Su llegada a los 17 años a Zaragoza para formarse en la Academia General Militar marcó el inicio de un vínculo profundo con esta tierra que ha mantenido vivo todos estos años. Tanto en los momentos más importantes de su vida como en los del país no ha dejado de venir a Aragón.
Lo hizo en 1962, dos años después de casarse con doña Sofía; siete años después, ya con sus tres hijos pequeños, en 1970, visitó la basílica del Pilar para asistir a la Ofrenda de Flores; y en febrero de 1981, solo cinco días después del golpe de Estado de Tejero, cuando viajó a la capital aragonesa. En el patio de armas de la Academia General Militar, el Rey reafirmó su compromiso con la democracia.
Visita a Opel Figueruelas
Unos desvelos sinceros del Rey emérito que le han traído siempre de vuelta para estar en momentos clave para Aragón como la inauguración de la central térmica de Andorra en 1981, vital para el desarrollo de las cuencas mineras durante todos estos años; o el lanzamiento del primer Corsa, el 5 de noviembre de 1982, para apuntalar la fábrica de Opel Figueruelas, que tanto ha representado en la historia industrial de la comunidad autónoma. En esa histórica jornada, reafirmó que "España es Aragón" y proclamó: "Estamos con vosotros en cuerpo y alma y estad seguros de que Aragón, sus hombres, sus tierras ahora resecas, ocupan un lugar angustioso en nuestras preocupaciones".
Infraestructuras esenciales como la primera conexión del AVE Zaragoza Madrid, a cuyo estreno tampoco faltó el 10 de octubre de 2003; el corte de cinta, el 14 de junio de 2008, de la Expo Zaragoza -a cuya celebración tanto apoyo callado le brindó- o la asistencia a la entrega del Gran Premio Aragón 2010 en Motorland (Alcañiz) jalonan una historia compartida de alegrías -como la reapertura de la Seo, el 12 de noviembre de 1998-, pero también de tristezas.
Consuelo ante el dolor
El Rey emérito supo estar con el dolor de todos los aragoneses al visitar Zaragoza tras el atentado de ETA contra la casa cuartel en 1987 o cuando acudió al camping las nieves de Biescas tras la tragedia de la riada que se cobró 87 víctimas en 1996. Años más tarde, en 2003, también vendría a Zaragoza a acompañar a las familias de los militares fallecidos en 2003 a bordo del Yak-43.
En lo bueno y en lo malo. Como dijo en una recepción en el Ayuntamiento de Zaragoza el 1 de junio de 2008, tras la celebración del desfile militar del día de las Fuerzas Armadas, "los aragoneses siempre estarán en mi corazón". Y así ha sido en un idilio que ha mantenido con la capital aragonesa, viniendo siempre que ha podido a maniobras militares, entregas de despachos en la Academia y despedidas de tropas.
Pero también ha tenido un vínculo especial con la provincia de Huesca, donde ha acudido a disfrutar de una de sus pasiones, el esquí, sobre todo en las estaciones de Astún, Candanchú y Formigal, sin dejar de aprovechar esas visitas para promocionar el proyecto olímpico de Jaca.
Con Teruel ha mantenido una estrecha relación desde que en su juventud visitara los fines de semana, que salía de la Academia General Militar, la comarca del Jiloca para cazar en Navarrete del Río (una pedanía de Calamocha). La realidad de las comarcas mineras le traería a esta provincia años después, en 2002, con doña Sofía: "Venimos a estar con vosotros, a escucharos y hacer nuestras las inquietudes turolenses y aragonesas", dijo a su llegada a la localidad turolense de Utrillas. Quiso así reconocer el esfuerzo permanente de la provincia por mejorar unas condiciones de vida "que no son fáciles".
