"Desescalar" a tres insultos por minuto

"Manipulador", "chapucero", "fraudulento", "cacatúa"... son solo algunos de los adjetivos que se han escuchado este miércoles en el Congreso antes de la votación de la prórroga del estado de alarma.

Abascal, Casado, Sánchez y Rufián en el Congreso
Abascal, Casado, Sánchez y Rufián en el Congreso
Efe

Es época de "desescalada", pero en el Congreso escalan los insultos. La portavoz del grupo socialista, Adriana Lastra, ha contado los de Pablo Casado en un cuarto de hora: 37, a una media de casi tres por minuto.

Se veía venir. El nivel de tensión de los tres debates previos para autorizar las prórrogas del estado de alarma no paraba de crecer.

Excepto los grupos que forman el Gobierno, toda la oposición, incluso la que ha estado en esos 178 votos a favor de la cuarta ampliación, ha criticado este miércoles la gestión de Pedro Sánchez, bien porque no dialoga, bien porque no coopera, bien porque concentra competencias, bien porque fue a buscar a Ciudadanos.

Gabriel Rufián ha estado enfadado este miércoles: ha acusado de "chantaje" al Ejecutivo, ha amenazado con fastidiar la legislatura, se ha metido con la derecha (Santiago Abascal ha esgrimido la defensa de la comunidad homosexual, lo que ha chirriado considerablemente a la izquierda) y la ha tomado con Jaume Asens, de En Comú Podem.

Bien es cierto que el "común" había lanzado alguna "puyita" a ERC por aterrizar en el no a la prórroga, y esto a Rufián no le ha gustado un pelo: parafraseando al presentador Jorge Javier Vázquez, le ha espetado: "Pero qué pinta Esquerra aquí".

El enfado está en los discursos, porque el hemiciclo lo ocupan apenas medio centenar de diputados y en los escaños guardan silencio. Menos uno.

Lastra ha llamado a García Egea "cacatúa", porque no paraba de hablar mientras ella criticaba a Pablo Casado sin descanso en la tribuna de oradores y, como se oye todo en el hemiciclo, más si está semivacío, pues la portavoz socialista ha estallado.

A la dirigente del PSOE le acusan de agresividad; no ha extrañado que Inés Arrimadas se consolara de no haber estado en su diana un día como hoy.

Cs ha mantenido su sí a la prórroga y ha cobrado un protagonismo tremendo. Sánchez, que no da puntada sin hilo, le ha dicho a su líder: "Ha demostrado que se puede ser más relevante con 10 escaños que otros con 88".

Había dicho 89, pero se ha equivocado, porque Isidro Martínez Oblanca, de Foro, aunque aliado con el PP, no es del PP.

Oblanca, por cierto, no se ha perdido una sesión desde que se decretó el estado de alarma, a pesar de que está alternando estos días sus obligaciones como diputado con su vocación de enfermero, su profesión, en un hospital de Gijón.

Hablábamos de Cs. Inés Arrimadas, cuyo embarazo está ya muy avanzado, ha reaparecido en el Congreso este lunes con mucho cuidado y siempre interviniendo desde el escaño.

Claro que ha criticado al presidente, pero al menos ha abierto una rendija de esperanza: "Será mi última intervención antes de traer un niño a este mudo, así que no piensen en salvar un Gobierno a toda costa, sino en salvar vidas".

Sánchez ha estado duro con Casado, y Casado ha estado duro con Sánchez. La ofensiva del presidente del Gobierno ha tenido este corolario: "No nos entendemos".

La ofensiva de Casado la ha secuenciado Lastra: 37 insultos en 15 minutos: "manipulador", "malversador", "chapucero", "fraudulento"... Lastra, incluso, ha "cogido aire" para seguir. Pues eso: a tres insultos por minuto.

El líder de Vox, Santiago Abascal, también ha repartido. A Sánchez, por supuesto, pero también a Iglesias. De él ha dicho que tiene "una soberbia soviética".

El vicepresidente tercero ha estado a ratos en el escaño, no así Sánchez, a quien no le dejan ni ver el móvil. Para una vez que lo mira y se lo afea Laura Borràs...

Imagen de Calvo desde la señal en directo de Efe, compartida en redes sociales
Imagen de Calvo desde la señal en directo de Efe, compartida en redes sociales
HA

También ha aguantado la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, quien reaparecía tras haber superado su enfermedad, y con buena cara, todo hay que decirlo; pero ha debido pasar frío en el hemiciclo porque ha estado un rato cubierta por un chal.

Frío está el ambiente en el Congreso, a ver cuándo se completa su "desescalada" y los diputados vuelven. Y los periodistas volvemos.

Puede que para entonces no haya estado de alarma. 

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