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España suspende en digitalización empresarial y está casi a la cola de la UE

El gasto en TIC cayó un 25% el año pasado, se usan muy poco las tecnologías vanguardistas y la cifra de empleados especialistas está ya en mínimos.

Madrid, 18 abr. (COLPISA, J. A. Bravo)
Los ordenadores se deben mantener protegidos con una buena contraseña.
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«Profundamente deficitaria y decepcionante». Son los calificativos gruesos que UGT emplea en su último informe sobre la digitalización de las empresas españolas para encender las alarmas sobre un problema que otras organizaciones venían advirtiendo hace tiempo. La CEOE, que reclama un acuerdo nacional en esta materia supervisado por el Parlamento, ha elaborado un Plan Digital para el próximo lustro con el que crear 250.000 empleos nuevos y elevar un 3,2% el Producto Interior Bruto del año 2025.

Pero para ello hay que reforzar las bases actuales e incrementar las inversiones. El gasto empresarial en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) se desplomó un 25% en 2019 -retrocediendo a niveles de 2015-, con 3.204 millones de euros y una caída de 1.100 millones en solo un año, según el INE.

"Falta de decisión" de las empresas

Esa «falta de decisión» del tejido empresarial español para secundar la transformación digital, critican desde UGT, se acusa en la confusión de parte de ellas al priorizar objetivos. Por ejemplo, la cifra de compañías con presencia en redes sociales triplica a las que venden por internet, «lo que denota poca preparación y sensibilización para comprender este proceso de disrupción».

Eurostat, la agencia estadística europea, arroja otro dato revelador: de los 28 países que formaban la UE en 2019 (Reino Unido incluido), España ocupaba el puesto 22 en empresas con alto nivel de intensidad digital (solo el 13%), en el furgón de cola de la Europa comunitaria. Y en el ranking negativo de las compañías con baja intensidad, subía hasta el quinto puesto (detrás de Estonia, Croacia, Hungría y Lituania), con el 57% de su ámbito empresarial en esa lista negra.

Pero la relación de problemas continua, pues las tecnologías vanguardistas tienen una presencia «casi testimonial» -critica UGT- entre el tejido productivo español. Solo el 42,5% de las empresas medianas utilizan la nube digital en su trabajo ('cloud computing') -frente al 62,1% en las grandes-, el 24,4% de las pequeñas y tan solo una de cada diez en las microempresas, aquellas con menos de diez empleados o que facturan por debajo de los dos millones de euros anuales.

El problema es que España es aún, básicamente, un país de tejido empresarial micro. De los 3,36 millones de sociedades activas a inicios de 2019 (últimos datos del INE), el 82,7% tenían dos o menos trabajadores, y solo el 2,1% más de 20 empleados. Y del total de microempresas, apenas el 1,8% usaban 'big data', es decir, aprovechamiento de datos a gran escala para sus negocios, algo que solo hacían el 6,7% de las compañías pequeñas, el 13,3% en las medianas y únicamente tres de cada diez de las grandes.

La perspectiva empeora si atendemos -conforme al estudio de UGT y las cifras del INE en 2019- al uso de robots para el trabajo, que emplean una de cada cuatro grandes empresas (26%), frente al 17% de las medianas y el 9% de las pequeñas. Menos aún recurren a impresoras 3D, que han cobrado una importancia inusitada en la lucha contra la pandemia de Covid-19: solo las usan el 8,3% de las grandes, el 5,7% de las medianas y el 2,6% de las pequeñas. De las de tamaño micro no hay datos disponibles porque su utilización es residual.

Escasa formación

Esa resistencia aparente de las compañías a transformarse digitalmente deviene en una renuncia a formar a sus plantillas. Así, el año pasado 10,7 millones de trabajadores en España no se habían preparado nunca en ese terreno, dato que se compadece con que casi 12 millones de ciudadanos (el 33,5% de la población) solo acreditaba habilidades digitales básicas. Solo el 60% de los empleados usa un ordenador conectado a internet para trabajar, y al 50% se les facilita un dispositivo móvil con conexión digital para sus tareas profesionales.

También faltan especialistas en TIC, que solo emplean el 17,5% de las empresas, el peor registro histórico. Según cálculos de DigitalEs (la patronal de las grandes 'telecos'), hay 10.000 empleos tecnológicos vacantes en España por falta de cualificación, pero UGT lo tacha de «mito» y replica que solo el 3,3% de las compañías ha tenido problemas para cubrir estos puestos cualificados.

Por sectores, no obstante, se observa un gran desequilibrio y el mayor atraso se da en construcción, actividades administrativas y auxiliares, y transporte. Como colofón, la ratio de empresas innovadoras es la más baja en doce años y su gasto, 5.000 millones inferior a los 16.200 de 2010.

Los mejores regsitros, en infraestructuras y administración electrónica

La otra cara de la moneda del aprobado justo que España, como país, recibe en digitalización desde distintos institutos y organizaciones son sus infraestructuras y la llamada administración electrónica. Y es que ocupa el cuarto puesto de la UE en servicios públicos de carácter digital, solo por detrás de Finlandia, Dinamarca y Suecia.

Incluso asciende al segundo lugar en el indicador de datos abiertos, gracias en buena medida a prácticas ya relativamente asentadas como la tramitación 'online' del IRPF y otros impuestos, o la concertación de cita y otros trámites sanitarios por vía electrónica (aunque con un nivel de seguridad media, según reconoce el ministerio). Asimismo, el 76% de los usuarios de internet españoles ya participa de forma activa en los servicios de la administración electrónica.

Estos datos figuran en el Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI), un informe anual desglosado por países que la Comisión Europea (CE) realiza desde 2015. En su última edición, de 2019, sitúa a España en el puesto undécimo de los Veintiocho (aún con Reino Unido) tras valorar más de una docena de parámetros. El otro apartado donde mejor aparecía es en infraestructuras, comparables en parte a países como Japón y Corea del Sur.

Así, la cobertura de banda ancha fija llegaba al 97% del país y la de redes de comunicación 4G al 94%, mientras el 88% de los hogares tenía acceso a redes de banda ancha ultrarrápida. En cuanto al despliegue de 5G, España había asignado ya el 47% del espectro (armonizado a nivel de la UE) y ocupaba el sexto lugar de la UE en su preparación, pero la crisis creada por la Covid-19 ha obligado a suspender las próximas subastas y podrían retrasarse los plazos de implantación.

El uso de internet era generalizado (83% de la población), pero solo la mitad de los mayores de edad (el 55% de 16 a 74 años) tenía capacidades digitales básicas. Además, la CE sitúa a España abajo (puesto 19) en el peso del sector TIC en la economía nacional, con un 3,4% del PIB frente a la media europea del 4%.

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