"Los trabajadores pobres han sido las primeras víctimas de la crisis"

Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja, advierte que cuando se levante el confinamiento se hará visible con crudeza la "extrema soledad" que están sufriendo los ancianos.

La pobreza siempre afecta a los más pequeños.
La pobreza siempre afecta a los más pequeños.
HA

La crisis del coronavirus ha dejado a la intemperie a los damnificados por la llamada "nueva pobreza", personas que ganaban algo de dinero y eran capaces de sobrevivir gracias a microtrabajos, contratos temporales y empleos de muy escasa retribución. "Los trabajadores pobres y quienes se encontraban atrapados por una economía de supervivencia han sido las primeras víctimas en caer. Están abocados a recibir ayudas. Ya se encontraban en una situación muy frágil y nosotros les servimos de colchón hasta que la situación mejore o las administraciones arbitren soluciones más contundentes", dice Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja Española. 

La ONG despliega estos días la mayor movilización de recursos y voluntarios en su historia con un plan con el que pretende atender a millón y medio de personas de forma directa para paliar la crisis provocada por la Covid-19. La iniciativa, que dispone de un presupuesto de 11 millones de euros, involucrará a 40.000 voluntarios. Por ahora, la organización ha montado 16 instalaciones hospitalarias temporales para descongestionar el sistema sanitario y 86 albergues que dan cobijo a 3.700 indigentes. El programa de empleo de Cruz Roja, del que se benefician 90.000 personas al año, se ha reforzado para seguir ayudando a parados mediante la atención telefónica, las redes sociales y la web de la institución. La ONG está buscando en este momento a candidatos idóneos para desempeñar tareas agrícolas. "En estos días hemos firmado unos 400 convenios con empresas para reclutar a trabajadores cuando cese el confinamiento".

Un objetivo prioritario del plan es la entrega directa de alimentos y fármacos a personas mayores que se encuentran solas. Toni Bruel argumenta que cuando se levanten las restricciones a la libertad de movimientos, se observará con crudeza la extrema soledad que sufren muchas personas mayores. 

Cruz Roja trata de atenuar con su plan la brecha digital repartiendo tabletas entre los niños con menos recursos para que puedan completar sus estudios. Otra misión que se ha impuesto la entidad es ayudar a las prostitutas que han quedado desamparadas por la emergencia. Bruel es partidario de la aprobación de una renta mínima vital para hogares pobres no solo por cuestiones humanitarias, sino también socio-económicas. "Está comprobado científicamente que siempre es mejor disponer de una base económica que permita la supervivencia de los más vulnerables que montar una cadena asistencial, que es mucho menos inclusiva y más cara de mantener".

"La crisis más compleja"

El coordinador general de Cruz Roja ha gestionado la ayuda en crisis devastadoras, desde el ébola al huracán Mitch, pasando por el tsunami que asoló las costas de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y otros países. Eran desastres que estaban acotados en el tiempo y ubicados geográficamente con nitidez. Tampoco la crisis del coronavirus es equiparable a la debacle de 2008 porque en aquellas fechas hubo más tiempo para coordinar la respuesta. "Es la crisis más compleja a la que me he enfrentado y la que presenta mayores incertidumbres. Los efectos sociales nos obligarán a cambiar nuestra metodología de trabajo". La organización humanitaria ignora si se producirán desplazamientos masivos de refugiados en el caso de que el virus castigue con saña a África. "Es una incógnita. En Asia, donde apareció primero la enfermedad, no hubo grandes migraciones, Ahora, de momento, todo el mundo está quieto".

Cuando la presión afloje, Bruel cree necesario hacer una reflexión sobre la manera en que se ha abordado el contagio en las residencias de ancianos. "Ha fallado cómo se ha respondido a una emergencia. En el día a día probablemente estos centros funcionen bien, pero se ha demostrado que hay que estar preparados. A partir de ahora los geriátricos seguramente requieran de planes para afrontar una crisis de estas características. En realidad ninguno lo teníamos previsto".

El responsable de Cruz Roja cree que la movilización social es necesaria para resolver el problema, como aconteció en los años ochenta en la lucha contra el sida. "El estigma social también se reproduce en la actualidad", advierte Bruel, en alusión a los trabajadores que trabajan con infectados y que son rechazados por sus vecinos.

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