coronavirus

Madrid, reconversión de urgencia para luchar contra el virus

Algunos edificios emblemáticos se transforman en hospitales de campaña, hoteles medicalizados o morgues provisionales, con la Guerra Civil como único precedente.

María López
UCI acondicionada por el Ejército en un pabellón de Ifema.
UCI acondicionada por el Ejército en un pabellón de Ifema.
EFE

Tras dos semanas de estado de alarma, Madrid y sus instalaciones se han ido transformando para luchar contra el virus, con hospitales de campaña, hoteles medicalizados o dos morgues provisionales que ilustran una reconversión de urgencia, con la Guerra Civil como único precedente.

Aunque "lo de la guerra era otra cosa", afirma en conversación telefónica con Efe Pedro Montoliú. Cronista de la Villa desde 1999, no encuentra sin embargo ningún otro acontecimiento que, desde entonces, haya tenido un "impacto total" en el conjunto de la ciudad como el que ahora ha provocado el virus.

Sensación de "irrealidad"

Los espacios reconvertidos por el COVID-19 generan una sensación de "irrealidad" entre los madrileños, aunque también de añoranza y "tristeza", porque cuesta imaginar que una pista de patinaje, hasta ahora sinónimo de diversión, se ha convertido en una morgue o que un estadio vacío, el del Real Madrid, vaya a almacenar material médico. Una transformación que imaginamos, pero que, confinados en nuestras casas, no podemos ver.

Vacíos de turistas, los hoteles medicalizados fueron el primer recurso extraordinario contra la pandemia en comenzar a funcionar. Hasta ahora se han abierto nueve y podrán aumentar hasta 40 con un total de 9.000 camas destinadas a pacientes leves, atendidos por licenciados en Medicina que aún deben examinarse del MIR. Además sanitarios y otros colectivos tienen a su disposición otros ocho alojamientos.

Aunque se cita a China como pionera en una estrategia que busca reducir la presión asistencial, los hoteles madrileños ya fueron hospitales en 1936: el Ritz y el Palace eran "hospitales de sangre" y el mismo camino, convertirse en clínicas, siguieron en la guerra el resto de grandes alojamientos, salvo los dedicados a la prensa.

El más grande de España

El centro de Madrid ya no es Sol, el centro de Madrid mientras que dure la crisis es Ifema. El recinto ferial, al que los ciudadanos acuden para visitar Fitur, ir a conciertos o ver el arte contemporáneo de ARCO, es el salvavidas de la capital en los momentos más duros. Lo fue en los atentados del 11 de marzo y tras el accidente de Spanair, cuando se convirtió en un anatómico forense de emergencia.

Ahora se vuelca en salvar vidas, reconvertido en un hospital de campaña con 1.300 camas -ampliables a 5.500- y que, cuando funcione al máximo, tendrá también 1.300 sanitarios entre médicos, enfermeros y celadores. En el subsuelo decenas de tuberías llevan oxígeno a los pacientes, en la superficie se han donado flores, respiradores o frutas y se aplaude cada alta.

Una pista de patinaje y el 'donut' de Valdebebas, morgues provisionales

El Palacio de Hielo usado como morgue en Madrid ante el Covid-19
El Palacio de Hielo usado como morgue en Madrid ante el Covid-19
CHEMA MOYA/EFE

Entre calles vacías y balcones repletos una de las imágenes más duras que deja la pandemia es la del Palacio de Hielo, una pista de patinaje olímpica en un centro comercial reconvertida en morgue para albergar a los fallecidos en los hospitales, en una región en la que se acumulan ya 2.412 muertes.

Cuando lo piensa, Natalia siente "tristeza". Para esta periodista el Palacio de Hielo simboliza una de sus últimas experiencias más agradables: apuntarse a una escuela de patinaje para adultos con 45 años. "Me encantaba ir, me caía y me levantaba", cuenta.

Ahora le da "impresión" imaginar cómo conviven los féretros con los anuncios publicitarios que ofertan patines de segunda mano o cuchillas. "Lo que no puedes ver no puedes asimilarlo", afirma.

En cambio, el conocido como 'donut' de Valdebebas, el único edificio construido en el inacabado Campus de la Justicia proyectado por Esperanza Aguirre, no ha sido usado nunca. Hasta ahora, pues en los próximos días funcionará como morgue para acoger 200 cadáveres.

"Es un edificio que está completamente aislado", explicaba Ángel Garrido, entonces presidente autonómico en septiembre de 2018, para justificar que su Ejecutivo abandonase un proyecto del que, en época de Ignacio González, se llegaron a pagar 91,7 millones de euros, aunque sólo se levantó el Instituto de Medicina Legal.

Estadios de futbol y pabellones como almacenes y hospitales

Fachada del estadio del Santiago Bernabéu.
Fachada del estadio del Santiago Bernabéu.
Joaquín Corchero/AFP

El virus también ha vaciado las instalaciones deportivas, que mutan para ser hospitales como el pabellón deportivo de la Universidad de Alcalá, donde Médicos Sin Fronteras ha montado un hospital temporal con 82 camas o del Carlos Sastre, en Leganés.

En la capital, el Real Madrid espera instrucciones por parte del Gobierno para albergar en el estadio Santiago Bernabéu material médico, aunque por el momento el Ejecutivo distribuye todo el que recibe a las comunidades autónomas, según señalan fuentes del club.

A Luis -nombre ficticio-, acomodador en el estadio, le cuesta imaginarse el Bernabéu como almacén. No lo pisa desde el pasado 1 de marzo, cuando se celebró el último partido, el 'clásico'. Acostumbrado a llegar dos horas antes de cada encuentro echa de menos el fútbol, del que disfrutaba tras llenarse las gradas.

También el parque de Bomberos número 5 funciona como almacén, mientras que en el pabellón que la Policía Municipal ocupa en la Casa de Campo se hacen test PCR a los funcionarios del Ayuntamiento.

El único precedente de una mutación así para dar respuesta a la emergencia es la guerra. Entonces las calles de la capital tenían más gente que ahora, porque los madrileños sabían dónde caían las bombas y seguían saliendo. Muchos convirtieron el Metro en su residencia, ocuparon edificios en el barrio de Salamanca, que no era blanco de la artillería o evitaban la Gran Vía, conocida como la "avenida del 15 y medio" por el calibre del armamento.

"Yo hablando con gente de edad que sí vivió la guerra, les he notado menos preocupados, cuando se les comenta lo de la guerra... Lo de la guerra era otra cosa", señala Montoliú, aludiendo al desabastecimiento, el hambre, la duración del conflicto -de casi tres años- o el número de fallecidos.

Afortunadamente, confinados en nuestras casas con Internet, suministros y una emergencia que "va a durar muchísimo menos", la actual situación "no es comparable".

Y el pueblo de Madrid, asegura su cronista, saldrá "reforzado", detectará los "fallos" y atenderá a la sanidad y a las residencias con un "espíritu diferente". 

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