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Sanchez promete como presidente pero retrasa el anuncio del nuevo gobierno

Es la segunda vez que Sánchez cumple con este trámite, por el que ya pasó en junio de 2018, tras la moción de censura que le llevó a la Moncloa. El líder socialista se convirtió entonces en el primer presidente del Gobierno de la democracia que prometía su cargo solo ante la Constitución, sin crucifijo ni Biblia. 

Sánchez ha cumplido con la fórmula de prometer por su "conciencia y honor" el compromiso de presidir el nuevo Gobierno de España.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha prometido este miércoles su cargo ante el Rey Felipe VI y sobre un ejemplar de la Constitución española y, tal como hizo ha en junio de 2018, sin crucifijo ni Biblia. Pero el presidente ha dejado para la próxima semana el anuncio del nuevo gabinete, una decisión que ha suscitado críticas en la oposición y los socialistas han justificado en la necesidad de perfilar al detalle la estructura del primer Ejecutivo de coalición de la actual democracia.

Aunque no hay gobierno y diecisiete ministros están en funciones, los grupos parlamentarios socialista y Unidas Podemos han firmado este miércoles un protocolo por el que se comprometen a actuar con "lealtad, cooperación, corresponsabilidad y estabilidad", actuando en todo momento con "diálogo, consenso, negociación y buena fe" para implementar el programa conjunto del gobierno progresista.

Según este protocolo, en los primeros 30 días desde la conformación del gobierno progresista de coalición, PSOE y Unidas Podemos se comprometen a constituir una comisión permanente de seguimiento del acuerdo, que también se denominará mesa permanente, para revisar el funcionamiento de la coalición y el cumplimiento de los objetivos propuestos.

Pese al vacío temporal de Gobierno, el gabinete de Sánchez también se ha puesto en contacto con el del presidente de la Generalitat, Quim Torra, para cerrar una primera conversación telefónica entre ambos y una primera reunión que sirva para iniciar la mesa de diálogo con Cataluña, que deberá convocarse en un plazo de quince días.

La resolución de Sánchez de darse "unos días" para comunicar un gabinete, que se daba prácticamente por cerrado en la semana previa al debate de investidura, ha sido justificada por la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo.

"No es extraño que el presidente necesite unos días para armar un Gobierno. Ahora está haciendo modificaciones" con el propósito de conformar un Gobierno "estable, constructivo y que dure cuatro años", ha aseverado la vicepresidenta.

De momento, este viernes no está previsto que se celebre el Consejo de Ministros y, de hecho, no ha sido convocada la comisión de subsecretarios. Cabe la posibilidad de que haya un Consejo extraordinario a mitad de la próxima semana.

Hoy, en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, donde Sánchez ha prometido el cargo, el ya presidente se ha comprometido a gobernar "para hacer avanzar España con valores progresistas y sin dejar a nadie atrás" y "poniendo a las personas en el centro de la política".

Cuando el monarca le ha dado la enhorabuena, Sánchez ha comentado: "Ocho meses para diez segundos". A esto, el jefe de Estado le ha apostillado que ha sido "rápido, simple y sin dolor", aunque, a renglón seguido, ha precisado en tono de broma que "el dolor viene después".

Primera minicrisis

Para el PP, que Sánchez haya prometido el cargo sin nombrar ministros supone la primera "minicrisis" del Gobierno de coalición. Una "minicrisis" que achacan al anuncio, por parte de Unidas Podemos, de sus nombramientos sin esperar a que lo hiciera el presidente electo.

Para el portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, Sánchez está "claramente enfurecido" por los anuncios de sus socios. "Se están tirando de los pelos antes de empezar y eso tiene un nombre que es minicrisis", ha enfatizado el responsable popular.

También el líder del PP, Pablo Casado, ha arremetido contra Sánchez. Casado ha acusado al presidente de "engaño masivo a los españoles" por supuesta prisa en formar Gobierno cuando ahora va a esperar hasta la semana que viene y ha advertido de que los populares intentarán que este Ejecutivo "dure lo menos posible".

El portavoz del grupo socialista en el Senado, Ander Gil, ha salido en defensa de Sánchez. Es "lógico", ha dicho, que una vez "superadas las dificultades" de la negociación para la investidura el presidente se tome unos días antes de anunciar la composición de su gabinete de coalición.

De hecho, el senador socialista ha insistido en que es "normal" que Sánchez espere unos días y ha recordado que su predecesor en Moncloa, Mariano Rajoy, tardó hasta diez días en nombrar ministros.

Sánchez ha cumplido con la fórmula de prometer por su "conciencia y honor" el compromiso de "cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros".

Tras la lectura del real decreto de su nombramiento, Sánchez se ha acercado a la mesa donde estaba abierta la Constitución y, tras una inclinación de cabeza ante el jefe de Estado, ha pronunciado la fórmula de promesa posando su mano derecha junto a una Carta Magna abierta por el artículo 99, el relativo al proceso de investidura tras las elecciones.

En el acto han participado también la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, como notaria mayor del Reino; y los representantes del Poder Legislativo y Judicial: las presidentas del Congreso y el Senado, Meritxell Batet y Pilar Llop, respectivamente; el del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes y el del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas.

Asimismo, estaban presentes el jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín; el secretario general, Domingo Palomo y el jefe del Cuarto Militar, Juan Ruiz Casas.

Es la segunda vez que Sánchez cumple con este trámite, por el que ya pasó en junio de 2018, tras la moción de censura que le llevó a la Moncloa. El líder socialista se convirtió entonces en el primer presidente del Gobierno de la democracia que prometía su cargo solo ante la Constitución, sin crucifijo ni Biblia.

Con la llegada de Felipe VI a la Jefatura del Estado, la Casa Real cambió el protocolo y permitió que los altos cargos prometiesen ante el Rey sin símbolos religiosos, conforme a la libertad religiosa recogida en la Constitución, pero Sánchez fue el primer presidente del Gobierno que prescindía de ellos.

En aquella ocasión, en la que Sánchez no había superado un proceso de investidura, prometió su cargo ante la Constitución abierta por el artículo 62, el que establece las funciones del Rey, incluida la de nombrar al presidente del Gobierno.

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